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Benedicto XVI en España

Entre los días 6 y 7 de noviembre Benedicto XVI realizó un breve e intenso viaje a España: a Santiago de Compostela image-57268334e2baee204e8cbeff4df08271para ganar el jubileo y a Barcelona para dedicar la basílica de la Sagrada Familia. En estas 48 horas muchas cosas se vieron y numerosas fueron las intervenciones del Papa. Sin duda lo mejor es acudir a las fuentes y todas las intervenciones del Santo Padre están disponibles en www.vatican/va en la sección dedicada a este viaje apostólico. Con un poco de perspectiva, sin embargo, podemos espigar algunos temas en los que Benedicto XVI puso un especial énfasis. Al menos así me lo parece y asumo la selección de estos temas.

 

La falsilla del viaje

En el encuentro con periodistas en el vuelo hacia España se apuntaron algunas de estas cuestiones:

Preguntado sobre Gaudí y si hay algo que le haya impresionado más, Benedicto XVI refiriéndose a la obra cumbre del genial arquitecto que consagraría al día siguiente destacó que «esta catedral es también un signo precisamente para nuestro tiempo» y destacó que es así por «la síntesis entre continuidad y novedad, tradición y creatividad. Gaudí tuvo la valentía de insertarse en la gran tradición de las catedrales, de atreverse de nuevo, en su siglo, con una visión totalmente nueva, a esta realidad: la catedral como lugar del encuentro entre Dios y el hombre en una gran solemnidad. Y esta valentía de permanecer en la tradición, pero con una creatividad nueva, que renueva la tradición, y así demuestra la unidad y el progreso de la historia, es algo hermoso».

La dedicación del bellísimo y audaz templo de la Sagrada Familia permitieron una pregunta sobre uno de los temas importantes del pontificado de Benedicto XVI: el binomio fe-cultura y cómo puede la fe encontrar un puesto en el mundo del arte y la cultura: «Vosotros sabéis que yo insisto mucho en la relación entre fe y razón; en que la fe, y la fe cristiana, sólo encuentra su identidad en la apertura a la razón, y que la razón se realiza si trasciende hacia la fe. Pero del mismo modo es importante la relación entre fe y arte, porque la verdad, fin y meta de la razón, se expresa en la belleza y se realiza en la belleza, se prueba como verdad. Por tanto, donde está la verdad debe nacer la belleza; donde el ser humano se realiza de modo correcto, bueno, se expresa en la belleza. La relación entre verdad y belleza es inseparable y por eso tenemos necesidad de la belleza».

 

Encuentro ente fe y laicidad

La cuestión del secularismo en las sociedades occidentales dio pie a una contestación que fue recogida de forma polémica en algunos medios de comunicación. La cuestión planteada recordaba la creación de un nuevo dicasterio dedicado a la «nueva evangelización» de las sociedades secularizadas y ya que España da pasos veloces en esta dirección se planteó al Papa si había pensado en nuestro país como objetivo para el nuevo organismo. Tras señalar que pensó en el mundo entero, se refirió el mundo accidental «con su laicismo, su laicidad y la continuidad de la fe que debe tratar de renovarse para ser fe de hoy y responder al desafío de la laicidad». Destacó que «esto vale de manera especial para España» que «siempre ha sido un país originario de la fe» y destacó a grandes santos que «han renovado el catolicismo». Pero también es verdad que «en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un laicismo fuerte y agresivo, como lo vimos precisamente en los años treinta, y esta disputa, más aún, este enfrentamiento entre fe y modernidad, ambos muy vivaces, se realiza hoy nuevamente en España: por eso, para el futuro de la fe y del encuentro –no desencuentro, sino encuentro– entre fe y laicidad, tiene un foco central también en la cultura española. En este sentido, he pensado en todos los grandes países de Occidente, pero sobre todo también en España».

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Fe y razón: construir puntos de encuentro

Es importante que reconociendo una situación de «laicismo fuerte y agresivo» el Santo Padre destacó que se deben buscar puntos de «encuentro» y no de «desencuentro»; todo ello tras apelar al papel de una «fe y una razón» que deben colaborar y apoyarse mutuamente en un marco de «tradición y creatividad». Parece que Benedicto XVI lanzó un reto intelectual y cívico para poner las bases de ese encuentro. Sólo hay que tener ganas de asumir ese desafío...

Por si quedaba alguna duda el mismo Papa resumió sus prioridades en este breve viaje: «Yo diría que este viaje tiene dos temas: el tema de la peregrinación, de estar en camino, y el tema de la belleza, la expresión de la verdad en la belleza, la continuidad entre tradición y renovación. Yo pienso que estos dos temas del viaje son también un mensaje: estar en camino, no perder el camino de la fe, buscar la belleza de la fe, la novedad y la tradición de la fe que sabe expresarse y sabe encontrarse con la belleza moderna, con el mundo de hoy».

