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Teología Moral Fundamental

A. Sarmiento, E. Molina, T. Trigo

EUNSA

Pamplona, 2013

559 pág.

 

image-0bbcc2a4b95872894b1fa7ab11996ee3Acaba de publicarse un nuevo manual de Teología Moral Fundamental. Sus autores son A. Sarmiento, E. Molina y T. Trigo, profesores en la Facultad de Teología de la Universidad de Navarra, con amplia experiencia docente e investigadora.

Como se advierte en la Introducción, son dos los propósitos de este libro: primero, proporcionar una ayuda a los alumnos e interesados ??en general de lo que se ha llamado, clásicamente, Teología Moral Fundamental, es decir, exponer de una manera científica y a la vez asequible los fundamentos del obrar moral cristiano y, segundo, contribuir a poner en práctica la invitación del Concilio Vaticano II que pedía exponer la Teología moral de una manera renovada.

En 1998, en esta misma colección, se publicó el manual elaborado por los profesores E. Cófreces y R. García de Haro, que mereció entonces los elogios de buena parte de sus colegas. Pero, una vez agotada esta edición, aparece el dilema de reeditar la obra como la dejaron sus autores, ya difuntos, o presentar algo nuevo, que incorpore dichos intentos de renovación que se han llevado a cabo recientemente. Como es sabido, en relación con la Teología Moral, son especialmente importantes las enseñanzas del Catecismo de la Iglesia Católica y de la Encíclica Veritatis splendor, de Juan Pablo II.

Por ello, en este manual se inicia la exposición con el estudio del sujeto moral cristiano, que permite, así, poner de relieve la iniciativa salvadora que parte siempre de Dios. Es Él quien llama la persona y la destina a un fin que, siendo verdaderamente humano, es a la vez completamente sobrenatural (la identificación con Cristo).

En el estudio del sujeto moral, sigue la reflexión sobre la actuación moral propia del cristiano:

- En un primer apartado, se trata sobre el sentido y el alcance de la libertad; Dios ha dotado al hombre de libertad, para que pueda responder al designio divino sobre su vida.

- Y, en segundo lugar, se estudia la naturaleza y estructura de la acción moral humana, los elementos que la determinan, sus consecuencias, etc.

Más adelante, aparece un análisis sobre el papel de las virtudes humanas y sobrenaturales en el obrar moral excelente. Su papel no consiste únicamente en perfeccionar la acción moral sino, sobre todo, perfeccionar a la persona que las practica y capacitarla para responder positivamente al plan de Dios sobre su vida. Así, como señalan los autores, «la reflexión sobre las virtudes busca ayudar a comprender cómo se va desarrollando la persona, desde la inmadurez inicial –física, intelectual y moral–, hasta la plenitud de desarrollo de sus diversas dimensiones. Las virtudes son fruto del ejercicio continuo de la propia libertad en el camino hacia Dios, que ya ahora introduce la persona en su intimidad, en este juego de naturaleza, gracia y libertad. Gracias a las virtudes, la persona conoce cada vez mejor el bien y se desarrolla cada vez más su potencia y habilidad para realizarlo por amor. El amor, plasmado en cada acción concreta que reclama la libertad, hace que la persona crezca por dentro, cada vez más, con el bien que ama y ejerce paso a paso. Crece en la libertad de los hijos de Dios, que es crecer en santidad».

Además de las virtudes, el cristiano cuenta también con la ayuda de la ley moral, que tiene como misión señalar a la persona el camino que debe seguir para hacer de su vida una respuesta de amor al amor creador y redentor de Dios. El tratamiento se inicia con una consideración general sobre la ley moral: su fundamento, clases y finalidad; después, se consideran las vías que Dios ha proporcionado al hombre para acceder a esta participación y conocimiento: primero, la de la razón (la ley moral natural), después, la de la fe (la ley moral sobrenatural) y, finalmente, se habla del papel de las leyes civiles y eclesiásticas.

El apartado sobre la conciencia o personalización del bien es una reflexión sobre cómo el bien que indica la ley moral necesita ser interiorizado por la persona. Sólo así se puede mover por sí misma y no ser como arrastrada desde el exterior. Actúa libremente. La exposición, que se inicia con una consideración general sobre la conciencia moral, tiene presente la enseñanza de la Escritura, la Tradición y el Magisterio de la Iglesia (especialmente Veritatis splendor) y el desarrollo de la cuestión en la actualidad. A continuación, se estudia el tema de la conciencia como «lugar de encuentro entre la ley moral y la libertad personal». Es, a la vez, la «voz de Dios» y la «voz del hombre». Termina el capítulo dedicando especial atención a la formación cristiana de la conciencia.

Sigue la cuestión del pecado y la necesidad permanente de conversión. Aquí, se analiza la naturaleza y consecuencias de la respuesta negativa que el ser humano, en el ejercicio de su libertad, puede dar al proyecto de Dios sobre su vida. En vez de orientar su existencia en la dirección del bien, puede apartarse de ese bien y dirigirse hacia el mal. El estudio se centra, sobre todo, en la manera de salir adelante y recuperarse de las consecuencias de esta situación, y es una invitación a la conversión permanente. Trata, en primer lugar, sobre la naturaleza y esencia del pecado desde la Revelación: la Escritura, los Padres y el Magisterio de la Iglesia. A continuación, viene el desarrollo sistemático de la doctrina sobre el pecado, con una atención particular al pecado social. Sigue el examen de las causas de los pecados, un tema de especial importancia si lo que se pretende es ayudar a rechazarlos o salir, cuando se han cometido. Por último, con esta misma finalidad, el estudio se detiene, ya expresamente, en la consideración de la necesidad de comenzar y recomenzar permanentemente, como una disposición habitual de la persona, dada su condición pecadora. Es el marco de la vida moral cristiana: la santificación personal, el servicio a los demás, la edificación de la Iglesia y la salvación del mundo. 

Miquel Masats y Roca

  • 24 febrero 2014
  • A. Sarmiento, E. Molina, T. Trigo
  • Número 46

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