¿Por qué es santo?
Cientos de miles de personas en la beatificación de Juan Pablo II
Y los corazones de la humanidad se llenaron de alegría al escuchar en la beatificación de Juan Pablo II, las palabras pronunciadas por Benedicto XVI: «Nos, acogiendo el deseo de nuestro Hermano Agostino cardenal Vallini, nuestro vicario general para la Diócesis de Roma, de muchos otros Hermanos en el Episcopado y de muchos fieles, después de haber recibido el parecer de la Congregación para las Causas de los Santos, con nuestra Autoridad Apostólica, concedemos que el Venerable Siervo de Dios Juan Pablo II, papa, de ahora en adelante sea llamado Beato y que se pueda celebrar su fiesta en los lugares y según las reglas establecidas por el derecho, cada año el 22 de octubre. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». Estas palabras fueron recibidas con un gran aplauso.
El prelado del Opus Dei, Mons. Javier Echevarría, en su homilía en la Misa de Acción de Gracias por la beatificación Juan Pablo II, el 3 mayo, también destacó que «una alegría muy grande reúne hoy toda la Iglesia: el gozo por la beatificación del amadísimo Papa Juan Pablo II (...). La fama de santidad de la que ya gozaba en vida, que tanto ayudó a la Iglesia también con motivo de su tránsito, adquiere ahora un vigor nuevo. El reconocimiento de sus virtudes heroicas así como de una curación milagrosa atribuida a su intercesión, ha abierto el camino para su inscripción entre los bienaventurados...»
Una santidad forjada en la vida ordinaria... de un Papa
Antes, durante y después de la beatificación, se han multiplicado los testimonios que detallan la santidad de Juan Pablo II. Tienen el inmenso valor de la proximidad de quienes los vivieron y nos acercan esta santidad, a la que estamos llamados todos los cristianos.
Porque «un santo –señalaba Joaquín Navarro Valls, que fue portavoz del Papa durante casi todo su pontificado–, no es como un trofeo del cristianismo que se conserva piadosamente en la penumbra de las iglesias. Un santo lo es porque supo convertir en vida concreta la potencialidad de bondad que Dios había injertado en su vida, como en la de todo ser humano, al nacer. Por ello, un beato o un santo está siempre activo, operativo. Es, por una parte, un modelo, y por otra, un intercesor, un medianero. Depende de nosotros aprovecharnos de su fuerza y de su ejemplo».
Y la vida de Juan Pablo II «era la de un santo. Se veía cuando pensaba en los demás y se olvidaba de sí mismo. Cuando todo lo refería a Dios y no a su modo humano de ver las cosas. Cuando estaba alegre en circunstancias que justificarían más bien las lágrimas. Cuando se dejaba la vida, ya anciano y enfermo, en los extenuantes viajes apostólicos que todos, incluso su médico, le desaconsejaban hacer. Y se veía, sobre todo, como se ve en cualquier persona que está enamorada: en este caso, lo estaba de Dios, por así decirlo », recordaba Navarro Valls en otra de las innumerables entrevistas que concedió a los medios de comunicación durante estos días.
Navarro Valls ha destacado que Karol Wojtyla "rescató la persona humana del pesimismo» y también se dio cuenta de que el hombre «necesita la misericordia de Dios». Y en la vigilia celebrada la noche anterior a la beatificación ante casi doscientos mil jóvenes, dando su testimonio personal sobre Juan Pablo II, explicó que el Papa «buscaba la misericordia de Dios todas las semanas" a través de la confesión, porque «comprendía que los hombres no pueden ser buenos solos, sino que necesitan a Dios para ser".
En otro momento, el antiguo colaborador del pontífice beatificado, afirmó que "dijo sí a todo lo que Dios le pedía» y subrayó que para el Papa polaco, la oración «era una necesidad, porque estaba en completa conversación con Dios». Así, «cuando quizás había una cena importante y le esperaban, iba a buscarlo y lo veía en la capilla, arrodillado, con pequeños trozos de papel que pasaba de uno en uno, durante muchísimo tiempo", añadió. El ex portavoz explicó que estos pedazos de papel eran «los miles de cartas que recibía todos los días» en las que los fieles «pedían las oraciones del Papa». Según explicó Navarro Valls, «todos los dolores del mundo llegaban a él y nutría su oración de las necesidades de los demás».
