Archivo > Número 46

Memòries. Berlín i Barcelona, anada i retorn

Jordi Cervós Navarro

Pagès editor

Lleida 2013

464 pàgines

image-382623daba85974c7cf267d8580a9831De Jordi Cervós se puede decir, sin exagerar, que es un personaje extraordinario. En el año 1952 llegó a Alemania, enviado por San Josemaría Escrivá, para empezar la labor del Opus Dei. Con escasos conocimientos de alemán este catalán establece sus primeros contactos con la Facultad de medicina de Bonn. A lo largo de veintiséis años es profesor de Neuropatología en la Universidad de Bonn y más tarde catedrático en la Universidad Libre de Berlín.

Pero esto sólo es el inicio. Jordi Cervós se convierte en una autoridad fuera de serie en su especialidad y es reclamado para participar en congresos, dar conferencias y escribir artículos desde instancias científicas, primero de toda Alemania y después desde Estados Unidos y del mundo entero. Hace discípulos que obtendrán cátedras y ascenderán en la escala académica. El profesor Cervós culminó su carrera académica como vicepresidente de la Universidad Libre de Berlín y miembro electo del Senado coordinador de las universidades de Alemania.

La personalidad del autor de estas Memorias queda muy bien reflejada en su narración. Jordi Cervós la muestra en su prioridad por la vida espiritual: cada vez que viaja, a donde sea, nos cuenta como consigue ir a misa todos los días, incluso en los países en los que la Iglesia apenas está presente. A continuación yo diría que está su interés por las personas, así vemos como describe el perfil de muchas de las personas que conoce en sus relaciones profesionales y sociales y que en gran número dan lugar a amistades que duran toda su vida. Así es como cumple su encargo de San Josemaría de llevar a cabo la labor de sacar adelante el Opus Dei en Alemania: trabajando sin descanso y cultivando una sincera amistad con sus colegas. Igualmente cabe señalar su interés por la cultura, la historia y el arte de cada país y ciudad que visita.

Otro aspecto que hace especialmente interesante la lectura del libro es que está escrito al hilo de los acontecimientos sociales y politicos que tienen lugar a lo largo de la vida del autor: los acontecimientos del año 68, la tragedia de la banda Baader-Meinhof, la construcción y años mas tarde la caída del muro de Berlín. Su experiencia de la evolución del comunismo y de la sociedad en Rusia tienen el frescor del que lo conoce de primera mano. Tiene gracia que, –aunque lo pensó–, nunca pidió la nacionalidad alemana porque sus colegas le disuadieron ya que de esta manera –como ciudadano español– podía pasar del Berlín occidental al oriental –y en general a todos los países del telón de acero– con más facilidad que la que tenían los alemanes de la entonces República Federal.

No me detengo en pormenorizar otro punto capital de las Memorias, sólo lo menciono: me refiero a las abundantes explicaciones sobre la investigación científica del autor (por ejemplo la introducción del microscopio electrónico en las investigaciones del cerebro, la aparición de nuevas enfermedades neurológicas, etc.) porque aunque están narradas de manera asequible para los profanos, otra cosa es que las comente un profano.

La última parte de las Memorias están dedicadas al regreso del autor a Barcelona para asumir el rectorado de una nueva universidad: la Universidad Internacional de Cataluña. Yo diría que el cometido más señalado de Cervós en esta joven universidad ha sido aprovechar su experiencia viajera mundial para hacer que su carácter de internacional sea una realidad.

Finalmente señalo que la narración se ha llevado a cabo con una agilidad que unida a la temátíca que he tratado de describir, hace que sea difícil suspender la lectura pues se lee –valga la manida comparación– como una novela histórica.

Joan Garcia Llobet

  • 24 febrero 2014
  • Jordi Cervós Navarro
  • Número 46

Comparte esta entrada