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Cuándo y cómo el aborto es noticia en la prensa

El aborto en los medios de comunicación de Madrid y Barcelona después de la aprobación del proyecto de Ley de Protección de la Vida del Concebido y de la Mujer Embarazada. ¿Es posible una información completa y veraz?

23 de enero de 2014, en la costa este de los Estados Unidos. Empiezan a remitir los efectos de Janus, la tormenta invernal que ha dejado impresionantes nevadas en las grandes ciudades atlánticas, como Nueva York y Washington, que image-ee8012013672db31d844adf7a688a0f8ha cancelado miles de vuelos y ha dejado muchas carreteras cortadas. Este martes 23, en la capital estadounidense, no se superaron los 0 º grados y todavía había graves dificultades para acceder a ella. Sin embargo, un año más –y van ya 41–, miles de personas se concentraban en el National Mall en la tradicional Marcha por la Vida, que pide la derogación de la ley del aborto, fruto de la sentencia Rose & Wade del Tribunal Supremo.

Ann S., una de las manifestantes, dice ante las cámaras de televisión que la entrevistan: «Es frustrante ver tanta gente manifestándose por la vida en estas condiciones [de bajas temperaturas y difíciles accesos a la capital] y que no tenga ninguna repercusión en los medios de comunicación». ¿Es así?

Un rápido muestreo entre las páginas web de los grandes medios de comunicación estadounidenses ese mismo día le daba plenamente la razón: Washington Post, New image-7d293d32b10144e77d6b25485134b16bYork Times, USA Today, Los Angeles Times... no mencionaban la Marcha: la CNN le dedicaba una breve crónica...

¿Qué pasa en España?

El Consejo de Ministros del 20 de diciembre de 2013 aprobó el proyecto de ley que quiere reformar la actual ley del aborto en España puesta en marcha por el gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero (2010); esta ley invoca el sistema de plazos y considera el aborto un derecho de la mujer. La nueva norma, sujeta a trámite parlamentario y, por tanto, a enmiendas, sólo contempla dos supuestos en los que es posible el aborto: cuando hay un perjuicio importante en la salud física o psíquica de la madre, o cuando sea fruto de una agresión (violación).

Después de 100 días –cifra redonda y arbitraria tomada por acotar este artículo–, desde el anuncio de esta reforma legislativa, ¿cuál ha sido la postura de los grandes medios de comunicación españoles en tratar este tema? Cuando se cumplirán 30 años de su despenalización (1985), ¿una tercera ley tiene sentido? ¿No se trata de un tema cerrado? Parece que no. Basta repasar cómo se ha tratado esta cuestión en la prensa española.

Ingredientes para la elaboración de contenidos informativos

En primer lugar, quisiera hacer unas breves reflexiones para recordar cómo se convierte en noticia[1] un evento, idea u opinión (aunque me ceñiré básicamente al primero, el hecho o evento). Son varios los ingredientes presentes en la elaboración diaria de la información publicada y su mayor o menor presencia en el producto final depende de cada profesional y de cada empresa informativa.

1. Los medios de comunicación tienen una misión tradicionalmente entendida como informar, entretener y persuadir a su audiencia; loables motivos que se han de equilibrar con la necesidad –común a cualquier empresa– de que esta actividad sea económicamente rentable.

2. Se ha teorizado mucho sobre el papel esencial de los medios de comunicación en un sistema democrático: el cuarto poder vigila y fiscaliza la labor de los otros poderes y de toda la sociedad con el objetivo de contribuir a la salud del sistema. En esencia, los medios de comunicación ejercen profesionalmente el derecho de todos los ciudadanos a disponer de una información verdadera, derecho que requiere que haya unos sujetos que investigan, elaboran y difunden esta información. El ejercicio del derecho/deber de informar sólo se ejercita correctamente en el seno de una sociedad que respeta el resto de los derechos humanos y es una manifestación de este respeto.

3. Los medios de comunicación están formados por profesionales que tienen una determinada visión de la vida; después, están las propias empresas, que a menudo no renuncian a convertirse en actores sociales y son portavoces activos de sus propias posturas.

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4. En dependencia de lo expuesto anteriormente, los medios seleccionan aquellos contenidos que serán noticia. La prensa seria, a pesar de su declive, mantiene todavía la capacidad de confeccionar la agenda de los temas relevantes (pensemos en las tertulias de radio que comentan las noticias del día, tomando como referencia las portadas de la prensa nacional).

5. Finalmente, añadimos el ingrediente de lo nuevo, inverosímil, sorprendente o escandaloso (el tan citado «hombre que muerde al perro»). Incluso, al abordar cuestiones serias o incluso dramáticas como una guerra, la atención no es fácil de mantener durante mucho tiempo. De ahí la presencia de este recurso.

