Beatificaciones en Tarragona
La Archidiócesis de Tarragona fue de las primeras que inició la recogida de testimonios sobre la muerte martirial del obispo auxiliar Manuel Borràs y de los presbíteros y seminaristas inmolados por odio a la fe en el dramático periodo de losaños 1936 al 1939.
Así, en 1959 se pudo presentar la documentación del Proceso al papa Juan XXIII, en la cual además del obispo auxiliar, 66 presbíteros diocesanos y 2 seminaristas de la archidiócesis, se añadieron 39 hermanos de las Escuelas Cristianas; 20 monjes benedictinos de Montserrat; siete carmelitas descalzos; siete claretianos; un religioso capuchino; y cuatro sacerdotes de la Fraternidad Terciaria de los Carmelitas de la Enseñanza (fundada por el P. Francesc Palau).
El hermano Joaquim Donato, de las Escuelas Cristianas, fue el postulador.
Las circunstancias políticas y sociales de los años sesenta y setenta en el Estado Español hicieron que, con gran prudencia, el papa Pablo VI –no suficientemente comprendido por todo el mundo en aquel momento– paralizara todas las causas de la persecución religiosa en España. Una vez pasada la transición política, y con un sistema democrático consolidado, Juan Pablo II permitió que las causas nuevamente fueran adelante, y se llevaron a cabo numerosas beatificaciones y hasta canonizaciones de mártires de la persecución religiosa de los años treinta. Concretamente, el primero de los canonizados fue el hermano de la Salle, san Jaume Hilari, hijo de Enviny, juzgado y condenado a muerte en el salón de actos del Seminari de Tarragona, únicamente por ser religioso, y fusilado en la colina de la Oliva, entonces en las afueras de la ciudad.
Juan Pablo II, en el umbral del año 2000, quiso que el testimonio martirial de la Iglesia Católica, especialmente del siglo XX, no quedara en el olvido y por eso escribiría: «es necesario que las Iglesias locales hagan todo lo posible para no perder el recuerdo de aquellos que han sufrido el martirio» (TMA 37).
El día 28 de junio de 2012, el papa Benedicto XVI recibía al cardenal Prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos, Angelo Amato, y entre otras cosas, autorizaba a la Congregación para promulgar los decretos relativos al martirio de nuestra Causa.
A partir de aquel momento, en Tarragona se comenzó a pensar en la celebración de la beatificación en nuestra ciudad, teniendo presente que el papa Benedicto era partidario de que las beatificaciones se celebraran en las Iglesias locales.
Otras causas de todo España también fueron autorizadas y la Conferencia Episcopal Española, de acuerdo con la Congregación para las Causas de los Santos, optó por una única celebración.
En la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española de noviembre de 2012, se decidió por gran mayoría que la ceremonia de beatificación de mártires del siglo XX en España, prevista para octubre de 2013, se celebrara en Tarragona.
El arzobispo Jaume Pujol fue quién hizo la propuesta a la Asamblea y la defendió en base al gran número de mártires que incluye la Causa de Tarragona así como también por la rica tradición de fe cristiana y martirial de nuestra tierra, que tiene en el obispo Fructuós y sus diáconos Auguri y Eulogi los protomártires hispanos en el año 259.
A partir de aquel momento, se inició la organización del acto; por un lado en la Conferencia Episcopal Española y por otro en Tarragona, con una continúa relación entre las comisiones de uno y otro lugar, que resolvieron las previsibles dificultades. En Madrid, hay que destacar el trabajo hecho por la directora de la oficina para la Causa de los Santos, Sra. Encarnación González. En Tarragona, con el arzobispo Jaume al frente, varias comisiones se pusieron en marcha para la preparación de toda la infraestructura que trató los ámbitos de la atención a los peregrinos; el voluntariado (más de ochocientos), que fue una de las claves del éxito de la jornada; la infraestructura del lugar de la beatificación y de los accesos... En todo, la colaboración de las instituciones públicas y de empresas particulares fue muy apreciable.
Vale la pena recordar que desde Tarragona se informó constantemente a los responsables de todas las causas y en varias ocasiones estos visitaron la ciudad.
Documentos y publicaciones
La Conferencia Episcopal Española, el 19 de abril de 2013, hizo público un mensaje con motivo de la beatificación de estos «testimonios firmes y valientes de la fe», en el que invitaba «a los católicos y a las comunidades eclesiales a participar en este gran acontecimiento de gracia con su presencia en Tarragona, si les fuera posible, y, si no, uniéndose espiritualmente en su preparación y celebración».
