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Sendino se muere

Pablo D´Ors

Fragmenta

Barcelona, 2012

77 pág.

La doctora África Sendino, enferma de cáncer, se acerca a la muerte y quiere dejar por escrito sus vivencias: todo lo que está experimentando cuando se acerca inexorablemente al punto final. Por eso –desde el primer momento que le image-af4589ccb59e9a8102ad6b38ee4aa1b0diagnostican este cáncer irreversible– empieza a escribir lo que piensa, lo que siente, lo que quiere decir a los demás, para que su vida pueda ser provechosa a los que le rodean: médicos, compañeros de trabajo, enfermeras, parientes y también al sacerdote –Pablo D'Ors– que le atiende. Éste será, en definitiva, quien escriba el libro por falta de fuerzas de la enferma.

Por ello, Sendino se muere no es exactamente la obra escrita por la protagonista, no son los escritos de ella, «sino –lo afirma Pablo D'Ors– lo que yo he vivido a su lado mientras ella intentaba escribirlo. Pero contiene –estoy seguro– buena parte de lo que Sendino quiso transmitir en su proyectado libro y, sobre todo, todo lo que ella era y vivía».

Todo el libro está lleno de la fe, la esperanza y el amor a Dios, vividos por África. En toda la obra rezuma esta gran paz interior que da la vida cristiana. En las palabras de la doctora Sendino, no hay miedo, no hay temor y todo lleva hacia el consuelo de los demás. El sacerdote y escritor Pablo D'Ors, bisnieto de Eugeni D'Ors, es el primer admirador de la vida de la enferma. Y, al ver cómo ella tiene tan altas vivencias ante la enfermedad, el dolor y la muerte, como sacerdote reflexiona, acertadamente y sin «hojarasca añadida», sobre el sufrimiento humano, sobre el cáncer terminal de la médico y la admirable muerte de esta mujer.

El autor –durante toda la enfermedad– anima a África Sendino a escribir todas las impresiones que siente. Y que se las haga llegar, mientras pueda hacerlo, en forma de notas o apuntes. Muchas de estas notas serán transcritas tal como ella las dejó. Entre el trabajo de ella y el de él, como capellán de hospital, todo el libro manifiesta una gran profundidad espiritual. Y así, por ejemplo, dice ella: "he dedicado mi vida a ayudar a los demás, pero no he podido marchar de este mundo sin dejarme ayudar por ellos. Dejarse ayudar supone un nivel espiritual muy superior al del simple ayudar. Porque si ayudar a los demás es bueno, mejor es ser ocasión para que los demás nos ayuden. Sí, lo más difícil de este mundo es aprender a ser necesitado». En este punto, se encuentra parte de la originalidad del texto, ya que este dejarse servir es una manera de ayudar a los demás a ser generosos, compartiendo más plenamente, en este caso, todo el acompañamiento a lo largo de la enfermedad y el bien que se obtiene.

Al mismo tiempo, la obra ayuda a comprender que la vida es breve y hay que aprovecharla al máximo hasta llegar al momento de presentarse ante Dios, que nos la ha dado como don, como regalo. Estas largas semanas que son relatadas en las pocas páginas que contiene la obra, muestran la gran vida interior de la protagonista, su profundo espíritu de oración, su entrega y amor a la voluntad de Dios... Y todo se muestra con una gran naturalidad y ejemplaridad. Como si nada fuera excepcional, cuando realmente la santa muerte de África Sendino impresiona por la santidad en que se fundamenta. Es el resultado de la Gracia divina, cuando no se ponen obstáculos. 

Josep Vall i Mundó

  • 14 abril 2013
  • Pablo D'Ors
  • Número 44

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