La intención de estas líneas es ofrecer alguna clave para entender por qué se publica lo que se publica sobre un tema en concreto –el aborto– y para que el lector se cuestione si lo que se publica es un aspecto verdaderamente relevante de este tema o no. Es decir, ¿la información que presentan los medios es suficiente, veraz, completa... para fundamentar el debate, la opinión y la decisión de los ciudadanos?

Selección

Como acabamos de señalar, la llamada "prensa seria" marca la agenda de lo que es noticia y de lo políticamente correcto (la visión ortodoxa de un tema). Por ello, esta reflexión se centra en el tratamiento que 7 periódicos españoles han hecho sobre el aborto a lo largo de los 100 días posteriores al anuncio de la aprobación del proyecto de ley de reforma del aborto que hizo el ministro de Justicia Alberto Ruiz Gallardón el viernes 20 de diciembre de 2013.

Los 7 periódicos españoles seleccionados son: 4 nacionales editados en Madrid (El País, El Mundo, La Razón y Abc) y tres catalanes editados en Barcelona (La Vanguardia, El Periódico de Cataluña y Ara). Se trata de periódicos de gran difusión en España y en Cataluña y representativos de posiciones editoriales diversas.

En el rápido análisis de estos 100 días, me he centrado en los aspectos cualitativos (la orientación de estas noticias, presencia de opinión, valoración...), sin renunciar a ofrecer algún dato cuantitativo significativo.

Un tema no cuestionado hasta que el hombre muerde al perro

Informativamente hablando, el «aborto» es un tema irrelevante hasta que se produce un fenómeno que rompe el statu quo: la aprobación de un proyecto de ley restrictivo hacia el aborto. De hecho, no se trata de una novedad: el PP tenía un image-db30566e1f078e5c555565f9dce810a9compromiso electoral en este sentido y, además, promovió un recurso ante el Tribunal Constitucional contra la ley de 2010 aprobada por el anterior gobierno de Zapatero .

Buena parte de la opinión publicada asumió que, después de la despenalización del aborto (1985), el siguiente paso era una ley de plazos sin supuestos con la pretensión de consolidar el aborto como un derecho de la mujer (2010) . Ahora, hemos podido leer que la ley vigente tiene un «amplio consenso social», que el nuevo proyecto de ley «violenta unos derechos que, según la evolución de los valores generales, [...] ya habían sido asumidos». A pesar de las masivas manifestaciones populares en contra del recurso de inconstitucionalidad del PP y de la mayoritaria objeción de conciencia del personal sanitario del sector público, que sólo realiza el 5% del total de los abortos; el resto se realizan en centros privados acreditados.

Esta visión la ha defendido con gran fuerza El País, auténtico ariete mediático contra el proyecto de ley. En el mismo sentido, también fue notable el desarrollo de El Periódico (portada y 8 páginas en contra del proyecto al día siguiente de aprobarse) y también notable y sorprendente (no se había posicionado hasta hoy –sólo tiene tres años de vida–) el tratamiento del también catalán Ara. El benjamín de los diarios catalanes, durante dos días consecutivos (21 y 22 de diciembre) dedicó a la nueva ley: las dos portadas, una editorial y 11 páginas interiores rellenas de críticas a la reforma de Gallardón.

La noticia se basa en la pretensión de dar un paso atrás en un tema que ya se consideraba cerrado.

El aborto como arma política

En su inicio, la noticia se presenta desde una óptica política: anuncio de la proposición de ley, valoraciones, rechazo frontal de la oposición política, declaraciones discrepantes de algunos miembros del partido que apoya al gobierno actual...

Los medios, cada uno desde su posicionamiento, destacaron ampliamente la noticia. Algunos titulares: «El gobierno aprueba la ley del aborto más restrictiva de la democracia» (El País), «La mujer ya no decide" (Ara), con un subtítulo calcado de El País; «El gobierno endurece las leyes para abortar" (La Vanguardia); «Una ley más adecuada para la doctrina del TC" (El Mundo); «El PSOE recurre a los años del 'miedo' para justificar su rechazo a la reforma» (La Razón).

Desde ese momento, la nueva ley se ha convertido en arma de agresión entre partidos y las reales o aparentes discrepancias se han amplificado: «Rebelión interna», tituló El País su editorial del 9 de enero, en el que aconseja Rajoy «atender las voces discrepantes del PP que piden consenso para la reforma de la ley». Las tomas de posición de los image-5622d72e33bab128f04221587e8f7995gobiernos de Cataluña, Euskadi y Andalucía que piden mantener la ley vigente y declaraciones, muchas declaraciones de políticos que han llegado a involucrar a políticos de otros países, incluso al Parlamento Europeo (cuando esta cuestión no es de su competencia , sino de los estados miembros), mantienen vivo el tema, mientras el Tribunal Constitucional sigue aplazando la resolución del recurso de inconstitucionalidad de la ley del 2010.

