¿Tú por aquí? Conversaciones en el Cielo

El título del libro responde a la hipótesis de que el autor llega al cielo y se encuentra allí con muchas personas que ha conocido personalmente o a través de su trabajo periodístico. Son personajes famosos o que han tenido notable influencia en el mundo. “Tengo la seguridad –afirma el autor– de que paseando por el Cielo en busca de gente a la que saludar, otros con quienes conversar o a los que deseo entrevistar saltaré de alegría una  y otra vez al tropezar con amigos y conocidos de quienes había perdido la pista.«¿Tú por aquí?», nos diremos mutuamente Eufóricos, nos abrazaremos y recordaremos tiempos terrenales.” (p. 83)

 

Es un libro propio de quien ha vivido mucho y rememora relevantes recuerdos de su vida. Aunque de una forma bien distinta, esta retrospectiva ya aparecía, en su anterior libro A las 9 en la luna (Sekotia, 2021), con el sugerente subtitulo de Un paseo a través de 50 años de amor conjugal, referido a la convivencia con su esposa durante este tiempo, fundamentada en el amor más que en afinidades personales.

 

El libro manifiesta la visión de un hombre de fe desde la perspectiva del final de la vida y la esperanza del cielo. Se muestra preocupado con lo que considera falta de atención a la predicación de lo que acontecerá al final de la vida, los llamados Novísimos: muerte, juicio, infierno y gloria, además del purgatorio como estado transitorio. No se olvida de ellos y les dedica la primera parte de la obra.

 

Como en su anterior obra, Dios no pide currículum (Ideas y libros, 2021), el autor sabe resaltar los aspectos positivos de la gente. Se toma la licencia de considerar que han alcanzado el cielo una multitud de personajes, incluso aquellos que no consta que fueran especialmente devotos creyentes en vida. En todo caso, consigue una narrativa entretenida. Allí desfilan, en primer lugar, Jesucristo y la Virgen, junto a santos de su devoción, familiares y amigos, pero también muchos otros. Arasa se detiene particularmente considerando “cuatro personas a las que quise y admiré” (pp. 109-116). Se trata del eurocomunista Antoni Gutiérrez Diaz, “Guti”, el indómito anarquista Domingo Ibarz, “Roset”, el intelectual Josep María Ainaud Lasarte y la luchadora social Núria de Gispert.

 

Más adelante (pp. 121-133), se fija en influyentes políticos como Jean Jaurés, político francés que defendió con fuerza los ideales de libertad, igualdad y fraternidad, Tomás Moro, que se mantuvo firme frente a las exigencias de un rey inicuo, y William Wilberforce, pionero de la lucha contra la esclavitud. Manifiesta su admiración por Winston Churchill, por Carlos de Habsburgo, último emperador de Austria, por Robert Schuman, católico y uno de los artífices de la Europa unida, en fin, por los presidentes Pertini y Gorbachov, por el general cartaginés Anibal y por Hector, personaje citado en la Ilíada de Homero. Desfilan también ante él dos figuras en cierto modo antagónicas: el médico genetista y gran defensor de la vida, Jerône Lejeune, y Thomas Malthus, profeta de catástrofes demográficas; el gran escritor Gilbert Keith Chesterton y dos cardenales conocidos suyos: Alfonso López Trujillo y Ricardo María Carles. Y, así muchos otros personajes, entre ellos varios héroes de la Segunda Guerra mundial.

 

Considera que algunos grandes del mundo en el Cielo quizá sean unos pigmeos. Reflexiona también si podrá encontrar conocidos agnósticos y ateos y el impacto que habrán tenido al encontrarse con Dios. No quiere juzgar de la conciencia de nadie y recuerda la conversión final de alguno de ellos. Piensa incluso que grandes malhechores pueden dar sorpresas. Le encanta considerar que allí se develarán incógnitas, se borrarán mentiras de la historia, habrá reconciliación entre enemigos.

 

El libro no pretende profundizar en ninguno de los personajes que presenta, pero hace un buen recorrido por un gran número de ellos presentando interesantes pinceladas con un toque periodístico.

 

Domènec Melé

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