Santidad y lucha en lo grande y lo pequeño
«Para Juan Pablo II, la santidad era realmente algo que aparecía en todos los momentos de la cotidianeidad, por lo que la santidad era hacer la broma justa en el momento justo, o adentrarse en la oración después de haberse lavado las manos antes de celebrar la Santa Misa, y caer verdaderamente en el misticismo más puro en la total ausencia del tiempo y de lo que sucedía en torno a él», subrayó el periodista Saverio Gaeta.
Desde las primeras palabras con las que Juan Pablo II sorprendió al mundo aquel 16 de octubre de 1978 –iAbrid las puertas a Cristo! iNo tengáis miedo!–, y con el lema que eligió para su pontificado –Totus tuus–, nos enseñó desde el primer día de su pontificado a poner «el tema de Dios en el centro de toda una generación, un poco escéptica, que parecía estar pensando en cualquier cosa menos en que el hombre es criatura de Dios», como afirma Joaquín Navarro Valls.
Por esta razón, explica el cardenal Stanislaw Dziwisz, «la nueva evangelización era el programa pastoral de Juan Pablo II. Él no sólo proclamaba la necesidad de la nueva evangelización, sino que la hacía, con los jóvenes y también afrontando diversos problemas del mundo, como la defensa de la vida. También dando un nuevo empuje a la vida espiritual a través de la Sagrada Escritura, especialmente del Evangelio. Animando a volver a las raíces de nuestra fe, porque vio que el mundo se había alejado de las raíces, de las fuentes de nuestra fe.»
De hecho, el mismo Pontífice, que deseó ofrecer a los fieles un gran abanico de modelos a imitar –proclamando 1.345 beatos y 483 santos–, nos presenta su propio ejemplo de vida para que, inspirados en la práctica de sus virtudes, llevemos a cabo «con generosidad heroica el mandato de Cristo a sus discípulos: "Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda criatura " (Mc 16, 15). Con su afán de llegar hasta el último rincón de África, de América, de Asia, de Europa y Oceanía, Juan Pablo II no pensaba en sí mismo: le empujaba el deseo de gastar su vida en servicio de los demás, el ansia de mostrar la dignidad del ser humano –creado a imagen y semejanza de Dios y redimido por Cristo– y de transmitir el mensaje del Evangelio », como lo refleja un artículo de Mons. Javier Echevarría, prelado del Opus Dei,el 24 de abril en el diario ABC.
Testimonios de los que convivieron con él
De una forma más breve, recogemos una serie de testimonios, algunos pertenecen a la documentación del proceso de Juan Pablo II que detallan vivencias personales de sus autores:
· «Era un hombre inmerso en Dios. Contemplativo y misionero, así lo definió una vez Joseph Ratzinger, que fue su más estrecho y confiado colaborador. Aquí se encuentra el secreto de su vida y también de su pontificado: en la manera en que rezaba, en todas partes, en cualquier condición, con gran sencillez y naturalidad. Aquí tenía su origen su capacidad de acción así como su fascinación humana y espiritual.» (Cardenal Stanislaw Dziwis.
· «Prácticamente rezaba siempre, puedo decir que estaba inmerso en la oración. Nunca he visto un éxtasis, pero emanaba la certeza de la cercanía a Dios. Cuando aparecían problemas difíciles, rezaba en la capilla. En toda circunstancia, enseñaba a tener esperanza contra toda esperanza. Estaba profundamente convencido y lo decía con las siguientes palabras: 'Recuerda que Dios lo sabe todo, lo gobierna todo". A Él le confiaba todas las cuestiones y estaba seguro de que Él las resolvería.» (Wanda Poltawska, amiga suya desde su juventud)
· «Vivía en oración, desde la mañana, bien temprano, hasta la noche, se puede decir. Cada noche, una vez terminado el trabajo, iba a la capilla. Iba a visitarlo (al Señor en la Eucaristía) antes de las audiencias y cuando volvía. Si se despertaba por la noche, iba a la capilla. Durante la jornada, entraba con frecuencia a la capilla, por no hablar de la hora de adoración eucarística diaria, que nunca dejó. Deseaba transmitir a los demás su amor al Santísimo Sacramento.» (Sor Eufroznya, una de las religiosas que siempre estuvieron con él).
