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Falacia de la ideología de género: reflexiones de un psiquiatra

La ideología de género está impulsada por el feminismo radical. Sustenta y nutre sus argumentaciones ideológicas con las aportaciones de los filósofos de la deconstrucción como Derrida, Zapata y Foucault. El feminismo radical apoyóimage-6a29b38cfb9e453beb396242860ab1fbinicialmente los argumentos en las investigaciones empíricas aportadas por los trabajos del Dr. Money. Este psiquiatra introdujo el término género en la antropología al tratar de estudiar las diferencias existentes entre hombre-mujer. Para él esas diferencias eran de naturaleza cultural a excepción de las lógicas anatómico-fisiológicas. El experimento John/Joan, aportado por Money con el que pretendía demostrar la validez de sus postulados de genero, afirmando que la sexualidad era solo cultural, resulto ser un engaño[1].

Curiosamente, los filósofos de la deconstrucción niegan el valor de las ciencias empíricas. Así en los años 70 negaron la existencia de las enfermedades mentales y los psiquiatras seguidores de estas teorías consiguieron cerrar los psiquiátricos de medio mundo. Para ellos, la enfermedad mental es producto de la imposibilidad de adaptación de las mentes sensibles a una sociedad represiva capitalista.

Las aportaciones, más políticas que antropológicas, de los filósofos de la deconstrucción demostraron ser un fracaso en la psiquiatría por irreales y tendenciosas políticamente hacia el mundo de la utopía marxista. Ahora veo que parecidos argumentos se repiten con la actual ideología de género. Mi conciencia me muestra lo contrario de lo que afirmaba Money: que hombre y mujer son personas iguales, con naturalezas psicológicas sexuadas diferentes y complementarias en cuanto a percepción y afectividad, independientemente de las aportaciones culturarles y educacionales que tengan.

La conciencia me dice que las ciencias basadas en la sola observación, siempre serán subjetivas y las ciencias basadas únicamente en el lenguaje, siempre serán aproximativas.

Mi experiencia clínica como psiquiatra me lleva a idénticas conclusiones.

 

La experiencia psiquiátrica

La psiquiatría para establecer sus diagnósticos se basa fundamentalmente en lo que el paciente manifiesta desde su intimidad en la entrevista psiquiátrica. Para ello es fundamental establecer buen rapport (relación de confianza comunicativa total entre paciente y médico). Por el lenguaje transferencial intuimos si lo que nos comunica el paciente nos da sensación de certeza, falsedad o si intenta manipularnos. Toda la información obtenida con la entrevista hay correlacionarla después con la observación o lo que la familia y sus cuidadores nos aportan.

El «yo» es donde reside la riqueza de conocimiento del hombre pero sólo podemos acceder a él si el hombre nos lo revela; podremos intuir lo que piensa o lo que nos quiere comunicar, pero sólo él conoce su intimidad. Las filosofías centradas en la persona valoran al hombre como ser libre, ético, amoroso, sexuado como hombre y como mujer y ambos complementarios en cuanto es familia, que es capaz de conocer la verdad...

Yo tengo conciencia (como verdad intuitiva) de que soy libre, de que soy persona individual, de verdad... Ya pueden explicarme los conductistas o neuropsicólogos que no es así, yo tengo la certeza intuitiva, de estas capacidades desde mi mismidad.

Entiendo que en este axioma está implícito lo que manifiesta San Agustín: «el alma conoce la verdad no por la abstracción de las formas sensibles sino solo por la intuición intelectual». O San Pablo al decir: ¿Qué hombre en efecto conoce lo intimo del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? ( 1 Cor 2,11)

En el Evangelio de San Marcos 21 se lee: «De dentro del corazón de los hombres, es de donde salen los malos pensamientos, fornicación...» El corazón, dicho de otro modo, es la intimidad del hombre, donde reside el «yo» del conocimiento y la libertad para hacer el bien o el mal.