Son opiniones desde fuera, partidistas, que encuentran en este tema una buena ocasión para atacar, descalificar, denunciar incoherencias. Entre las informaciones de tipo político, las declaraciones a pie de micrófono son una mayoría abrumadora. Es lo que se puede denominar información interesada que facilita una fuente (un representante político) y que le asegura una cuota de presencia en los medios de comunicación. En la selección de estas declaraciones, se pueden observar las simpatías o antipatías de cada medio.

Abc y La Razón, más proclives a dar la razón a la nueva ley, entrevistaron al ministro de Justicia responsable del proyecto. Ante la ola de críticas de la oposición política, Abc ofrece los argumentos del gobierno. Así, por ejemplo el día 27 de diciembre, una crónica política recoge los argumentos de Lourdes Méndez, diputada del PP y presidenta de la Comisión de Discapacidad del Congreso, que recuerda que para el Tribunal Constitucional "el no nacido es un bien jurídico digno de protección”. También explica que la nueva ley «intenta equilibrar los derechos de la mujer con los del no nacido, que se despenaliza el aborto en dos supuestos (grave peligro para la salud física o psíquica de la madre y violación) y no responsabiliza penalmente a la mujer, sino a los que «se enriquecen a causa de su práctica [del aborto ilegal]».

Méndez, en su defensa del anteproyecto, recuerda que fue un compromiso electoral de su partido y que recibió 11 millones de votos, mientras que "el gobierno socialista no estaba legitimado ni siquiera por sus votantes para aprobar una ley tan radical como la actual, ya que no estaba en su programa, el hecho de considerar el aborto como un derecho».

El Mundo, con una posición editorial equidistante, carga contra las incoherencias del gobierno, su mala política de image-c84e2ee65c27462f27d05551ce57819fcomunicación y la sensación de descoordinación a resultas de algunas opiniones discrepantes en las filas del PP.

El País, Ara y El Periódico publican una cascada de opiniones de políticos y dan voz, con una preferencia nada disimulada, a los miembros del PP que son críticos con el proyecto de ley. Si sólo leemos estos medios, queda patente la soledad del proyecto de ley y de su promotor, el ministro Ruiz Gallardón.

Debate de ideas: no está ni ha de venir

El debate impregna toda la sociedad y los medios buscan la opinión de los expertos (personajes con algún tipo de notoriedad, asociaciones profesionales y otros colectivos), que emiten manifiestos y opinan. Los mismos periódicos dan a conocer su opinión en editoriales. Las opiniones son libres, pero la selección de estos expertos –cuando sólo tienen un registro– y la condena al silencio de otras opiniones, resulta sospechosa.

Si alguien espera aportaciones profundas, ideas sugerentes o argumentaciones más o menos elaboradas, quedará desengañado.

Son innumerables los tópicos y las fáciles descalificaciones que aparecen en artículos, declaraciones y también en editoriales. Parece que faltan recursos intelectuales para abordar los temas de fondo, antropológicos y éticos, que el aborto plantea. O quizá no hay interés en plantearlos.

El País, en su editorial Retorno al pasado (21-12-2013), escribe: «Con esta contrarreforma, (...) las mujeres españolas volverán a una situación de excepción casi sin parangón en Europa por la inaceptable sumisión del Gobierno a los sectores más retrógrados de la Iglesia católica». Un poco más adelante, se lee. «Con esta regulación el Gobierno confunde moral privada y moral pública. Concede al Estado la potestad de decidir en qué casos una mujer puede abortar en función de unas creencias religiosas que pertenecen al dominio de lo privado de una parte de la sociedad, y que ni siquiera son compartidas por la mayoría». Y acaba de forma apocalíptica: "Se trata de una reforma innecesaria, hipócrita y socialmente discriminatoria: es evidente que las mujeres que quieran abortar y tengan recursos, incluidas muchas católicas, lo harán en otros países, mientras que las que no tienen estos medios se verán abocadas a un aborto de riesgo, inseguro y clandestino, como en los tiempos más oscuros de la historia de España».

En El Periódico de Cataluña el mismo día, podemos leer: «La elección de abortar debe ser de la mujer, pero no porque el feto no es una forma de vida, sino porque en el conflicto de intereses debe prevalecer el derecho a decidir de la mujer».