 

Una libertad con brújula

Tomando la imagen del peregrino en su visita a la tumba del apóstol Santiago el Papa anima a profundizar en la peregrinación personal en «busca de la verdad». Pero no estamos ante una búsqueda a ciegas: «La búsqueda honesta de la verdad, la aspiración a ella, es la condición para una auténtica libertad», dirá en Santiago. La Iglesia acompaña al hombre en este anhelo de plenitud y también recorre un camino interior de conversión «a través de la fe, la esperanza y el amor, (para) hacerse transparencia de Cristo para el mundo». Cuando el hombre ha dejado obrar a Cristo en su vida «ha creado una vía de cultura, de oración, de misericordia y conversión» que se ha hecho cultura, obras de beneficencia y educación. Este es el ejemplo de tantos santos e instituciones católicas que jalonan la vida de España.

Haciendo eco al mensaje europeísta y cristiano de Juan Pablo II en Santiago, Benedicto XVI invita a «España y a Europa a edificar su presente y a proyectar su futuro desde la verdad auténtica del hombre, desde la libertad que respeta esa verdad y nunca la hiere, y desde la justicia para todos, comenzando por los más pobres y desvalidos.» A los pies del Apóstol el Papa exhorta a la coherencia, «a vivir iluminados por la verdad de Cristo, confesando la fe con alegría, coherencia y sencillez, en casa, en el trabajo y en el compromiso como ciudadanos». 

 

Testimonio de vida

En la Santa Misa, en la plaza del Obradoiro, el Santo Padre insistía en esta idea: «A nosotros nos toca hoy seguir el ejemplo de los apóstoles, conociendo al Señor cada día más y dando un testimonio claro y valiente de su Evangelio. No hay mayor tesoro que podamos ofrecer a nuestros contemporáneos».

Esa ejemplaridad de vida, esa relación con los conciudadanos tiene en el cristiano un «estilo propio”, una “lógica de amor y servicio” que el Papa señala como común para todos, también «a los jefes de los pueblos»; todos: gobernantes, ciudadanos y especialmente los jóvenes deben renunciar a un modo de pensar egoísta, de cortos alcances, como tantas veces se propone y «asumir esa lógica de amor y servicio enseñada por Jesucristo» para que «podáis realizaros plenamente y ser semilla de esperanza».

En el europeísta escenario de Santiago de Compostela Benedicto XVI volvió sobre una de las cuestiones centrales de su pontificado. Se preguntó por cuál es la gran aportación de la Iglesia a una Europa sujeta a profundas transformaciones en los últimos 50 años. La portación de la Iglesia, contestó el Papa, «se centra en una realidad tan sencilla y decisiva como ésta: que Dios existe y que es Él quien nos ha dado la vida. Solo Él es absoluto, amor fiel e indeclinable, meta infinita que se trasluce detrás de todos los bienes, verdades y bellezas admirables de este mundo; admirables pero insuficientes para el corazón del hombre». Por eso, explicó el pontífice «es una tragedia que en Europa, sobre todo en el siglo XIX, se afirmase y divulgase la convicción de que Dios es el antagonista del hombre y el enemigo de su libertad».

Ante la visión pagana que opone Dios al hombre Benedicto XVI responde parafraseando al autor sagrado que se image-959b23957700af797e1c4030dc6b7422pregunta: «¿Cómo hubiera creado Dios todas las cosas si no las hubiera amado, Él que en su plenitud infinita no necesita nada? (cf. Sab 11,24-26).  ¿Cómo se hubiera revelado a los hombres si no quisiera velar por ellos?  Dios es el origen de nuestro ser y cimiento y cúspide de nuestra libertad; no su oponente.» Un Dios amigo y amoroso que muestra la grandeza del destino del hombre, ese Dios no debe ser silenciado, ni su nombre usado en vano. «Europa debe abrirse a Dios, salir a su encuentro sin miedo, trabajar con su gracia por aquella dignidad del hombre que habían descubierto las mejores tradiciones:» la bíblica y las de la época clásica, medieval y moderna.

Benedicto XVI insistió por activa y pasiva que no estamos ante bellas palabras, sino que éstas nos interpelan: la gloria del hombre es que es hijo de Dios y por eso su dignidad no puede ser humillada en los más débiles y pobres y esto en las relaciones interpersonales y entre los estados. «Esto es lo que la Iglesia desea aportar a Europa: velar por Dios y velar por el hombre, desde la comprensión que de ambos se nos ofrece en Jesucristo».

