Archivo > Especial 12

Palabras de Mons. Lluís Martínez Sistach en las Jornadas de Cuestiones Pastorales de Castelldaura

image-ac21a35cf0d2b21f504261113420a224 

Lluís Martínez Sistach

Cardenal Arzobispo de Barcelona

 

Palabras del Sr. Cardenal de Barcelona, Dr. Lluís Martínez Sistach, durante la inauguración de las Jornadas de Cuestiones Pastorales “Matrimonio y familia para una Nueva Evangelización”.

Castelldaura, 24 de enero de 2012

Un saluto cordiale a Su Eminenza il Cardinale Ennio Antonelli, Presidente del Pontificio Consiglio per la Famiglia. Ringraziamo molto a Su Eminenza la sua disponibilità e generosità per la sua qualificata presenza e per la richezza che ci offrirà con il suo intervento. La sua conoscenza della realtà del matrimonio e della famiglia in tutta la Chiesa serà per tutti noi un motivo per avere un senzo maggiore di cattolicità.

Saludo muy cordialmente también al Sr. Arzobispo de Urgell, al Vicario Delegado de la Prelatura en Cataluña, al Delegado Diocesano de Pastoral Familiar, a todos los organizadores de las Jornadas, los ponentes y los sacerdotes y laicos participantes. Es realmente un motivo de gozo encontrarnos juntos para orar, para convivir juntos y especialmente para enriquecernos con las exposiciones de ponentes muy cualificados.

El tema de estas Jornadas de Cuestiones Pastorales de Castelldaura toca directamente el matrimonio y la familia para una nueva evangelización. La temática es muy actual y muy importante y a la vez relaciona la realidad del matrimonio y de la familia –de la iglesia doméstica– con la nueva evangelización, como indicando que en la vida de los cristianos, individuales y asociados, todo debe ser evangelizador. La temática de estas Jornadas nos ayudará para animar a las familias cristianas de nuestras diócesis a participar en el Encuentro Mundial de las Familias que se celebrará en Milán del 30 de mayo al 3 de junio de este año.

image-ef2a18c60d2ef50b64a52dc131024c60

El matrimonio y la familia deben ser evangelizados y al mismo tiempo deben evangelizar. Y han de evangelizar sus propios miembros, ya sea de la familia más íntima como de la familia más amplia. Y han de evangelizar todos los que se encuentran –viven, trabajan y se relacionan– a su lado. La familia crea un número incontable de relaciones sociales y es necesario que en medio de estas relaciones sea portadora de Jesucristo y de su Evangelio, que su actitud como familia cristiana sea muy evangelizadora.

La temática de las Jornadas tratará del matrimonio y de la familia pero teniendo muy presente la nueva evangelización. Hoy todos estamos muy interesados y preocupados por la nueva evangelización en nuestros países de antigua cristiandad, evangelizados hace siglos y siglos, pero –pienso en las sociedades europeas occidentales– con mucha gente que vive como si Dios no existiera. Juan Pablo II y Benedicto XVI nos conducen hacia la nueva evangelización. El Plan Pastoral de la Archidiócesis de Barcelona que iniciamos este año está centrado en la nueva evangelización. La Iglesia está abocada a la nueva evangelización por varias razones. En primer lugar, porque la Iglesia existe para evangelizar como nos dijo Pablo VI en la Evangelii nuntiandi. En segundo lugar, porque constatamos en todo nuestro mundo cercano como nuestras sociedades, familias y personas se va descristianizando, es urgente evangelizar, anunciar a Jesucristo y su Evangelio. En tercer lugar, porque el Papa Benedicto XVI ha creado un nuevo Dicasterio de la Curia Romana, el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, que pone de relieve la importancia que el Santo Padre da a esta actividad esencial de la Iglesia. En cuarto lugar, el Papa ha determinado que el tema del Sínodo de los Obispos de octubre de 2012 sea la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. En quinto lugar, centrado más en Barcelona, participan con nosotros once ciudades por la “Misión Metrópolis”, con actividades comunes en todas las doce ciudades con un espíritu evangelizador, como será la sesión del “Atrio de los Gentiles” que celebraremos en Barcelona el mes de mayo. Todo esto nos lleva a relacionar el matrimonio y la familia con la nueva evangelización, lo que se hará durante estas Jornadas y nos ayudará en nuestro trabajo pastoral que todos realizamos como pastores.

image-066817ac95463a2fb0048384e4522aaa

Benedicto XVI, en las palabras que dirigió el pasado día primero de diciembre a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, les dijo que “la nueva evangelización depende en gran parte de esta iglesia doméstica. La familia fundada en el sacramento del matrimonio es una actuación particular de la Iglesia, comunidad salvada y salvadora, evangelizada y evangelizadora. Como la Iglesia, la familia está llamada a acoger, irradiar y manifestar en el mundo el amor y la presencia de Cristo”.

En Barcelona tenemos la Basílica de la Sagrada Familia, icono de la nueva evangelización y santuario de la familia. La Basílica une la familia y la nueva evangelización y la archidiócesis está muy interesada en que este monumento religioso, rebosante de belleza y de simbología bíblica, eclesiológica, catequética y litúrgica ayude a muchísimas familias a imitar a la Sagrada Familia de Nazaret y encontrar en la familia la auténtica belleza que lleva hacia Dios Suma Belleza.

Nunca agradeceremos suficientemente al Santo Padre Benedicto XVI que aceptara la invitación que le hice de dedicar el templo de la Sagrada Familia. Fue una celebración histórica, en la que participó también el amado Cardenal Antonelli, como responsable del Dicasterio dedicado a la Familia. Ha sido providencial que el siervo de Dios Antoni Gaudí nos haya dejado un proyecto único en el mundo que contribuye a poner de relieve el valor inestimable de la familia y realizar la nueva evangelización.