Para el editorialista de Ara, también se trata de una Vuelta al pasado y el mismo 21 de diciembre escribe que la reforma de la ley aprobada «nos sitúa más atrás de la primera ley, de 1985, pionera en regular aborto después de la dictadura. En una sociedad plural y democrática, legislar con el objetivo de imponer una determinada moral, en este caso el dogma de fe de la doctrina oficial católica, entra en contradicción con un estado que se declara aconfesional. Lo que hace falta es preservar la libertad de las personas, en este caso de las mujeres, de vivir la sexualidad y el embarazo según las propias creencias». Y un colofón: «la ley Gallardón violenta unos derechos que, de acuerdo con el evolución de los valores generales tanto en España como en el conjunto de Europa, ya habían sido asumidos. Además, fácilmente puede devolvernos a hipócritas situaciones de desigualdad: otra vez, sólo las mujeres con poder adquisitivo podrán conseguir interrumpir el embarazo superando una auténtica carrera de obstáculos o, si es necesario, marchando al extranjero, mientras que, en cambio, muchas otras pueden caer en prácticas clandestinas peligrosas para su salud». (Sorprende la milimétrica sintonía argumentativa entre los editoriales del Ara y El País.)

En otro sentido, La Razón, en su editorial La familia, baluarte de libertad (21-12-2013) destaca que «no conviene separar image-51cba174e4592e4a704f0c2beca104c8la protección de la familia en su conjunto de la defensa de la vida, ya que ambas cuestiones están estrechamente imbricadas. El aborto es siempre un fracaso sin paliativos, que afecta al conjunto de la sociedad, y que aún se extiende más cuando es peor la situación en que se encuentra la institución familiar». Y añade que «considerar el aborto como si fuera un derecho inherente a la mujer, se convierte en un ariete contra el mismo concepto de la familia, tradicional o no, y por tanto, contra la conformación de una sociedad equilibrada». Para este medio, el aborto no es un derecho de la mujer, y cuando ésta decide sobre este tema las consecuencias afectan a la familia y a toda la sociedad.

Abc escribe, contundente, en su editorial, que Rajoy cumple la ley: «La enfermedad del nasciturus ya no será, por sí sola, motivo de aborto, poniéndose fin a una previsión legal propia de un régimen racial. El Gobierno suprime la ley de plazos del PSOE y ajusta la práctica a la doctrina del TC», y recuerda que es lógico cumplir las promesas electorales con las que ganó las elecciones por mayoría absoluta.

En el editorial de El Mundo, se destaca la Pésima gestión política de la Ley del Aborto (17-3-2014) y, en sus páginas, da vía libre a posturas diversas, incluso opuestas; esta parece que es la clave de la verdadera información, por lo menos, según este medio. Así, encontramos una emotiva entrevista a Pablo Pineda (19-3-2014), en la que éste pide que se respete el derecho a la vida de los afectados por el síndrome de Down; al día siguiente –Día Mundial del Síndrome de Down–, Katerina Bartolomé escribe el artículo titulado 'I have a dream'... no al racismo cromosómico; ambos textos están claramente posicionados a favor de la vida. Pero, por otra parte, el día 8 de enero, en la sección Encuentros y con la participación de los lectores, entrevistaron a Lara Alcázar, fundadora de Femen en España y contundente defensora del aborto.

Las opiniones de los colaboradores habituales, así como de las firmas invitadas, permiten vislumbrar en qué ámbito se encuentra más cómodo cada medio.

La Vanguardia, en estos 100 días, no ha manifestado ninguna postura editorial, pero sus colaboradores habituales sí: Rahola, Moix, Sanchís, Margarit, Bonet... claman contra la reforma; Miró i Ardévol rompe una lanza a favor de la vida y Antoni Puigverd escribe el artículo Defensa de la flexibilidad en el que describe un sugerente concepto de periodismo que atribuye a Enric Juliana («el periodismo deportivo ha contaminado al resto del periodismo»), pero que, en mi opinión, ya fue magistralmente descrito por Gregorio Morán en lo que calificó como «periodismo de barricada». Escribe Puigverd (La Vanguardia, 6-1-2014): "Ya no discutimos en buena ley: intentamos dejar al otro en fuera de juego. Sentimos los colores, pero dormimos las neuronas. Ovacionamos a quien confirma nuestros prejuicios y silbamos a quien mantiene posiciones diferentes de las nuestras».

Esta visión contamina todos los temas y, ante el caso del aborto, escribe: «Podríamos aprovechar los meses de tramitación parlamentaria para desplegar una reflexión moral sobre todas las derivaciones del aborto: los límites de la vida humana, las dificultades actuales de la maternidad, la eugenesia fetal. Pero el espacio de la reflexión se ha acobardado tanto, que el debate ya no se intenta. Sólo queda espacio para las descalificaciones».

La realidad es dura: «Si alguien cae en la tentación de escuchar los argumentos del adversario, los suyos le tacharán de blando y melifluo: 'iUf, un moderado!'».

Ausencia de interés humano

Mucha declaración política, mucha pasión ideológica, pero en el aborto hay víctimas: esos cientos de miles de bebés que no verán la vida y sus madres, a las que incluso los grandes defensores del aborto reconocen que se han enfrentado a una «decisión traumática», y sus parejas...

