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En torno al Concilio Vaticano II. Claves históricas, doctrinales y pastorales

Congreso Internacional de Teología

Con motivo del 50 aniversario del desarrollo del  Concilio Vaticano II la facultad de Teología de la Universidad de Navarra ha organizado este ambicioso evento en el que se programaron más de treinta ponencias. Tuvo lugar del 16 al 18 de image-950b87a1e6fff068e7abdec2cb56e3d6octubre de 2013 en Pamplona.

Pienso que lo primero a señalar es el éxito de público, tanto en cantidad –llenazo del aula magna con gente de pie– como en calidad por la asistencia, y participación en los coloquios, de ponentes y no ponentes.

La mayoría de las conferencias suscitaron un vivo interés lo cual produjo a menudo interesantes –y a veces apasionados– debates, sobre todo entre profesores.

Como indica el titulo del Congreso, su contenido versó sobre los antecedentes y consecuencias del Concilio y su contenidos doctrinales y pastorales. A continuación señalare lo que a mi juicio merece ser más destacado.

La ponencia del prof. Jean-Dominique Durand de la Universidad de Lyon 3: «La Iglesia en la que vio la luz el Concilio». El profesor Durand expuso que el concilio tuvo lugar en el fin de la época de la modernidad debida sobre todo a causa de las dos guerras mundiales.  Hasta entonces la Iglesia se había mostrado al mundo con autoridad y severidad, por el contrario los documentos del Concilio son sólo expositivos y comprensivos. Así, el Concilio Vaticano II que debía ser continuación del precedente concilio, interrumpido por la toma de Roma por las tropas italianas, de hecho siguió un camino nuevo. Por primera vez no hay cánones de condena, sino que busca sobre todo "escrutar los signos de los tiempos" y privilegiar el espíritu pastoral.

Relevancia de algunos documentos conciliares

Momentos singulares del iter conciliar, a cargo de Mons. Gil Hellín, arzobispo de Burgos. El ponente destacó algunos documentos conciliares por considerarlos más importantes y así Lumen gentium, para mons.Gil Hellin, es «el momento más sobresaliente» del Concilio, un auténtico «vuelco» en la perspectiva de la Iglesia: la Iglesia se presenta como misterio, e inmediatamente como Pueblo de Dios. El segundo aspecto que da un realce especial a la Lumen gentium es la declaración sobre la sacramentalidad del episcopado, en un pasaje que podría considerarse como verdadera declaración dogmática.

Otro documento especialmente relevante, mencionados por Mons. Gil Hellín, fue la Constitución Sacrosantum Concilium sobre la reforma litúrgica en profundidad. Nunca un concilio había tratado con tanta amplitud la liturgia, ni nunca se había propuesto una reforma de tanto calado, aportando unas propuestas teológicas para cimentar firmemente la vieja catedral que se pretendía renovar.

La constitución dogmática Dei verbum de la que el ponente se destacó, sobre todo, tres aportaciones: la naturaleza de la Revelación, la relación entre Escritura y Tradición, y el último capitulo sobre la Escritura en la vida de la Iglesia.

El ponente destacó también el Decreto Presbiterorum ordinis sobre el ministerio y vida de los presbíteros en el que se expone esta cuestión con unas bases teológicas firmes y con unas consecuencias existenciales y pastorales orgánicamente estructuradas. La Declaración Dignitatis Humanae que aborda con una nueva perspectiva las relaciones de la Iglesia con la autoridad civil, con las demás confesiones y con el hecho religioso en general. Finalmente mencionó la Constitución pastoral Gaudium et Spes centrada en el sentido cristiano de la historia.

El ministerio petrino en la comunión de la Iglesia

El profesor Pedro Rodriguez hizo notar la actualidad de esta cuestión 50 años después del Vaticano II. Para enfocar debidamente el tema hay que partir de la afirmación del proemio de la constitución Pastor Aeternus del Concilio Vaticano I: la razón de ser del Primado es «que el Episcopado fuera uno e indiviso y que en el (Primado) se instituyó el principio y fundamento perpetuo y visible de unidad. Esta definición de los principios rectores de todas las atribuciones del papado se recogen tal cual en el capitulo III de la Constitución dogmática sobre la Iglesia Lumen Gentium. Esto es importante no solo de cara a las modificaciones que el ecumenismo haga aconsejables sino también para vivir plenamente «la comunión de la Iglesia».