· «Me preguntan: ¿Cuántas horas rezaba el Papa? ¿Cuántos rosarios decía al día? Yo contesto que él rezaba con toda su vida. Llevaba siempre el rosario encima, pero sobre todo estaba unido a Dios. Aunque la gente no lo sabía, él rezaba siempre por las personas que le acompañaban, después de una conversación, rezaba también por las personas con las que había hablado. Toda jornada empezaba con oración, meditación, y terminaba siempre con la bendición de su ciudad, Roma. Siempre, cuando aún podía caminar, iba a la ventana; al final, cuando estaba muy débil, pedía "levantadme" para ver de nuevo Roma y bendecirla. Este era siempre el último gesto de cada día, bendecir al pueblo de Roma, su diócesis.» (Cardenal Stanislaw Dziwisz)
· «Mostró a toda una generación que el tema de Dios era inevitable. Estaba convencido de que no se puede entender al ser humano si se prescinde de Dios. Que, sin Dios, el hombre sólo es un triste animal ingenioso» (Joaquín Navarro-Valls)
· «Era pobre en espíritu y en realidad. No tenía ninguna propiedad. Consideraba lo que usaba como prestado. No le interesaba el dinero, ni sabía gran cosa de él. Estaba dispuesto a darlo todo si alguien se lo pedía, no estaba aferrado a nada. Se lamentaba porque, como Papa, tenía muchas sotanas, decía que, con dos, era suficiente, que el Señor había dicho que dos túnicas eran suficientes.» (Sor Tobiana, otra de las religiosas que lo cuidaban).
· «Gracias a la fe que expresaba sobre todo en su oración, Juan Pablo II era un auténtico defensor de la dignidad de todo ser humano y no un simple luchador por ideologías político-sociales. Para él, toda mujer, todo hombre, era una hija, un hijo de Dios, independientemente de la raza, del color de la piel, de la procedencia geográfica y cultural, o finalmente, del credo religioso. Su relación con cada persona se sintetiza con la magnífica frase que él escribió: "El otro me pertenece."» (Homilía del cardenal Bertone, en la Misa de Acción de Gracias por el beato Juan Pablo II)
· El cardenal Bertone, refiriéndose a la enfermedad de Juan Pablo II, dijo que "La suya era una santidad vivida, sobre todo en los últimos meses, en las últimas semanas, en plena fidelidad a la misión que se le había confiado, hasta la muerte. (...) Sabía que su debilidad corporal mostraba aún más claramente el Cristo que obra en la historia. Y ofreciendo sus sufrimientos a Él y a su Iglesia, dio a todos una última y gran lección de humanidad y de abandono en los brazos de Dios".
· «Sobre todo con sus últimos años de enfermedad, el Papa Wojtyla nos ha dejado una auténtica catequesis viviente sobre el significado salvífico del sufrimiento. Una catequesis no predicada, sino vivida. Todos la han entendido (...). En los últimos meses ya no tenía voz, pero hablaba elocuentemente con el cuerpo humillado por la enfermedad y ofrecido como sacrificio al Señor. Esto quedó tan impreso en la conciencia del pueblo de Dios, que desde su muerte comenzó una peregrinación ininterrumpido a su tumba, que todavía continúa.» (Cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las causas de los santos)
· Y preguntado en L'Osservatore Romano sobre la principal herencia que deja el nuevo beato, el cardenal Amato respondió: «Yo destacaría dos: la primera, misionera, la segunda, espiritual. Ante todo, el Papa Wojtyla educó a los fieles a ser valientes para vivir la fe, pero también en proclamar su identidad, sin tener miedo de testimoniar y anunciar a Cristo a quien cree y a quien no cree. (...) Pero, además, fue un gran místico, un gigante de la fe. Era un adorador de Dios y de la Trinidad a través de la Eucaristía. Los cristianos de hoy, a menudo distraídos y superficiales, deberían aprender de él: a rezar, a adorar y a ser más ricos interiormente.»
Todo un programa de vida.
Remedios Falaguera
e Isidoro Ramos
Periodistas
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Alguns llibres sobre Joan Pau
Desde el inicio del pontificado de Juan Pablo II se han publicado muchos libros sobre su figura: biografías, entrevistas, comentarios a su trabajo pastoral. Con motivo de la reciente beatificación han aparecido varios libros más. Ofrecemos una selección de 10 de estas publicaciones.