Los medios de comunicación seleccionados han sido capaces de ofrecer el drama personal que hay detrás de fenómenos como el terrorismo, los desahucios, las preferentes... han puesto cara a los damnificados y han dado voz a las asociaciones de víctimas acercando lo que podría ser un tema muy abstracto o genérico a una realidad cercana y concreta. Estos medios no ofrecen testimonios, ni historias personales de sobrevivientes, no se habla de consecuencias del aborto o de la labor de quienes se dedican a proporcionar alternativas a las madres en dificultades. Y esto cuando todos reconocen que sufrir un aborto es un drama.

De unas 350 informaciones, artículos de opinión y editoriales publicados por El País en estos 100 días, isólo en... 1 caso! se ofrece la visión de una ONG –redMadre–, en la  cual explica qué hace para ayudar a la madre gestante en dificultades.

Los testimonios se ponen masivamente en boca de la postura favorable al aborto. Casi siempre desde la óptica del derecho de la mujer, aunque ejercerlo sea traumático y doloroso. Algo así hizo El Periódico, que en sus páginas recoge comentarios, opiniones y algunos testimonios dolorosos de mujeres que han abortado (21 de diciembre, 2013). Situaciones extremas en las que, sorprendentemente, no se han ofrecido alternativas al hecho dramático del aborto y en las cuales las propias protagonistas tampoco lo echan de menos.

La desaparición del padre es otro denominador común en estas informaciones. Para que haya feto, es necesaria la colaboración de un hombre, pero la ideología dominante hace hincapié en el derecho de la mujer a ser madre. El hombre no tiene voz, ni opinión, ni ningún tipo de responsabilidad. Y esta visión la comparten todos los medios. El embarazo es cuestión, exclusivamente, de la mujer. Pero si el bebé nace, el padre ya puede prepararse para conciliar vida familiar y trabajo, y participar en las tareas del hogar.

El argumento exterior

Desde este "periodismo de barricada", mirar –o no– el exterior sirve para afianzar las propias convicciones o para descalificar las de los demás. El aborto es un tema abierto en muchos países que en estos tres meses han vivido movilizaciones, debates, etc. Es el caso de Estados Unidos, Francia, Perú...

El 19 de enero, en París, una gran manifestación pedía al gobierno francés que imitara al español protegiendo al no nacido, cuando el gobierno galo debatía una mayor liberalización de su ley vigente sobre el aborto. La manifestación tenía image-cc9b9281ba56c2a456a0970ab062e212un cierto interés, ya que estaban presentes algunos diputados del PP y representantes de diversas entidades provida españolas. El País y el Ara ignoraron esta marcha, que fue tratada ampliamente por Abc y La Razón. El Mundo destacó España como espejo para el movimiento provida francés.

El Periódico cambió la cuestión y lo tituló: "Francia debate convertir el aborto en una ley de plazos", y reseñó el debate parlamentario sobre la liberalización de la ley francesa con una fotografía de la manifestación en contra. La Vanguardia hizo (20-1-2014) una breve crónica, con foto incluida, titulada: Antiabortistas franceses, de rojo y amarillo; para acabarlo de redondear, añadió que, a la manifestación, acudieron entre 16.000 y 40.000 personas. El martes 21 de enero, en una amplísima crónica de su corresponsal en París, explicó que «Los socialistas franceses impulsan la liberalización total del aborto»; en un texto tan extenso, sólo se hacía una breve referencia a la manifestación del domingo anterior.

De nuevo en París, los seguidores de Manif pour tous salieron a la calle el domingo 2 de febrero, en contra de las leyes que consideran antifamilia del gobierno socialista. «Fue el turno de más de 100.000 ciudadanos pacíficos, muchos de ellos niños, jóvenes y ancianos», escribió el corresponsal de El País, a pesar de haber titulado su crónica El Gobierno francés retrocede ante la presión de los ultraconservadores. Miguel Mora explicaba en su artículo que «la presión de la Francia más reaccionaria y ultra –que en las últimas tres semanas ha tomado repetidamente las calles para manifestar su rabia y su odio al Gobierno, al presidente, François Hollande, y al mundo en general–cosechó ayer una significativa victoria. El Ejecutivo francés anunció este lunes su decisión de retrasar la promulgación de la Ley de la Familia».

La Vanguardia, que en su momento no reseñó esta manifestación, dedicó un amplio artículo (5-2-2014) de su corresponsal en París a analizar el aplazamiento de la Ley de la Familia precisamente a raíz de esta manifestación. El titular fue significativo: Los ultras se imponen a Hollande. Por si había alguien que todavía tuviera dudas sobre el punto de vista del corresponsal, el autor del artículo lo deja bien claro: «Los ultras han ganado la batalla. Con las calles y las escuelas acosados ??por grupos católicos radicales y de extrema derecha, François Hollande ha cedido...». Es sugerente la coincidencia de los dos corresponsales en la interpretación de la noticia, y los adjetivos empleados para referirse a los manifestantes.