La hoy basílica de la Sagrada Familia nació para proponer la Familia de Nazaret como referencia espiritual para todas las familias. Josep Maria Bocabella, fundador de la Asociación de Devotos de San José tuvo esta inspiración en un viaje a Roma, en el que regalaron al Papa una imagen de la Sagrada Familia. Después de pasar por el santuario de Loreto, se propuso reproducir en Barcelona la Santa Casa, la cual, según la tradición, fue transportada por los ángeles desde Palestina a la basílica italiana donde ahora se encuentra.

image-aedbab62ffb2f2329e3f5fd3488eff63

Así se hacía realidad el proyecto pedagógico y espiritual de un gran apóstol de la familia, San Josep Mañanet, fundador de dos congregaciones religiosas –los Hijos de la Sagrada Familia y las Misioneras Hijas de la Sagrada Familia de Nazaret– de “hacer del mundo una familia y de cada familia un Nazaret”.

Nuestro querido arquitecto Antoni Gaudí, en su vida dio un gran testimonio de amor a su familia. Cuidó de su padre, que murió en la longeva edad de 93 años, conservando su energía y su clarividencia hasta el último momento. Para cuidar debidamente de su padre y de su sobrina Rosa Egea, hija de su hermana, huérfana y enferma, compró una de las casas construidas por él en el Parque Güell –ahora convertida en Museo Gaudí– y pidió la colaboración de unas religiosas para que los atendieran debidamente. Cuando, por la noche, volvía de su trabajo en la Sagrada Familia, siempre preguntaba: “¿Qué ha hecho la niña?”

Benedicto XVI, durante la hermosa homilía de la ceremonia de la dedicación nos recordó que “La iniciativa de este templo se debe a la Asociación de Devotos de San José, quienes quisieron dedicarlo a la Sagrada Familia de image-7fa24706e4b9f30293f5c362e47050a8Nazaret. Desde siempre, el hogar formado por Jesús, María y José ha sido considerada como escuela de amor, oración y trabajo. Los patrocinadores de este templo querían mostrar al mundo el amor, el trabajo y el servicio vividos ante Dios, tal como los vivió la Sagrada Familia de Nazaret”.

El Papa reconocía que “las condiciones de la vida han cambiado mucho y con ellas se ha avanzado enormemente en ámbitos técnicos, sociales y culturales”. Pero también añadió que “no podemos contentarnos con estos progresos. Junto a ellos deben estar siempre los progresos morales, como la atención, protección y ayuda a la familia, ya que el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su nacimiento, en su crecimiento y en su término natural. Sólo donde existen el amor y la fidelidad, nace y perdura la verdadera libertad”.

El Papa, al hablar ante este gran monumento a la familia como institución social fundamental, no dudó en resumir lo que se puede calificar como la “política familiar” de la Iglesia, al decir: “Por eso, la Iglesia aboga por adecuadas medidas económicas y sociales para que la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización; para que el hombre y la mujer que contraen matrimonio y forman una familia sean decididamente apoyados por el Estado; para que se defienda la vida de los hijos como sagrada e inviolable desde el momento de su concepción; para que la natalidad sea dignificada, valorada y apoyada jurídica, social y legislativamente. Por eso, la Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar”.

Y en la  alocución de la hora del angelus, que el Papa rezó desde la fachada del Nacimiento de la basílica, en un momento en el que las palabras de Benedicto XVI iban especialmente dirigidas urbi et orbi, a la Iglesia y al mundo, quiso de nuevo referirse a la familia, al decir: “Hoy, he tenido el enorme gozo de dedicar este templo a quien siendo Hijo del Altísimo, se anonadó haciéndose hombre y, al amparo de José y María, en el silencio del hogar de Nazaret, nos ha enseñado sin palabras, la dignidad y el valor primordial del matrimonio y la familia, esperanza de la humanidad, en la que la vida encuentra acogida, desde su concepción a su declive natural. Nos ha enseñado image-a18ba7d0d5369b8c51536aa260da2fa2también que toda la Iglesia, escuchando y cumpliendo su Palabra, se convierte en su Familia. Y más aún nos ha encomendado ser semilla de fraternidad que sembrada en todos los corazones aliente la esperanza”. Estas palabras nos ayudan a comprender el significado familiar y universal de nuestra basílica, que aspira a ser un símbolo de fraternidad entre todos los pueblos del mundo, para que constituyan una familia de la que se sientan todos ellos miembros solidarios.

Dado que sois sacerdotes quienes participáis en estas Jornadas, me complace mucho agradecer a los sacerdotes de las diócesis de Cataluña su espíritu eclesial, su trabajo constante y esperanzador y su disponibilidad. Conozco bien dos diócesis de Cataluña por haber sido obispo y una, Barcelona, ??por ser el pastor. Puedo afirmar que los sacerdotes de nuestras diócesis sois pastores por encima de todo y que buscáis el bien espiritual de los fieles. Siempre habéis sido acogedores con todos los que vienen de fuera y hoy lo continuáis haciendo con la multitud de inmigrantes que han venido a nuestra casa y nuestras comunidades son acogedoras y muchos inmigrantes desempeñan responsabilidades en las parroquias y comunidades, de tal modo que deseáis hacer de las parroquias auténticas familias para la nueva evangelización.

  • 23 marzo 2012
  • Lluís Martínez Sistach
  • Especial 12

Comparte esta entrada