Lecciones del cine oriental
El jurado de los XVIII Premios Cinematográficos Familia decidió reconocer tres películas del cine asiático estrenadas en 2013 en España por contener valores humanos, familiares y educativos. El vicepresidente de CinemaNet nos ofrece unas breves reseñas de estos filmes.
Ciertamente, las japonesas Una familia de Tokio, De tal padre, tal hijo y la china Una vida sencilla, producida en Hong Kong, han sido las ganadoras de la presente edición. Se trata de tres obras de gran categoría artística, que expresan la madurez del cine del Lejano Oriente.
Homenaje a Ozu
Una familia de Tokio (2013), del veterano Yoji Yamada, es un homenaje a uno de los tres grandes cineastas nipones: Yasujiro Ozu (1903-1963), que el pasado año se cumplió el cincuentenario de su muerte. Un maestro, junto a Kenji Mizoguchi y Akira Kurosawa, que fue votado por directores de cine de todo el mundo en la convocatoria de la revista Sight & Sound como el número 1 de la historia del séptimo arte, al igual que su película Cuentos de Tokio (1953), de la que este film en un remake con algunas variaciones.
Con el estilo característico de su maestro, Yamada (Osaka, 1931) evoca plano a plano las largas escenas íntimas y planos fijos, con amplios campo-contracampos, así como la sobriedad absoluta en el montaje y la dirección de actores, al igual que el sentido del detalle y la captación de los objetos. Perfeccionista y meticuloso como Yasujiro Ozu, el realizador de esta nueva película, reproduce su universo de silencio y tranquilidad, agridulce y sutil, que le aproxima al espíritu zen de su autor.
Una familia de Tokio es la entrañable historia de una familia japonesa, cuyos padres ancianos se desplazan del campo para visitar a sus tres hijos en la gran capital. Las relaciones familiares denotan valores humanos y espirituales poco frecuentes en las pantallas occidentales. Como escribe el crítico José María Aresté, «Yoji Yamada, con su guionista habitual Emiko Hiramatsu, narra con exquisita sensibilidad la historia, dotando a sus personajes de gran humanidad, también en sus ramalazos egoístas, o en sus debilidades, cierto mal carácter o el vicio del alcohol. Estos elementos están entreverados de generosidad y de un gran corazón, de un mejor conocimiento del otro, lo que conduce a un mayor aprecio, al amor».
El valor de la adopción
De tal padre, tal hijo (2013), de Hirokazu Kore-eda, es otra película magistral. Trata con la sutileza y delicadeza del cine japonés un serio problema sentimental. Dos familias, de distinta clase social, se ven afectadas por un cambio de hijos. La enfermera del hospital donde nacieron dos niños les intercambió la identidad por una venganza ajena a las familias. Y cuando los directores del centro les descubren este grave hecho, los padres sufren al tener que perder al hijo criado y adoptado sin saberlo.
En el film se destaca el amor, el cariño y el sacrificio por encima de la biología y los derechos de la sangre. Al final, las familias parecen quedar unidas en una sola. Además, el realizador nipón no cae en ningún momento en el sentimentalismo: su bella puesta en escena es muy comedida, aunque logra emocionar al espectador.
Con la parsimonia del cine de los grandes maestros nipones, Kore-eda (Premio del Jurado en el Festival de Cannes) describe magistralmente sus personajes y las relaciones entre padres e hijos, la influencia de las generaciones mayores sobre las jóvenes, donde también se muestran detalles de cariño, las desavenencias conyugales y los distintos modos de enfocar la educación.
La tercera edad
Una vida sencilla (2011), de Ann Hui, viene a ser un canto a la tercera edad, a los ancianos que acaban sus días en residencias, a sus cuidadoras y a las familias que acogen a estas personas. Expone el valor y el respeto a los mayores, así como la gratitud hacia quien ha gastado su vida por servir a los más jóvenes.
Aquí sí que el público derrama lágrimas, porque puede ver su futuro en esta gran película, llena de humanidad y no exenta de hondos sentimientos y solidaridad. Relata la historia de un productor de cine que dedica lo mejor de su tiempo para atender en sus limitaciones a la mayordoma que le cuidó.
Ann Hui, conocida por Vacaciones en Shanghai (1991), es una joven directora que pertenece a la nueva ola del cine de Hong Kong, donde ha rodado enteramente su película. Un film que transmite serenidad en torno a la vejez y la muerte, al tiempo que no elude hablar del dolor y de la enfermedad –cosa que no hace el cine occidental–; pero todo ello mostrado con simpatía y humor e ideas procedentes del taoísmo. Asimismo, en algunos aspectos, nos recuerda La balada del Narayama (1983), de Shohei Imamura.
Estamos, por tanto, ante tres lecciones artísticas, espirituales y humanas, que nos vienen del cine oriental. Un cine en auge –el mayor productor del mundo (China, 475 películas anuales; Japón, 448)– que está eclipsando a los filmes de Occidente, en plena crisis de valores.
Josep Maria Caparrós
Catedràtic d´Història Contemporània i Cinema
Universitat de Barcelona
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. FICHAS TÉCNICO-ARTÍSTICAS .
Una familia de Tokio (Tôkyô kazoku / Tokyo Family). Japón, 2013.
Director: Yoji Yamada.
Guión: Yoji Yamada y Emiko Hiramatsu.
Fotografía: Masashi Chikamori.
Música: Joe Hisaishi.
Intérpretes: Yu Aoi, Satoshi Tsumabuki, Yui Natsukawa, Kazuko Yoshiyuki, Jun Fubuki, Nenji Kobayashi, Isao Hashizume, Tomoko Nakajima.
Color - 146 minutos.
De tal padre, tal hijo (Soshite chichi ni naru), Japón, 2013.
Director: Hirokazu Kore-eda.
Guión: Hirokazu Kore-eda.
Fotografía: Mikiya Takimoto.
Música: Takeshi Matsubara.
Intérpretes: Masaharu Fukuyama, Ono Machiko, Maki Yoko, Lily Franky,Jun Fubuki, Megumi Morisaki, Kirin Kiki, Jun Kunimura.
Color - 120 minutos.
Una vida sencilla (Taojie / A Simple Life). China-Hong Kong, 2011.
Directora: Ann Hui.
Guión: Susan Chan y Lee Yan-lam.
Fotografía: Nelson Yu Lik-wai.
Música: Law Wing-fai.
Intérpretes: Andy Lau, Deanie Ip, Anthony Wong, Tsui Hark, Lawrence Ah Mon, Dennis Chan, Raymond Chow, Chan Wing-Chiu, Chim Sui-man, Hui Pik Kee.
Color - 117 minutos.
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