El día 23 de enero, en Washington, se realizó la mencionada Marcha por la Vida, que anualmente reclama la derogación de la sentencia del Tribunal Constitucional que legalizó el aborto en Estados Unidos. Seguramente, fue la manifestación más numerosa y la que se llevó a términos en las peores condiciones, de todos sus 41 años de existencia. No hemos encontrado reseña de este acto en ninguno de los medios seleccionados.

El 22 de marzo, Perú hizo su propia Marcha por la vida, ya que también se encuentra en pleno debate político sobre una ley de aborto. En Lima, salieron a la calle más de 200.000 personas. Ara y El País ignoraron la noticia, aunque el image-a353ec7eff2b60335b29a1ced31d7b95periódico catalán sí que se hacía eco (13-4-2014) de una manifestación a favor de un proyecto de ley que pide el reconocimiento de las uniones del mismo sexo en Perú . Asistieron unas tres mil personas y mereció una amplia cobertura informativa y gráfica.

Al día siguiente, el día 23, Madrid y otras ciudades españolas acogieron la gran Manifestación por la vida. Abc destacó en titulares que, en Madrid, Más de cien mil personas participan en la manifestación a favor de la vida, mientras que El Mundo, ese mismo día, también se hacía eco de otra manifestación en Palma de Mallorca, que, por el mismo motivo, reunía a un millar de personas. El País se refirió brevemente a la manifestación de Madrid y destacó la irrupción de activistas de Femen con la cara maquillada de calavera y como es habitual con los pechos al aire. Las feministas radicales robaron la foto de la manifestación.

El activismo de Femen, repetido hasta la saciedad, ha descolocado el foco de numerosos actos y ha robado el protagonismo de quienes lo tenían a priori: el ministro Ruiz Gallardón vio que el protagonista de la foto era un grupo de Femen, subido a la tribuna de invitados del Congreso; el cardenal Rouco se vio agredido por otro grupo, en una visita a una parroquia. Incluso la manifestación de París les ofreció su minuto de gloria, con foto incluida.

Algunas deficiencias éticas

El Código deontológico de la profesión periodística en Cataluña, aprobado en 1992, señala doce principios para la buena conducta ética de los periodistas en el ejercicio de su tarea profesional. Se trata de un instrumento de autorregulación aceptado libremente por profesionales y medios de comunicación que tienen el deseo de defender unos medios de comunicación libres y responsables.

El primero de los principios afirma la importancia de «observar siempre una clara distinción entre los hechos y opiniones o interpretaciones, evitando toda confusión o distorsión deliberada de ambas cosas...» Son numerosos los casos de informaciones en los que, como hemos visto en el nuestro seguimiento, no se ha observado esta clara distinción, y se ha calificado o descalificado según las opiniones de sus autores –que son evidentemente legítimas–, pero que han distorsionado las informaciones sobre los hechos e incluso las opiniones de terceras personas .

La Constitución española reconoce (art. 20 b.) el derecho universal a disponer de una información veraz. Este derecho es ejercido por unos profesionales cualificados (periodistas) y unas organizaciones que les facilitan los medios para llevar a cabo su trabajo (empresas informativas), pero que no son los propietarios de este derecho, sino sus servidores: deben hacerlo posible para todos los españoles.

Para el periodista o empresa informativa, el núcleo de su actividad es el deber de informar, que se despliega en las facultades de investigar, recibir y difundir hechos, ideas y opiniones.

Para el ciudadano, el derecho a la información es un derecho fundamental reconocido por nuestras leyes. El derecho a la información se hace viable cuando los otros derechos humanos se ejercitan libremente: el de reunión, asociación, libertad religiosa, participación política...

La información, al tratarse de un derecho/deber humano, cuando se ejercita sin respetar su elemento constitutivo –quesea image-e2555a09ed7b943ee5b0d27c8f847678verdadera– puede convertirse en injusta, ya que priva a los ciudadanos de los elementos esenciales para conocer la realidad y actuar con conocimiento y de forma responsable en la resolución de la cosa pública.

Por otra parte, la sociedad ha delegado en unas personas con una cualificación profesional el deber de informar. A estos profesionales y a las organizaciones para las que trabajan, se les exige una preparación, aptitudes y capacidades: deben ser libres para buscar la información y para asumir las propias responsabilidades; deben tener pasión por la verdad sabiendo discernir y criticar (filtrar) los testimonios, valorar las fuentes de información; deben tener sensibilidad para detectar los verdaderos problemas y han de cultivar el hábito moral e intelectual de calibrar qué es de interés general, que es verdadero o falso...

