Por una política verdaderamente humana
Jornada en la Facultad de Teología de Catalunya
Jornades sobre acción política y ética
El valor de la acción política y su dimensión ética ha sido el tema objeto de unas Jornadas los días 8 y 9 de febrero que han reunido a personalidades de primera línea del mundo económico, político y del ámbito de la reflexión filosófico- moral en el Aula Magna del Seminario Conciliar de Barcelona. Los ponentes: Guzmán Carriquiry, del Pontificio Consejo de Laicos, el ex ministro de Industria y Energía, Joan Majó; Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón y Miquel Roca i Junyent, exdiputados a Cortes junto con Eugeni Gay, miembro del Tribunal Constitucional, que aportaron sus visiones sobre el tema de la reunión: analizar la ética de la acción política, en el marco de la Doctrina Social de la Iglesia.
La Facultad de Teología de Cataluña (FTC), especialmente el Departamento de Teología Moral y el SEDASE, Seminario de Doctrina y Acción social de la Iglesia, orientan su reflexión sobre aquellos temas que pueden afectar las actitudes éticas de los actores sociales. Entre ellos está la clase política. Con esta iniciativa, se ha planteado el sentido y valor de la política como actividad que debe buscar el bien común de los ciudadanos, tanto en sus propuestas como en la acción concreta.
La política como "exigente forma de caridad”
En la sesión del primer día, el Dr. Antoni Babra, director del Sedase, señaló que "la Facultad de Teología de Catalunya no quiere permanecer en silencio ante unas carencias en el valor de la acción política y en su dimensión ética, que la sociedad detecta en estos momentos". A continuación, intervinieron Guzmán Carriquiry, subsecretario del Pontificio Consejo de Laicos y Joan Majó, ex ministro.
Carriquiry expresó que "la Iglesia católica tiene un altísimo concepto de la política". Se dice que "es una forma exigente de la caridad, es decir una modalidad de amor al prójimo. Paradójicamente, señaló que"el concepto de política choca con la desconfianza de la sociedad hacia esta actividad". Constató que "muchos ciudadanos la consideran una actividad extraña que no les suscita ningún interés especial". A su entender, esta desafección se debe a que "la política aparece a menudo ligada a la corporación autorreferencial de los políticos profesionales en la esfera de la partitocracia, envuelta en juegos y ambiciones de poder mas que referida al bien común; a menudo predominan más los intereses particulares que el bien común".
Guzmán Carriquiry afirmó que "hay que rehabilitar la política en toda su dignidad. Con este fin, por un lado, hay que poner en práctica y valorar el principio de subsidiariedad que deje espacio y protagonismo a una sociedad civil abierta, constructora de una diversidad de formas de libre autoorganización y gestión de las necesidades sociales como contribución al bien común". Por otro lado, "la política debe estar animada por el principio de solidaridad" y esta debe estar "sostenida y animada por la caridad".
El subsecretario del Consejo Pontificio de los Laicos terminó su intervención afirmando que "los cristianos no estamos convocados a luchar por nuestra propia hegemonía religiosa en la arena política. Somos conscientes de que de una misma fe puede derivar una legítima diversidad de posiciones políticas" y que "nadie podrá impedirnos tener la más firme convicción de que quien ignora a Dios amputa la realidad y que Cristo es la piedra angular para toda construcción verdadera y plenamente humana".
Joan Majó hizo una distinción entre ética y moral. A su juicio, la primera se refiere al ámbito de las intenciones y la segunda al de la acción. Majó explicó que se educó en un contexto muy europeo, para él "Europa ha sido siempre la referencia, ya que tiene unos rasgos característicos que la definen y unos valores que predominan: la centralidad de la persona, la libertad, la exigencia de equidad, la justicia, la democracia. A su entender, estos valores provienen de dos acontecimientos históricos determinantes: el Evangelio y la Revolución francesa. Cristo, por un lado, representó en su tiempo una ruptura no sólo religiosa, sino también cultural,; él no sólo hizo descubrir a Dios- Padre y el amor a los hombres, sino también al hombre. Cristo predicó la libertad, el amor y fundamentó estas exigencias en el amor de DIos. La predicación de Jesús se orientaba con la voluntad de que el Reino de Dios no fuera sólo una esperanza, sino una realidad."