La llamada universal a la santidad en la Iglesia

La llamada universal a la santidad es un punto capital del misterio de la iglesia. El profesor Aranda piensa que, por su relevancia, está necesitado de una reconsideración esmerada, tanto desde el punto de vista teológico como pastoral: la vocación a la santidad en la Eclesiología debe pasar de la periferia al centro. Una pastoral renovada de la identidad cristiana y educar al pueblo cristiano en la unidad de vida.

Quizás el tema mas tratado desde la clausura del Concilio hasta nuestros días ha sido la cuestión de su hermenéutica o interpretación. El profesor Gabriel Richi trato de la solución a este espinoso asunto por parte del Papa Benedicto XVI con la «hermenéutica de la reforma y la renovación».

Previamente el profesor Francesco Venuto de la Facultad de Teología de Turín presentó en una ponencia verdaderamente magistral sobre la historia de la hermenéutica del Concilio Vaticano II. Hasta el Sínodo Extraordinario de 1985, se vivió en la Iglesia una época de confusión, de posiciones encontradas e incluso de oposición abierta al magisterio del Papa Pablo VI, que culmino con la rebeldía declarada y violenta ante la Enciclica Humanae Vitae.

La valoración que del Sínodo de 1985 que hizo el profesor Venuto es ambivalente, por un lado las conclusiones del Sínodo son clarificadoras y prácticas, pero por otra parte «las polarizaciones eclesiales permanecieron sustancialmente intactas».

Fe cristiana y sociedad civil

La última sesión del Congreso constó de dos mesas redondas simultaneas. Una fue sobre las líneas de crecimiento de la Iglesia del siglo XXI y verso sobre el Ecumenismo en general y bajo las perspectivas protestante y ortodoxa.

Yo preferí asistir a la segunda que trato de la Fe cristiana y sociedad civil. Los ponentes fueron el profesor de filosofía Alejandro Llano, rector emérito de la Universidad de Navarra, la profesora del IESE Business School Nuria Chinchilla y el profesor Rafael Navarro Valls, catedrático de la Complutense de Madrid

La ponencia de Alejandro Llano trato de la presencia cultural y compromiso de caridad del cristiano en la sociedad. Se ocupó de temas candentes, la mayoría enumerados por la Doctrina social de la Iglesia. El coloquio que siguió a la conferencia fue largo y apasionado, al tratar aspectos por ejemplo como el carácter vinculante de algunos aspectos de la DSI sobre la inmigración. En todo esto terciaron los profesores Martin Rhonheimer y José Luís Illanes. El primero sostuvo que «emigrante» no es sinónimo de «pobre» y lo deduce del notable precio que hay que pagar a las mafias por el traslado y también por la ropa que usan. En resumen, el prof Rhonheimer es partidario de favorecer las iniciativas en los países de origen y puso ejemplos muy positivos de algún país de África.

Nuria Chinchilla hablo sobre «La conciliación trabajo y familia a la luz de las enseñanzas del Concilio Vaticano II» y basándose en la Gaudium Spes dijo: «la familia no es tan sólo un medio para la sotenibilidad económica y social...  Esta peculiar y única comunidad de vida y de amor produce el altruismo por excelencia, la gratuidad y la motivación trascendente en su sentido mas genuino». A lo largo de su disertación se podían ver los nuevos roles del hombre y especialmente de la mujer en la sociedad actual.

El profesor Rafael Navarro Valls comenzó su ponencia poniendo de manifiesto que «de los mil doscientos millones de fieles que se integran hoy en la Iglesia católica, tan solo un millón son religiosos o han recibido el sacramento del orden: los restantes son fieles corrientes». Pues bien, a toda esa multitud el magisterio del Concilio les otorga la misión de «iluminar y organizar todos los asuntos temporales a los que están estrechamente vinculados».

Navarro Valls hizo un profundo análisis de la stuación del catolicismo y la sociedad actual y concluyó que «en esta sociedad neopagana la situación es muy parecida a aquella que los primeros apóstoles encontraron en su tiempo».

No queremos terminar esta crónica sin apuntar que cada una de las ponencias ha sido merecedora de la asistencia a Pamplona. Pero un congreso menos extenso hubiera facilitado más la atención singular a las conferencias y mesas redondas.  

Joan Garcia Llobet

Doctor en Derecho Canónico

  • 30 julio 2014
  • Joan Garcia Llobet
  • Número 47

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