Son muchos los factores que pueden incidir en una mala praxis profesional: presiones ideológicas o empresariales, precipitación, acomodación al entorno cultural, pereza... pero los resultados no son neutros: empobrecen no sólo al que pacta con esta forma de trabajar, sino también a los destinatarios de esta información acrítica, sesgada o políticamente correcta.

La calidad moral de la sociedad y su salud democrática quedan en entredicho cuando el debate de ideas queda anulado por este periodismo de barricada, que defiende a ojos cerrados una determinada postura «porque es la nuestra» y se descalifica sistemáticamente todo lo que venga del contrario.

Con estas prácticas, desaparece el compromiso de la profesión periodística con la búsqueda de la verdad; se falta a la justicia, ya que no se satisface el derecho de cada hombre a recibir información veraz sobre hechos, ideas y opiniones; los profesionales que entran en este juego de intereses quedan moralmente empobrecidos, porque pierden su libertad de buscar la verdad y la sustituyen por el hecho de servir a estados de opinión, intereses ideológicos o por seguir claras directrices empresariales.

Una sociedad a la que se le escamotea parte de la verdad queda debilitada en sus fundamentos. La justicia se resentirá pronto. La toma de decisiones se hará sobre bases falsas o incompletas y, al final, la desconfianza se enseñoreará de todas las relaciones.

A pesar del millar largo de artículos, noticias, opiniones, editoriales, encuestas... publicados en estos tres meses, quedan cuestiones vitales para tratar con un evidente interés informativo: qué es el aborto, cómo se hace, cómo afecta a las mujeres que lo han realizado, qué alternativas hay o podrían proporcionarse, qué es el nasciturus, cuál es el papel del hombre en todo esto...

Es responsabilidad de los consumidores de información exigir un producto de calidad. Y calidad es: veracidad, diferenciar hechos y opiniones, facilitar los medios para poder formar el propio criterio, poder detectar lo que es importante para la sociedad y diferenciar lo justo de lo que no lo es, la verdad de la falsedad. Todo esto tiene un indudable componente ético centrado en la veracidad y en el derecho a una información veraz. Se trata de un derecho fundamental para que otros derechos humanos (asociación, reunión, libertad religiosa y de conciencia...) puedan manifestarse libremente; las restricciones hechas contra el primero, a medio plazo, se traducen en graves pérdidas de los otros derechos.

Sería deseable que en muchos medios de comunicación, aunque sean de difusión limitada, no se dejaran de repetir los criterios básicos sobre esta materia, que están de acuerdo con una ética natural y la moral cristiana y que juzgaran el aborto correctamente. Desearíamos que dijeran claramente que el fruto de la concepción es un ser humano, al que se ha de reconocer el derecho a la vida, que siempre es merecedor de protección.

También sería deseable oírque en el campo político se piensa en soluciones adecuadas para resolver los problemas que ciertas situaciones pueden comportar, desde el punto de vista médico, económico, social, etc. Se puede pensar que aquella nueva vida, no sólo es de la madre, sino también del padre, y en cierto modo, también de la sociedad, y ésta debe proveer los medios para hacer frente a aquellas necesidades: médicas, asistenciales, sociales –como facilitar la adopción–, económicas –como la de asegurar el mantenimiento de una nueva vida en las condiciones que haga falta–, que hagan disminuir la dificultad de ciertas situaciones, etc.

Isidor Ramos

Periodista

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 .                   Quince falacias abortistas                    .

Son casi todas bastante viejas y suenan bien, pero encierran tremendas falacias, que conviene desenmascarar. He detectado quince, pero puede haber más. Las expongo acompañadas de un breve comentario:

1 - Hasta las 14 semanas de gestación no hay vida humana. Esto es un serio error biológico. A las 14 semanas el bebé y tiene las orejas en su lugar definitivo y podrá hacer sus primeros movimientos con la cabeza, image-32aeba33d9464d665ca0791fe6c1743dpero la vida humana es anterior. Desde la fecundación existe ya un individuo humano vivo, distinto del padre y de la madre, con su propio ADN. Es un dato científico. No se debe confundir la vida human con su desarrollo, que dura varios años. Basta dejar que se alimente y se aloje en el lugar adecuado para ver qué es “aquello”.

2 - Yo respeto a la personas, pero el feto no es persona. Depende de la definición de persona, pero, como decíamos, no cabe duda de que el feto es un ser humano, y por tanto tiene su propia dignidad.

3 - Con mi cuerpo hago lo que quiero. Si quiero gestar bien y si quiero abortar también. Algo parecido podría decirse de embriagarse o de inyectarse cocaína, aunque denota muy poco respeto con uno mismo. Pero en el aborto no sólo se actúa sobre el propio cuerpo –interrumpir el embarazo – sino que se elimina a un ser humanoalojado en el seno materno. El feto no es mi cuerpo sino alguien distinto de la madre.