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Las mujeres de Wojtyla
De su madre Emilia a la Madre Teresa
Borghese, Annalisa, Ediciones San Pablo, Madrid, 2011, 128 pág.
¿Qué importancia tuvo la figura de la mujer en la vida de Juan Pablo II? En este libro se hace el retrato de un hombre que toda su vida mantuvo una profunda admiración por la labor femenina. Escrito por una mujer, analiza la importancia del universo femenino en la vida de Karol Wojtyla, que siempre supo cultivar en su interior una intensa y limpia atención por el «genio femenino».
No es un libro de anécdotas o de recorrido biográfico convencional, sino que demuestra la enorme confianza que Juan Pablo II tenía en la mujer, su conocimiento del alma femenina y, por supuesto, la habilidad de las mujeres para trabajar en cuestiones eclesiales. El subtítulo recoge el itinerario: de su madre Emilia a la madre Teresa. Pero es un viaje que descubre la mujer, porque Wojtyla muestra las capacidades de la mujer y no –digámoslo así– lo contrario; de ahí viene la influencia de algunas mujeres en la obra de Juan Pablo II. Un libro que ayuda a entender el papel, presente y futuro, de la mujer en la vida de la Iglesia. No hay duda de que el magisterio de Juan Pablo II, desde su propia experiencia y desde su concepción del personalismo filosófico, ha aportado una amplia doctrina sobre el genio femenino.
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Por qué es santo
Oder, Slawomir, Ediciones B, Barcelona, 2010, 192 pág.
En el 2005, Benedicto XVI dio por iniciado el proceso de canonización de Juan Pablo II y designó como postulador a monseñor Slawomir Oder, que en este libro nos da a conocer su trabajo de recogida de documentos y testimonios, haciendo de esta manera luz sobre aspectos ignorados y esenciales de la vida de Juan Pablo II, que contribuyen a un mejor conocimiento de su figura. En el libro ha colaborado Saverio Gaeta, redactor del diario L'Osservatore Romano.
“Por qué es santo” destaca no sólo la imagen de uno de los grandes protagonistas del siglo XX, sino, sobre todo, la de un creyente capaz de vivir en carne propia el mensaje evangélico. Pleno de episodios extraordinarios, nos muestra un Juan Pablo II esencial, en el límite de la pobreza, humilde, generosamente sensible a las necesidades de los demás, pero también espiritual y alegre. Un místico extraordinariamente devoto de la Virgen María. Un hombre capaz de perdonar y reconocer la grandeza del prójimo, como demuestra la carta inédita a Ali Agca, que atentó contra su vida.
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Juan Pablo II, la biografía
La biografía más completa jamás contada escrita sobre Juan Pablo II
Riccardi, Andrea, Ediciones San Pablo, Madrid, 2011, 664 pág.
Esta obra es una auténtica biografía, escrita sobre una base científica y testimonial de un Papa que vive aún en el recuerdo de los creyentes y de muchos hombres y mujeres. El autor, Andrea Riccardi, que conoció y trató personalmente a Juan Pablo II, nos proporciona una imagen precisa de los años de su pontificado y profundiza en sus relaciones con el cardenal Wyszynski y el cardenal Casaroli. Además, este libro incluye documentos inéditos y testimonios de Benedicto XVI sobre el cónclave de 1978, la enfermedad de Juan Pablo II y el final de su pontificado.
Reconstruir la historia de Karol Wojtyla requiere «no sólo capacidad de interpretación y de narración, sino también de penetración en la cultura y en las resonancias interiores del personaje, y, al mismo tiempo, conciencia de las energías espirituales que puso en movimiento. He sentido la responsabilidad y la alegría de escribir este libro por la grandeza y el significado de la figura de Juan Pablo II. No lo he escrito, sin embargo, para erigir un monumento, sino para comprender, para aproximarme a un personaje y a su tiempo, para entender aún más la historia de nuestro tiempo», afirma Andrea Riccardi.
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Beato Juan Pablo II
De un país lejano a los altares
Azcárate, Jesús, Cobel Ediciones, Alicante, 2011, 184 pág.