En el mes de junio de 2013, el arzobispo Jaume Pujol hizo pública una carta pastoral titulada «Los mártires, testimonios supremos del amor a Cristo», en la que pone el énfasis en los motivos de la celebración en Tarragona, en la explicación de quiénes fueron los mártires de nuestra archidiócesis y cómo la figura del obispo auxiliar y de los presbíteros asesinados aparecen entrelazadas con la del cardenal Francesc de Asís Vidal y Barraquer, confesor de la fe. En la carta del arzobispo Jaume Pujol, se pone de manifiesto que la beatificación es «una proclamación de paz y de reconciliación», un mensaje que continuamente nuestro arzobispo ha querido poner de relieve.
La Delegación de Medios de Comunicación del Arzobispado preparó un excelente número especial de la revista Iglesia de Tarragona y también un muy bien editado programa de actos en castellano y catalán para los peregrinos.
Además, las diferentes parroquias editaron trípticos y estampas de los diversos mártires.
Las exposiciones en la ciudad
Diversas exposiciones se prepararon para todos los peregrinos y, lógicamente, para los tarraconenses.
La Agrupación de Asociaciones de Semana Santa ofreció una exposición en uno de los tinglados del Puerto de Tarragona los días 11, 12 y 13 de octubre, donde se pudieron admirar los pasos de las diferentes cofradías. Hay que recordar que la Semana Santa de Tarragona fue declarada Fiesta de interés Turístico Nacional.
La Delegación Diocesana de Misiones presentó dos exposiciones de temática misionera en la ermita de Sant Magí, situada en el Portal del Carro, uno de los lugares más emblemáticos de la ciudad.
La fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada exhibió la exposición fotográfica «Cristianos perseguidos, los mártires del siglo XXI», con la cual quería recordar el derecho fundamental de la libertad religiosa y dar a conocer la situación de riesgo en que viven muchos cristianos por su fidelidad a Cristo. Esta exposición se pudo ver en el vestíbulo del Seminario Pontificio de Tarragona.
Especialmente impresionante fue la exposición preparada por el Archivo Histórico Archidiocesano de Tarragona y el Archivo Capitular de la Catedral, dirigida por Mn. Manuel M. Fuentes, titulada «La Iglesia de Tarragona (1936-1939). Testimonios de la fe» en el claustro del Sagrat Cor del Seminari de Tarragona, en la que se podía seguir a través de diversos paneles la situación de la Iglesia en el Arzobispado de Tarragona durante los años de la persecución, así como también varios objetos y documentos originales de aquel momento. Vale la pena mencionar especialmente los objetos del obispo-mártir Manuel Borràs, particularmente, los zapatos que llevaba en el momento de la muerte.
Las conferencias para la preparación espiritual
Se organizaron varias conferencias a cargo de presbíteros diocesanos en muchas parroquias del arzobispado y aun se continuarán organizando a lo largo de todo este curso.
Durante la semana de la beatificación, hay que destacar dos conferencias a cargo de la Sra. Encarnación González, en el Instituto Superior de Ciencias Religiosas San Fructuoso, y una extraordinaria conferencia a cargo del profesor Andrea Riccardi (exministro para la Integración y la Cooperación Internacional de Italia y fundador de la Comunidad de San Egidio). El profesor Riccardi disertó sobre el «Siglo XX. Siglo de mártires»; su conferencia, que se celebró en el Palacio de Congresos de Tarragona, fue presidida por el arzobispo Jaume Pujol, y contó con la asistencia del cardenal Estepa, el arzobispo Joan Enric Vives, los obispos Xavier Novel y Romà Casanova, el abad de Montserrat Josep Maria Soler, el rector de la Universitat Rovira i Virgili, Dr. Francesc Xavier Grau; y otras autoridades.
Las representaciones de La Passio Fructuosi
La Passio Fructuosi nos narra el proceso martirial del obispo Fructuós de Tarragona y de sus diáconos Auguri y Eulogi, desde su detención por orden del gobernador de la Hispania Citerior, hasta su martirio y glorificación. De autoría anónima, el núcleo fundamental de la Passio debió de ser redactado entre la segunda mitad del s. III y los inicios del s. IV. Así pues, es el documento literario martirial más antiguo de la Península Ibérica.
La Passió de Sant Fructuós de Andreu Muñoz transcribe en lenguaje teatral este preciado documento y se representa, desde el año 1990, en el mismo anfiteatro romano de Tarragona en que fueron martirizados. La representación teatral está organizada por la Associació Cultural Sant Fructuós, con la colaboración de la Schola Cantorum y la Orquesta de los Amigos de la Catedral de Tarragona.
Teniendo presente el gran número de peregrinos que habían de visitar Tarragona, se programaron dos representaciones de esta obra en el Tarraco Arena Plaza para el sábado 12 de octubre, que impresionaron extraordinariamente a los más de 5.000 peregrinos que asistieron. También muchos de los obispos presentes aquel día en Tarragona quisieron ver la representación, que les impactó muchísimo.