 

El simbolismo de la Sagrada Familia

La unión entre los divino y lo humano volvió a ser tema de la predicación de Benedicto XVI en la dedicación de la basílica de la Sagrada Familia en Barcelona. Al recordar el sentido de esta dedicación dijo que: “ante la mirada de Dios y de los hombres, en un humilde y gozoso acto de fe, levantamos una inmensa mole de materia, fruto de la naturaleza y de un inconmensurable esfuerzo de la inteligencia humana, constructora de esta obra de arte. Ella es un signo visible del Dios invisible, a cuya gloria se alzan estas torres”. Y lo explicó con unas bellas imágenes en las que se refirió a que Gaudí sintetizó en su obra maestra sus facetas de hombre, creyente y arquitecto plasmando en la nueva basílica una inspiración múltiple en image-3a03c1511c957c389a3b01e3288ec632la naturaleza, la sagrada Escritura y la Liturgia. Acertadamente se ha dicho que la catedral de Europa es una auténtica catequesis en piedra.

“Pienso que la dedicación de este templo de la Sagrada Familia –dijo–, en una época en la que el hombre pretende edificar su vida de espaldas a Dios, como si ya no tuviera nada que decirle, resulta un hecho de gran significado. Gaudí, con su obra, nos muestra que Dios es la verdadera medida del hombre. Que el secreto de la auténtica originalidad está, como decía él, en volver al origen que es Dios. Él mismo, abriendo así su espíritu a Dios ha sido capaz de crear en esta ciudad un espacio de belleza, de fe y de esperanza, que lleva al hombre al encuentro con quien es la Verdad y la Belleza misma. Así expresaba el arquitecto sus sentimientos: «Un templo [es] la única cosa digna de representar el sentir de un pueblo, ya que la religión es la cosa más elevada en el hombre».

Esa afirmación de Dios lleva consigo la suprema afirmación y tutela de la dignidad de cada hombre y de todos los hombres: «¿No sabéis que sois templo de Dios?... El templo de Dios es santo: ese templo sois vosotros» (1 Co 3,16-17). He aquí unidas la verdad y dignidad de Dios con la verdad y la dignidad del hombre». De esa «santidad» de cada hombre se deduce que sus derechos fundamentales deban ser salvaguardados: la familia fundada en «el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer», la vida desde la gestación a su término natural; también se ha de facilitar que «la mujer encuentre en el hogar y en el trabajo su plena realización y que aquellos que contraen matrimonio y forman una familia sean «decididamente apoyados por el estado». El valor inmenso de los más humildes

Benedicto XVI volvió a insistir pedagógicamente: si la consagración de una basílica es signo de la presencia de Dios entre los hombres, la visita a la Obra Benéfico-Social del Nen Déu  «pone de manifiesto que, para el cristiano, todo hombre es un verdadero santuario de Dios, que ha de ser tratado con sumo respeto y cariño, sobre todo cuando se encuentra en necesidad. La Iglesia quiere así hacer realidad las palabras del Señor en el Evangelio: «Os aseguro que cuanto hicisteis con uno de estos mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis» (Mt 25,40).

 

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Impacto del viaje

Se ha convertido en clásica la cantinela sobre los costes, el interés y el porqué de los medios logísticos y humanos que se destinan a una visita de un líder religioso. Un estado laico no debe implicarse en estas cuestiones...

Desde la perspectiva de las frías estadísticas estas “objeciones” se desvanecen. Kantar Media, empresa especializada en seguimiento de medios elaboró un informe sobre las noticias que ha generado la visita pastoral de Benedicto XVI a Santiago de Compostela y a Barcelona.

El estudio concluye que el viaje del Sumo Pontífice a la capital gallega y a la ciudad condal tuvo una cobertura de 6.026 noticias con un valor económico de 66.591.778 euros. En términos publicitarios, habría que invertir esta cantidad para promocionar los lugares visitados por el Papa y obtener la misma repercusión mediática.

El estudio se ha centrado en las noticias que se publicaron en prensa, radio y TV, tanto nacionales como regionales, entre el 29 octubre y el 8 de noviembre (un día después de la consagración de la Basílica de la Sagrada Familia en Barcelona).

Se acreditaron 357 medios de comunicación para seguir el viaje. Por el momento no hay datos del impacto del viaje en los medios de comunicación internacionales. Aunque se estimó en 150 millones la audiencia potencial.

 

Interés de los ciudadanos

Si hasta aquí se recoge el interés de los medios de comunicación por la visita, los ciudadanos también demostraron el suyo. La televisión pública –TVE– tuvo 12,4 millones de espectadores que en algún momento conectaron con la visita a Santiago y Barcelona; la audiencia acumulada de la televisó gallega fue de otros 1,2 millones y la catalana acumuló 1,6 millones más. La 2, canal que se mueve últimamente en un 2% de audiencia, en la transmisión de la misa del domingo en la Sagrada Família obtuvo un 13,7%, siendo lider en su franja horaria con 931.000 espectadores. Las 3 cadenas públicas que dieron una amplia cobertura al viaje fueron líderes en sus respectivos ámbitos de influencia. Parece que el tema interesó a la audiencia.  

Isidoro Ramos Rosell

periodista

  • 20 febrero 2011
  • Isidor Ramos Rosell
  • Número 38

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