Una breve semblanza de Juan Pablo II que da a conocer la personalidad y santidad de quien gobernó la Iglesia durante veintiseis años y seis meses, un verdadero gigante espiritual. El Papa Wojtyla ha sido una de las figuras más carismáticas del siglo XX. Dotado de una energía inagotable, una espiritualidad humilde y contagiosa, y una formación intelectual formidable, supo ganarse el afecto de personas de todos los credos y asumir con total dignidad y firmeza su papel como cabeza y faro de la Iglesia Católica. La época que le tocó gobernar la Iglesia fue compleja y cambiante, pero él supo guiar el timón de la barca de Pedro con acierto. El legado que dejó es sencillamente impresionante.
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El santo que todos conocimos
Juan Pablo II: Proceso, Milagro, favores y Testimonios
Chimeno, Darío, Ediciones Palabra, Madrid, 2002, 127 pág.
Juan Pablo II ha sido el Papa que todos conocimos, porque él quiso estar cerca de todos, para ayudarnos a ser felices conociendo y siguiendo a Jesucristo, ayudándonos a no tener miedo a ser santos, es decir, a vivir como Cristo nos enseñó. Millones son las personas que lo vieron y escucharon directamente en casi todo el planeta. Y, prácticamente, todos los hombres y mujeres de la tierra lo tuvieron en casa, gracias a la televisión, durante los casi 27 años de pontificado.
La vida de Juan Pablo II fue transparente. Sin embargo, hay aspectos que es preciso resaltar más, para comprender su personalidad en toda su profundidad. ¿Qué le movía? ¿Cuáles son las claves de su pontificado? ¿Por qué se le beatifica? Personajes de su entorno y teólogos ofrecen las respuestas a estos interrogantes.
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Diario de una amistad
La familia de Póltawski y Karol Wojtyla
Póltawska, Wanda, Ediciones San Pablo, Madrid, 2011, 752 pág.
Wanda Póltawska, médico psiquiatra polaca, fue arrestada por la Gestapo durante la ocupación alemana y encarcelada en el campo de concentración de Ravensbrück. Terminada la guerra, pudo volver a Polonia. Fue entonces cuando conoció y descubrió a Karol Wojtyla. Era un sencillo sacerdote que se convirtió en su director espiritual, en su fuente de inspiración y convicción. Una amistad que ha durado toda una vida.
Esta obra es fruto de la larga amistad de la autora y su marido con Karol Wojtyla. «Diario de una amistad» no es una biografía, es un libro diario que recoge escritos inéditos de Juan Pablo II, apuntes de la autora, sugerencias para la vida espiritual y, sobre todo, una selección de la correspondencia que mantuvieron Wanda Póltawska y Karol Wojtyla durante cincuenta años, unas cartas que muestran la sensibilidad y humanidad del Papa.
Se trata de una selección de meditaciones cotidianas, confesiones, mensajes, reflexiones y pensamientos de la autora, especialmente sobre el dolor, apuntes e impresiones que la doctora Póltawska escribió durante años y que el mismo Juan Pablo II leía, valoraba y le animaba a seguir escribiendo.
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Con Juan Pablo II
I. De Cracovia a Roma, II. El peregrino infatigable, III. Con Juan Pablo II y Benedicto XVI
Dominique Bar, Louis-Bernard Kock y Guy Lehideux, Ediciones Palabra, Colección: Libros Ilustrados, Madrid, 2006, 40 pág. cada volumen.
Atractiva biografía de Juan Pablo II, en tres volúmenes e ilustrada a modo de cómic, que hará que muchos corazones se abran al mensaje de paz y amor que no paró de predicar.
El primer volumen describe la infancia y juventud de Juan Pablo II, su llamada al sacerdocio y al arzobispado, y su posterior elección como Papa en 1978. En un país invadido por los nazis y después, por el ejército ruso, el joven Karol llegó a ser un intelectual brillante y un gran deportista que eligió el camino del sacerdocio. Fue un sacerdote joven, un obispo joven, un cardenal joven y en 1978 fue elegido, naturalmente, un iPapa joven! El segundo volumen describe el pontificado de Juan Pablo II, sus viajes pastorales y su influencia en la historia de nuestro tiempo. Un pontificado extraordinario. Este Papa, que ha guiado la Iglesia durante más de un cuarto de siglo, siempre ha contado con el apoyo de la juventud. El tercer volumen relata el final del pontificado de Juan Pablo II, aquejado por la enfermedad, la convocatoria del cónclave y la elección de Benedicto XVI. Al elegir este nombre, el Papa Benedicto se presenta ya como el nuevo padre espiritual de Europa.
