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Negocios y moral: El dilema del camello y la aguja

Gregorio Guitián

 

EUNSA, Colección Persona y Cultura

Pamplona, 2011

150 pág.

¿Qué contribución puede hacer el cristianismo a la teoría y la práctica de la economía? ¿Qué indicaciones divinas tenemos sobre la actividad económica, el uso de los bienes materiales para vivir y la creación de riqueza asociada image-a1ba1880a0a6e82acefc4bca38b4b5d7con el trabajo?

Gregorio Guitián, prestigioso profesor de doctrina social de la Iglesia y moral económica se enfrenta a estas difíciles cuestiones de una manera directa ya veces incluso provocativa en un libro breve y de fácil lectura.

Negocios y moral: El dilema del camello y la aguja aborda estos problemas a través de diferentes perspectivas, que se complementan. En los dos primeros capítulos, el autor discute brevemente los fundamentos y el papel de la ética en la economía. El tercer capítulo presenta el que probablemente es la clave de todo el libro, ya que examina la actividad económica a través de la teología cristiana. El lector tendrá ocasión de explorar aspectos críticos como la libertad humana, el pecado original y el sentido de la riqueza en el Nuevo Testamento. En los últimos cuatro capítulos, se discuten principios de la doctrina social de la Iglesia de gran importancia práctica y algunas cuestiones complejas, como la ética en el mundo de las finanzas y la contribución de las empresas a la sociedad civil.

El argumento del profesor Guitián es claro: el problema no es la economía per se sino como la entendemos. Así, conceptos como eficiencia y productividad, a menudo atacados por activistas e intelectuales radicales, son únicamente principios que pueden ayudarnos a entender parcialmente el proceso económico.

En palabras del autor, el problema es entender que «hablar de economía es hablar del comportamiento de personas reales.» Sólo después de asumir la centralidad de la persona en la discusión económica, es posible comprender el papel central de la moralidad y el valor de las indicaciones ofrecidas por la teología, y en particular por la doctrina social de la Iglesia. Honradamente, este parece el único camino para transformar las formulaciones matemáticas de la economía, cada vez más complejas, en algo que sea realmente útil para el desarrollo de la humanidad.

Antonino Vaccaro

  • 28 febrero 2012
  • Gregorio Guitián
  • Número 41

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