Fundamento ético de la vida política
En la segunda sesión, los ponentes fueron los exdiputados Miguel Herrero y Rodríguez de Miñón, Miquel Roca i Junyent, y Eugeni Gay, miembro del Tribunal Constitucional. Presidió el decano de la Facultad, Dr. Armand Puig, y contó también con la intervención del Dr. Joan Costa, miembro del Sedase, que presentó un breve recorrido histórico, desde Aristóteles hasta los pensadores modernos, de cómo estos han considerado la relación entre ética y política. Finalmente, refiriéndose a la última encíclica de Benedicto XVI,señaló que "la ética es intrínseca a la vida política, tanto en fundamentar las legislaciones... como en la actuación de los mismos políticos... de manera que no hay política verdaderamente humana si no hay un fundamento ético".
Eugeni Gay planteó la necesaria eticidad en la acción política, haciendo frecuentes referencias a documentos del magisterio eclesial relativos a la relación entre ética y política. Indicó que el descubrimiento de América representó un momento clave en la consideración de la dignidad de la persona, siendo sus principales artífices Francisco de Vitoria y Fray Bartolomé de las Casas. Según Eugenio Gay, la dignidad de la persona es el verdadero fundamento de la eticidad en la actuación política. Ponderó la significación de la aprobación de la Constitución española en su momento e insistió en el hecho de que, en su espíritu, es el marco que señala el contenido y los límites éticos necesarios para la convivencia del país y en concreto para la actuación política.
La política debe servir al hombre como fin
Miguel Herrero distinguió entre el hombre político, que se preocupa del poder y el hombre social o ético, que se preocupa por los valores. Insistió en que la palabra política no viene de poder, sino de polis y significa servicio a la polis. El poder, indicó, es algo humano, conectado a su responsabilidad y, por tanto, inseparable de los valores, ya que el que lo quiere mantener debe cuidar del bienestar de aquellos sobre los que manda. El ponente afirmó que el núcleo ético de la acción política es el servicio al hombre como fin, y a un hombre que no se da como ser abstracto sino como polis y poliédrico: social, religioso, político, que busca el bienestar. Este hombre no puede ser servido unilateralmente. Añadió que hoy se tiende a concebir el servicio al hombre sólo satisfaciendo sus necesidades económicas y es necesario que el político no se limite a servir sólo en esta vertiente. Además, indicó, los valores no son asimétricos, lo que requiere un discernimiento por parte del político, teniendo en cuenta que todo hombre está insertado en una comunidad concreta y que se han de articular sus derechos con los de la colectividad. Como ejemplo, Herrero señaló que los padres tienen derecho a elegir la educación de sus hijos en base a los valores en los que creen, pero eso no debe impedir al político articular una educación para toda la colectividad.
Miquel Roca indicó que su reflexión la hacía desde la perspectiva de lo que es Europa hoy. Se preguntó si la acción política puede no ser ética y respondió que no es bueno que no lo sea y añadió que la gran victoria de la democracia es haber llenado de ética la acción política. Hoy en Europa, prosiguió, es impensable una acción política sin dimensión ética, ya que es la realización de una vocación de servir a la comunidad.
Según Roca, el marco constitucional define los límites de la convivencia. Apeló a un concepto laico de la ética que hay que defender siempre y en todas partes y que se encuentra expresado en la declaración universal de los derechos humanos, en los que se basa la Constitución española. En la política, señaló finalmente, la ética se concreta en el respeto de la persona y de su dignidad.
Xavier Vilella
Periodista