Humanismo. Los bienes invisibles. J.L.Lorda
Juan Luis Lorda
Ed. Rialp
Madrid 2009
208 pàg.
Esta obra del profesor Lorda nos adentra en el mundo de la cultura. Se trata de un libro bien estructurado, sencillo, conciso y claro. El autor explica detalladamente –bajo diversos aspectos– qué se entiende por cultura, mundo cultural, humanismo, sabiduría, amor a la verdad, belleza, etc. Es decir, un conjunto de realidades que él también llama "bienes invisibles" y que se podrían considerar un gran tesoro.
"Los bienes invisibles son luminosos, limpios, inmateriales y un poco misteriosos, capaces de abrir horizontes y dar belleza a la existencia. Y son liberales, porque tienen mucho del don de la gratuidad, y a la vez, expanden, aclaran y adornan la libertad, y la elevan por encima del comportamiento instintivo o gregario". Todos ellos conforman –continúa diciendo el autor– o "forman la verdadera cultura humana que no tiene nada que ver con los fuegos artificiales propios del esnobismo".
El libro es fácil de leer y despierta enseguida un creciente interés. A lo largo de los diversos capítulos –dedicados a la cultura, la vida de la inteligencia, la opción por la belleza, el estilo y elegancia, el amor a la palabra, al sentido del humor, la amistad y la honestidad– se hace continua referencia a los humanistas clásicos de todas las épocas, es decir, a aquellos que cultivaron el espíritu humano en las diferentes ciencias humanas que nos han llevado a nuestra madurez y plenitud. De ellos extrae el autor muchas sabias enseñanzas y lecciones, aprovechables para el mundo de hoy. En todas las páginas descubrimos muchas horas de lecturas bien escogidas –de pensadores, filósofos, historiadores, literatos, etc.– que el profesor Lorda sabe hacernos llegar agradablemente. Contiene explicaciones y distinciones diversas que hacen más llevadero el camino para entender por dónde van los senderos de un humanismo perfeccionador en el mundo de la inteligencia.
Lorda hace al final una selección de los "libros sabios" más importantes que debemos tener en cuenta para desarrollar una verdadera cultura. Es curioso que junto a las grandes plumas –Aristóteles, Cicerón, Séneca, santo Tomás de Aquino, Gracián, Gombrich, Bergson, etc.– acabe citando el personaje de "Winnetou" de Karl May, para ponerlo como ejemplo de personaje honesto.
Josep Vall i Mundó