Archivo > Número 32

Vida de Pablo de Tarso

 

Antonio Marcos García

 

Ed. San Pablo

Madrid, 2008

183 pág.

 

Escribir una Vida de Pablo, el hombre providencial, el mayor teólogo y el más grande obrero de la historia de la Iglesia, no es tarea baladí. En la pág. 11 encontramos la declaración de intenciones del autor: «No pretendo hacer una biografía de escuela, ni una obra docente y documentada (...) Estas páginas son una semblanza de cómo el que escribe ve a Pablo. Es un ensayo entre la ficción y la realidad; una literatura de camino que nace de los más image-fa7bfe71617cd7b7a2e9cc3bdbc9ef8asencillos sentimientos, de las emociones vividas a pie de aquellos lugares de la ruta de Pablo, la ruta de Dios, por la que un día pasé y llevo en el recuerdo, para soñar y vivir de aquellos días; los que he querido compartir contigo, querido lector o lectora». 

Efectivamente, el libro –siguiendo el relato de los Hechos de los Apóstoles– hace un repaso, sencillo pero completo, no desde la erudición pero sí con cariño y simpatía, de la vida de san Pablo. Aprovecha, además, para ir tratando los principales temas de la teología paulina al hilo de las vicisitudes de su vida; a la vez que va diseminando sencillas observaciones de tipo histórico, mitológico, geográfico o arqueológico para poder comprender mejor el contexto en el que se tuvo que mover san Pablo; y todo ello salpicado de reflexiones espirituales suscitadas por los acontecimientos.

Merece destacarse el cap. 6 –Evocaciones de Pablo en Grecia– en el que el autor hace un parón reflexivo en medio de la biografía paulina, para realizar un retrato interior del Apóstol destacando su fortaleza, adaptabilidad, corazón, entrega o disponibilidad. San Lucas pasa muy por encima lo que supuso Atenas en la vida de san Pablo: llegó ilusionado al lugar, culturalmente hablando, más importante del mundo y salió ignorado, fracasado, humillado. Nuestro autor recrea cuáles pudieron ser los sentimientos de Pablo en aquella situación. Algo análogo ocurre en el cap. 8 –De nuevo en Jerusalén–, donde el libro hace una emocionante descripción de los sentimientos de Pablo tras la vuelta del tercer, y último, viaje misionero, antes de enfrentarse a lo que él ya intuía que sería el inicio del fin.

Hay un leitmotiv que recorre buena parte del libro, la relación de Pablo con el resto de los Apóstoles, que es quizás una de las sorpresas del libro. En el fondo, aunque el Nuevo Testamento lo pase bastante por alto, Pablo fue siempre un incomprendido para el resto de Apóstoles, y no fue esta una de las menores dificultades que debió soportar. En este sentido, el autor intenta con frecuencia introducirse en la psicología de Pablo, para comprender cómo afronta los fracasos. Lo hace siempre, con la mayor simpatía, desde el punto de vista de Pablo.

En definitiva, un libro sencillo destinado al gran público, escrito desde la admiración hacia el Apóstol, buscando la sintonía espiritual con él.

Javier Jarne

 

 

 

 

 

  • 01 septiembre 2009
  • Antonio Marcos García
  • Número 32

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