El cuidado de la casa común
La publicación de la encíclica Laudato si’ (LS) por el santo Padre Francisco sobre “el cuidado de la casa común” ha sido, por lo general, muy bien recibida tanto por católicos como por no católicos. No obstante, también han surgido algunas reacciones de sorpresa y otras menos favorables.
El tema no es completamente nuevo. San Benito y san Francisco de Asís –este último ampliamente citado en la LS– tuvieron en gran consideración la naturaleza, viéndola como un reflejo del Creador. En nuestros días no han faltado quienes hayan promovido corrientes de espiritualidad que incluyen admirar y valorar todo lo creado. San Josemaría Escrivá, por ejemplo, aun sin extenderse en consideraciones medioambientes, enseñaba que la creación entera es admirable y digna de ser amada. En una carta de 1940 escribía: «precisamente porque somos hijos de Dios, esta realidad nos lleva a contemplar con amor y con admiración, todas las cosas que salieron de las manos de Dios Padre Creador». (Diccionario de san Josemaria, p. 432). La doctrina social de la Iglesia, por su parte, viene hablado del respeto a la integridad de la creación desde 1971, como recuerda la propia encíclica (LS 4-6), pero hasta ahora ningún Papa había dedicado un documento mayor, como es una encíclica, al problema ecológico y al cuidado de la casa común.
Entre las reacciones de sorpresa están las de quienes ignorando las enseñanzas sociales de la Iglesia se preguntaban, ¿qué tiene que ver la religión con la conservación ambiental? Otros, desde una visión superficial de la teología, se les ha sorprendido que el «dominar la tierra» del Génisis no fuera algo absoluto sino interpretado desde la perspectiva de un buen administrador y una actitud de profundo respeto y armonía con todo lo creado.
Hay quienes han criticado al Papa por aceptar lo que consideran posiciones alarmistas y poco contrastadas, como el calentamiento global del planeta. Otros han considerado que el Papa daba demasiada importancia a un tema que ellos consideran poco relevante. Pero la verdad es que existe el riesgo de un creciente deterioro del medio ambiente existe, incluyendo el calentamiento global. Por otra parte, el planteamiento del Papa no es parcial ni irrelevante. Enfoca su enseñanza desde una perspectiva integral en la que se incluye explícitamente el respeto por la vida humana desde la concepción hasta la muerte natural y la preocupación por los pobres, principales afectados por los problemas medioambientales.
En todo caso, estamos ante una encíclica muy bien elaborada y digna de ser estudiada. Queremos contribuir a ello en este número de Temes d’avui que incluye como tema de portada varias reflexiones de especialistas sobre la Laudato si’. Lo hacen desde desde diversas perspectivas. Comenzamos con una visión sintética de la actual crisis ecológica y sus causas (Malladach) que, de algún modo, enmarca la citada encíclica. Sigue una visión de conjunto de la encíclica con doce ideas claves del documento (Melé) y un artículo sobre el fundamento teológico del cuidado de la naturaleza, en el que se reflexiona sobre el capítulo II de la encíclica (Guitián). A continuación, se comentan dos conceptos centrales de la encíclica: La ecología integral (Albareda) y la conversión ecológica (Chuvieco). Desde una perspectiva más práctica, se cuenta la experiencia de educar en la sostenibilidad, ¡nada menos que enseñando matemáticas! (Vidal). Por último, se contrapone la visión económica del medio ambiente con la teológica (García Durán) y dos visiones del ecologismo, una de corte catastrofista y otra superficial, ambas poco ancladas en la realidad, que contrastan con la propuesta de la Laudato si’ (Navarro Valls). El caso de moral complementa el tema de portada al ocuparse de una cuestión relacionada con el concepto de ecología humana en la cultura y modo de trabajar de una conocida empresa.
Se incluye también un amplio estudio histórico del profesor Galtés sobre el ejercicio de la caridad cristiana en la Iglesia: como se ha materializado en una amplísima actividad caritativa y social de caridad.
José Luis Requero, magistrado del Tribunal Supremo, comenta la sentencia del Tribunal Supremo estadounidense que declaró la constitucionalidad del matrimonio entre personas del mismo sexo. Una sentencia que al venir de la primera potencia mundial tendrá importantes consecuencias más allá de sus fronteras.
El lector encontrará además las secciones habituales.
Por último, queremos comunicar a nuestros lectores que, a partir del presente año 2015, Temes d’avui se publicará semestralmente, con una extensión superior al actual, profundizando en los grandes temas de nuestro tiempo y dando noticas comentadas de iniciativas, documentos, casos, libros y otros temas que estimemos relevantes. Agradecemos de antemano la comprensión de nuestros suscriptores y lectores.