4 - Mi cuerpo es de mi propiedad. Y, por tanto, si quiero abortar, aborto. Aunque fuera así, el niño que va a nacer no es objeto de propiedad de la madre ni de nadie, a menos que aceptemos que puede haber personas que son propietarias de otro. Por lo demás, la misma expresión “mi cuerpo es de mi propiedad” ya se confusa. De mi propiedad podrá ser una casa, un automóvil o una cuenta corriente, pero el cuerpo no es objeto de propiedad de nadie, ni siquiera del propio “yo”. El cuerpo es parte integrante de la persona.

5 - Las mujeres parimos, las mujeres decidimos. La maternidad es algo grande y muy digno de elogio, pero no se ve cómo la maternidad y el hecho de parir den derecho a decidir sobre la vida humana indefensa, que cuidan con esmerado cuidado y respeto la inmensa mayoría de madres del mundo.

6 - El derecho al aborto es una conquista social irrenunciable. ¿De qué derecho estamos hablando? El aborto no es ningún derecho moral. Nunca hay derecho morar a matar a un ser humano inocente. Lo que es una conquista social es recuperar el derecho a la vida de tantos seres humanos que ahora son impunemente eliminados. El verdadero progreso es luchar contra la cultura de la muerte y el lucro de las clínicas abortistas.

7 - Legislar contra el aborto es regresivo. Algunos añaden que vamos a leyes de hace veinte años y que no podemos legislar de modo distinto a los países vecinos. Lo que es regreso a situaciones indignas es no respetar la vida humana. Además, ¿Quién ha dicho que las leyes son mejores simplemente por ser más recientes? Y si los países vecinos tiene legislación abortista, ¿por qué no romper la tendencia legislando en favor de la vida?

8 - Si usted no quiere abortar no aborte, pero no impida que otros aborten. Se presenta así el aborto como una cuestión de conciencia personal. Pero no es sólo eso: hay en juego una vida humana, que es un bien jurídico que ha de ser protegido por la ley.

9 - Estamos a favor de la libertad de las mujeres, no en contra de la vida. Es cínico afirmar que defender el aborto, que es matar a un ser humano inocente, no es estar en contra de la vida. Además, la libertad de abortar puede generar presión sobre las mujeres para que aborten. En realidad puede quitarles libertad. Pero aunque no sea así, no es razonable presentar la libertad como argumento para matar a un ser humano inocente y débil. Con el aborto, quien no tiene libertad de vivir es la niña o niño que va a nacer.

10 - Prohibir el aborto es una cuestión religiosa. Es cierto que la inmensa mayoría de religiones defienden la vida, pero también defiende la vida cualquier persona de bien que comprenda que la vida humana no sólo es algo maravilloso sino también un bien común primordial a defender.

11 - Con el aborto no se tiene que cargar con niños deficientes. La grandeza de nuestra civilización es acoger a todos como personas con dignidad y cuidar a los más débiles. La sociedad debe ayudar a los deficientes, sin impedir que nazcan, como ayuda a los niños mal nutridos, sin sugerir eliminarlos para terminar con este problema.

12 - Si no puedo atender a mi hijo, prefiero eliminarlo. Hay centenares y miles de familias dispuestas a adoptar. “Si no queréis tenerlos, dádmelos a mí” decía la madre Teresa de Calcuta. Es un contrasentido que cueste tanto adoptar niños y tan poco eliminar las criaturas que lo harían posible.

13 - Las mujeres seguirán abortando, pero en condiciones precarias y hasta arriesgadas o, si pueden, irán a abortar a otro país. No se seguro que una buena ley, acompañada de apoyos a la maternidad y la familia, no sea disuasiva. Con este argumento tampoco cabría prohibir la ablación de genitales de las niñas. Se puede argumentar que seguirán haciéndolo, lo cual tampoco está claro.

14 - No se puede obligar a nadie a ser madre. Por supuesto que no. Faltaría más. Lo que pasa que la embarazada ya es madre. El feto no está en el seno materno por casualidad. Puede que el niño no haya sido deseado, pero, ¿qué culpa tiene el niño para ser condenado a morir? Dónde hay que actuar es en una correcta educación sexual y en perseguir las violaciones.

15 - El aborto es sagrado. Es el grito de las mujeres “Femen”. Que me perdonen, pero si por sagrado entendemos algo con gran dignidad o relacionado al culto divino, entonces, afirmar que el aborto es sagrado, cuando se sacrifica a un niño indefenso, es algo sencillamente diabólico

Domènec Melé 

Profesor de Ética

 


[1] Para hacer esta enumeración, tomo prestadas algunas ideas de Alejandro Navas, del artículo "El trato del aborto en los medios de comunicación", Temes d´Avui, núm. 30, 2009.

  • 29 junio 2014
  • Isidor Ramos
  • Número 47

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