Una obra de lectura fácil y agradable, que nos presenta las imágenes más importantes de la vida de este Pontífice, elegido por Dios como pastor de la Iglesia universal, para hacerla entrar de lleno en el tercer milenio.
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Juan Pablo II: mi amado predecesor
Ratzinguer, Joseph (Benedicto XVI)
Ediciones San Pablo, Madrid, 2007, 168 págs.
Juan Pablo II y Benedicto XVI, los dos últimos papas de la Iglesia Católica, tienen muchos puntos en común. Son casi coetáneos, los dos nacieron en Europa Central, sobrevivieron en frentes opuestos a la Segunda Guerra Mundial y participaron en el Concilio Vaticano II. Después colaboraron en Roma durante casi un cuarto de siglo. Los acontecimientos exteriores, sin embargo, no nos dicen lo esencial: por encima de su larga colaboración, entre el Papa polaco y el prefecto de la Doctrina de la fe se fue suscitando un gran aprecio, cordialidad y amistad. Este libro presenta varios textos de Benedicto XVI que ofrecen una lectura privilegiada de la figura y del pontificado de Juan Pablo II. Dan una interpretación autorizada de algunos acontecimientos decisivos del pontificado y, sobre todo, dejan entrever, con la emoción de los recuerdos, el corazón del gran papa. Una obra que permite conocer de cerca el papa polaco en la interpretación de su amigo y sucesor Benedicto XVI.
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Un Papa que no muere
La herencia de Juan Pablo II
Svidercoschi, Gian Franco, Ediciones San Pablo, Madrid, 2011, 184 pág.
Gian Franco Svidercoschi colaboró con el Papa Wojtyla en “Don y Misterio”, con Stanislaw Dziwisz en “Una vida con Karol” y se hizo famoso como escritor de “Carta a un amigo judío”. Svidercoschi, nacido en Italia pero de origen polaco –su apellido polaco está italianizado ortográficamente– llegó a ser vicedirector de L'Osservatore Romano y estuvo muy cerca del Papa Juan Pablo II a lo largo de todo su pontificado.
El libro es una vibrante y documentada biografía del nuevo beato, escrita con mucho entusiasmo por lo que transmite muchas emociones al lector. Es obvio que esta biografía contiene un análisis interesante de los resultados obtenidos y los frutos ya comprobados. La caída de los regímenes comunistas aparece como empujada por las visitas del mismo Papa a Polonia. En fin, el libro está dividido en tres partes: «Bajo el signo del cambio», «Un nuevo Adviento» y «La herencia de Juan Pablo II». Se podría decir que las dos primeras partes son biográficas y que la tercera se centra en la herencia del Papa Wojtyla. Sin embargo todo se mezcla en las tres partes, aunque la tercera parte sobre los aspectos de la santidad –que es un recorrido descriptivo por fotos emblemáticas de la vida de Karol Wojtyla– se aprecian más estos frutos para la posteridad... y para la santidad. Tiene una amplia reseña en la sección de Libros.
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Juan Pablo II. Beato
Sala, Renzo, Ediciones San Pablo, Madrid, 2011, 16 págs.
Renzo Sala, notable escritor italiano, ha editado un folleto para empezar a rezar a Juan Pablo II, beato. Es breve, un folleto pero, en sus pocas páginas, contiene todos los elementos para conocer mejor al nuevo Beato y, así, rezarle más. Hay una biografía. Un escrito del mismo Karol Wojtyla cuando era un trabajador más, un peón en unas canteras. Así se presenta el trabajador. También se presenta el sacerdote, con un testimonio de Wojtyla –Don y Misterio–. Y el Papa, el pastor, con frases de su primera alocución al convertirse en Pontífice. Se complementa el libro con dos escritos de jóvenes y una bonita oración para pedir la intercesión del nuevo Beato. Pequeña pero interesante y útil obra.
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