Los actos de las jornadas
El sábado 12 de octubre, por la tarde, se celebraron las primeras vísperas solemnes del domingo de la beatificación. Fueron presididas por el arzobispo Jaume Pujol, con la asistencia de los cardenales Amato, Martínez Sistach, Cañizares, Rouco y Santos Abril.
La catedral de Tarragona, recientemente restaurada en su interior, lució de manera especial durante la plegaria de vísperas. El alcalde de la ciudad y el delegado del Gobierno de la Generalitat encabezaron la representación institucional.
El domingo 13 de octubre, con un sol radiante, que iluminó aún más la jornada, fueron beatificados los 522 mártires. La ceremonia, presidida por el cardenal Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, se celebró en elComplejo Educativo de la ciudad y asistieron más de 20.000 personas, entre ellas 105 obispos, 400 sacerdotes, 2.700 religiosos y religiosas, todos los seminaristas de Cataluña y algunos de otros seminarios españoles y alrededor de unos 4.000 familiares de los nuevos mártires. El honorable presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, y otras autoridades estatales asistieron a la ceremonia.
Al inicio del acto, se pudo escuchar y ver un mensaje grabado del papa Francisco en el que invitaba a los fieles a imitar a los mártires «para ser cristianos concretos, cristianos con obras y no de palabras; para no ser cristianos mediocres, cristianos con un barniz de cristianismo pero sin sustancia, ellos no llevaban sólo un barniz, fueron cristianos hasta el final».
La celebración fue solemne y a la vez austera, con algunos momentos de gran emoción, como cuando cuatro diáconos de los obispados de Tarragona, Lleida, Vic y Terrassa trajeron la arqueta con las reliquias de los nuevos beatos acompañados por representantes de las «causas» con grandes palmas en las manos.
Algunos de los cantos tenían también un profundo significado, como por ejemplo el motete escrito por el beato mártir
Mn. Josep Padrell Navarro, interpretado por el Coro de la Catedral de Tarragona o los motetes del beato P. Àngel Rodamilans, osb., interpretados por la Escolanía de Montserrat.
Se consiguió, gracias a a las pautas dadas por el arzobispo Jaume, que la celebración tuviera un tono exclusivamente religioso; por ello no se permitieron ni pancartas ni banderas que habrían podido distorsionar su verdadero significado.
Los días posteriores
Al día siguiente, en el claustro de Sant Pau del Seminari de Tarragona el arzobispo Jaume Pujol y el obispo secretario de la CEE mantuvieron una rueda de prensa: el domingo, de igual modo que en otros lugares de nuestro país, se llevó acabo en la catedral primada de Tarragona la misa de acción de gracias por los beatos mártires de la archidiócesis y por los beatos mártires carmelitas, por lo cual, junto al arzobispo Jaume, asistió el provincial de los carmelitas, P. Agustí Borrell.
En su homilía, el arzobispo Jaume Pujol dijo: «Esta celebración, queridos hermanos y hermanas, es un gozo y un compromiso para todos; un compromiso que tenemos que concretar con muchas iniciativas que son expresión y fruto del Año de la fe que celebramos». El Arzobispo no obvió algunas de las cuestiones críticas que durante todo este periodo han estado presente en los medios y en la sociedad de Tarragona, y concretamente afirmó: «No me pasa por alto que no todos los ciudadanos han entendido el sentido de la beatificación y así me lo hicieron saber en un documento que me entregaron y en otras manifestaciones. En algunos momentos se pide a la Iglesia que pida perdón. Lo ha hecho en repetidas ocasiones, y yo mismo he pedido y pido ahora a quienes hayan podido sentirse maltratados. Pienso que en esta gran fiesta ninguno de nosotros ha experimentado nada de resentimiento hacia aquellos que los persiguieron, ni tampoco la satisfacción de haber cumplido con un acto de justicia histórica, a la manera del mundo. ¿Cómo no perdonaremos si todos ellos murieron, a imitación del Señor, con palabras de perdón en sus labios? El primer fruto, diría que la primera gracia de los nuevos mártires, es la gracia del perdón y de la reconciliación».
Al acabar la Eucaristía, la arqueta con las reliquias de los mártires se trasladó solemnemente a la cripta de la capilla de los santos Fructuós, Auguri y Eulogi de la Catedral, junto al sepulcro que guarda los venerables restos del cardenal Francesc de Asís Vidal y Barraquer y del memorial del obispo Manuel Borràs. «Será, a partir de hoy –dijo el Sr. Arzobispo–, la capilla de los mártires, a los cuales nos tenemos que encomendar».
Norbert Miracle
Rector del Seminario mayor interdiocesano en Barcelona
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