Es una evidencia neurobiológica que el cerebro del hombre es sexuado, como varón o hembra, ya desde el inicio de su vida. El sujeto transexual percibe en su cuerpo un fallo en la identidad sexual: se siente mujer dentro de un cuerpo de hombre –o al revés– hasta el extremo de querer cambiar su anatomía sexual con intervenciones quirúrgicas, normalmente, dolorosas y poco afortunadas. Estas personas denuncian como tortura psicológica la educación impositiva cultural y moral que han recibido desde niños, contradiciendo con ello las premisas de la ideología de género que defienden el valor y fuerza de la cultura como única modelizadora del yo sexuado.

La inmensa mayoría de las personas nos sabemos y sentimos hombres o mujeres desde muy niños de forma acorde con nuestra anatomía sexual, sin el sentimiento de que sea algo impuesto o dirigido desde el exterior. El estudio llevado a cabo por Money intentando demostrar que la educación como niño o como niña es lo que produce la identidad sexual, y no la naturaleza sexual del individuo, no es correcto.

 

La libertad habla de la persona

Otro axioma defendido por las filosofías centradas en la personal es la libertad de la persona. Volviendo a la psiquiatría podemos definirla como la parte de la ciencia médica que estudia y trata las patologías de la libertad humana. Sus tratamientos van encaminados a recuperarla. Por ejemplo, una persona que tiene fobia al avión es aquella que tiene coartada su libertad para viajar en avión debido a la ansiedad que le produce el volar. De la misma manera, un alcohólico es aquel individuo que no puede dejar de beber alcohol, a pesar de saber que le es dañino. No tiene libertad. El adicto al sexo es el sujeto que se encuentra atrapado en unas conductas que no puede dejar de manera voluntaria.

Los tratamientos en estos pacientes van encaminados a curar esta falta de libertad. No es incumbencia de la psiquiatría tratar a individuos que, voluntariamente no quieran subir a los aviones o no quieran dejar de beber o de tener sexo a tope. Estos no son problemas que deba resolver la psiquiatría. Todo lo más serán sujetos que hacen un mal uso de su libertad y su problema será un problema moral o legal.

El internamiento psiquiátrico no tiene como función la privación de libertad del enfermo mental, sino todo lo contrario: evitar que debido a su enfermedad, que es lo que disminuye o quita su libertad, pueda hacer daño a otro, o a sí mismo, y superada la crisis volver a la calle. En ocasiones el tratamiento sólo puede realizarse desde una institución cerrada como es el caso de las toxicomanías, para evitar que el enfermo tenga acceso a las drogas hasta que exista la mejoría clínica suficiente para asumir su libertad.

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La antropología precisa de todas las ciencias que ayuden al conocimiento del hombre. Las empíricas siguen el método científico, las filosóficas el conocimiento intelectual y las teológicas la revelación divina. La antropología filosófica no puede prescindir de lo que el hombre revela de si mismo, desde su intimidad, con su autoconciencia de un «yo» individual, libre y trascendente, con principios éticos, morales, de masculinidad y feminidad, etc. Entiendo que ello enriquecería el conocimiento aportado por ciencias como la sociología, de la neuropsicología, la cultura, etc. evitando errores costosos.

Es constante en la historia del hombre querer explicar todo desde un solo principio que intuye cierto, pero que después absolutiza o universaliza (empirismo, marxismo, socialismo, nacionalismo, teísmo, racionalismo...) Las hipótesis se mantienen mientras las predicciones se cumplan. El problema aparece cuando se hacen cumplir artificiosamente porque se valora lo que interesa y se desprecia lo que se opone o debilita la hipótesis. Con esto nos convencemos de lo que queremos ser convencidos: así actúan los prejuicios,

Le diría a Jacques Derrida, teórico de la deconstrucción, que la naturaleza sí habla. Si escucha la voz de la conciencia, los crímenes del marxismo y del nazismo, hablan. Los atropellos y crímenes contra los indefensos, hablan. Hablan las corrupciones y abusos de poder. Los prejuicios de los que está impregnada la ideología de género, también hablan. 

Joaquim Muñoz

Doctor en Psiquiatría



[1] Ver Del sexo al género. La nueva revolución social, de Mª Isabel Llanes. EUNSA. Pamplona, 2010, y La ideología de género, de Jesús Trillo-FigueroA. LibrosLibres. Madrid, 2009.

  • 17 febrero 2012
  • Joaquim Muñoz
  • Número 41

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