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Cataluña, tierra de acogida camino de la JMJ

Durante la primera quincena de agosto las diócesis catalanas acogieron decenas de miles de jóvenes peregrinos que image-95e4736ec22e17c19b0c4d7da8baa495se dirigían a la Jornada Mundial de la Juventud Madrid 2011.

«Una oportunidad privilegiada de compartir con otros jóvenes de todo el mundo nuestra experiencia de Iglesia y prepararnos para vivir aún con más intensidad la Jornada Mundial de la Juventud –explica Anna Robert, responsable de comunicación del Secretariat Interdiocesà de Joventut de Catalunya–, que se convierte en una gran oportunidad pastoral, ya que esto nos permite implicarnos globalmente y trabajar en equipo, con espíritu de servicio y ganas de vivir una experiencia inolvidable de comunión eclesial.»

Se calcula que unos 60.0000 jóvenes de varios países de Europa, América del Norte y del Sur, así como de Asia y de África, hicieron escala en nuestras familias, escuelas y parroquias antes de desplazarse a Madrid. Concretamente, la archidiócesis de Tarragona acogió, en una «experiencia importante de comunión eclesial y fraternidad», como señaló el responsable de la pastoral juvenil de la Tarraconense, Mons. Francesc Pardo, a 6.000 jóvenes (1.350 franceses, 1.876 italianos, 700 belgas, 150 ecuatorianos, 200 eslovacos, 175 polacos, 12 canadienses, y 1.800 checos) obsequiándoles con actividades lúdicas y formativas que concluyeron el domingo 14 de agosto con la celebración de la eucaristía con los jóvenes acogidos, voluntarios, familias y fieles de la diócesis que viajaban al día siguiente a Madrid.

Durante su homilía pronunciada en varios idiomas el arzobispo de Tarragona, Mons. Jaume Pujol, recordó: «Vosotros jóvenes , sois el futuro de la sociedad y de la Iglesia. Como escribía el apóstol Pablo a los cristianos de la ciudad de Colosas, es vital tener raíces y bases sólidas. iNo creáis en falsas ilusiones y modas efímeras que, a menudo, dejan un trágico vacío espiritual! (...) Adorad a Cristo: Él es la roca sobre la que podéis construir vuestro futuro y un mundo más justo y solidario. Habéis de construir la civilización del amor; habéis de fomentar la cultura de la vida, como tantas veces os animó el beato Juan Pablo II, iniciador y gran impulsor de estas Jornadas Mundiales de la Juventud.»

Así mismo, la diócesis de Barcelona abrió sus puertas a 15.000 jóvenes; mientras que las parroquias de acogida de Gerona lo hicieron con 7.500 jóvenes; Lérda reunió a 2.000; Tortosa a 2.300; Urgel a 1.700; Mallorca a 6.700 peregrinos; Tarrasa a 9.500; Sant Feliu de Llobregat a 3.500; Solsona a 1.200 jóvenes y Vic a otros 3.700.

 

El papel de los voluntarios en la JMJ

Este es un momento para recordar y agradecer al equipo de voluntarios que ayudó a coordinar el desarrollo de los actos y todo el apoyo logístico que realizaron para atender a todos estos jóvenes. «Es un deber de justicia y una necesidad del corazón –señaló Benedicto XVI el domingo, 21 de agosto de 2011, en su encuentro con los voluntarios–. Deber de justicia, porque, gracias a vuestra colaboración, los jóvenes peregrinos han podido encontrar una amable acogida y una ayuda en todas sus necesidades. Con vuestro servicio habéis dado a la Jornada Mundial el rostro de la amabilidad, la simpatía y la entrega a los demás.»

En otro momento, el Pontífice, visiblemente contento, afirmó que «mi gratitud es también una necesidad del corazón, porque no sólo habéis estado atentos a los peregrinos, sino también al Papa. En todos los actos en los que he participado, allí estabais vosotros: unos visiblemente y otros en un segundo plano, haciendo posible el orden requerido para que todo fuera bien. No puedo tampoco olvidar el esfuerzo de la preparación de estos días. Cuántos sacrificios, cuánto cariño. Todos, cada uno como sabía y podía, puntada a puntada, habéis ido tejiendo con vuestro trabajo y oración el maravillo cuadro multicolor de esta Jornada. Muchas gracias por vuestra dedicación. Os agradezco este gesto entrañable de amor».

 

         Multitudinaria misa de jóvenes en Barcelona         

Unos 40.000 jóvenes participaron en la celebración eucarística que tuvo lugar en l´Espai Fòrum, que estuvo presidida por el cardenal-arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, junto a los obispos catalanes y los cardenales de Colonia, Nápoles, París y el emérito de Milán.

Esta eucaristía, considerada el acto central que organizaron las diócesis catalanas para los jóvenes que acogieron durante los días previos a la JMJ, fue el primer test de alegría y fortaleza, de entusiasmo y generosidad, de «saber estar», y lo que es aún mejor, de la fe, esperanza y amor que los jóvenes han vivido durante la Jornada Mundial de la Juventud.

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Durante la homilía, pronunciada en diferentes idiomas, el cardenal Sistach animó a los jóvenes a seguir el ejemplo de María. «Animo a los jóvenes a seguir siempre el ejemplo y las palabras de Jesucristo y, a imitación de María, su Madre, estar presentes en todas partes amando a las personas sin hacer distinciones, pero con un amor preferencial por los pobres (...) Ante el sufrimiento de nuestros hermanos hay quien dice: no es mi problema, es tú problema. Esta actitud no es cristiana y la hemos de alejar de nosotros. María considera como propias nuestras dificultades y por eso se acerca a Jesús y le pide soluciones.»

 

Andando a la JMJ, una locura de amor por Cristo y por el Papa

Acompañando a su vicario, Mosén Ferran Lorda, 131 jóvenes de parroquia de Santa Teresita del Niño Jesús de Barcelona peregrinaron a Madrid para participar en la JMJ. Para hacer esos 600 kilómetros no buscaron el camino más corto, sino que tras pasar por Tarrasa, Montserrat, Lérida, Zaragoza, Calatayud, Medinaceli, o Guadalajara, los peregrinos procuraron entrar en los pueblos pequeños para «llevar a Cristo a los más pequeños rincones», explica mosén Lorda. «Hablamos con la gente de los pueblos, –dice– para tratar de conocerlos, ellos a nosotros y juntos conocer a Cristo y dar testimonio de que la Iglesia está con el Papa». (Puede seguirse una crónica diaria –informativa y fotográfica– de esta caminata en: http://madrid2011mola.blogspot.com).

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El camino 27 días andando una media de 25 km. Diarios–, tuvo tres propósitos para esos 131 jovenes catalanes y otros 50 que se les añadieron en Zaragoza: «el primero –afirma el vicario de santa Teresita-, es el crecimiento personal de estos jóvenes; en segundo lugar, dar testimonio de Cristo en el mundo; y el tercero es social, ya que también estamos consiguiendo dinero para un proyecto concreto, ayudar a la construcción de un colegio,Rimkieta, en uno de los barrios más pobres de Ouagadougou, la capital de Burkina Faso». Ver: (http://www.amigosderimkieta.org)

Carol Barroso Flores, fue una de las protagonistas de «esta locura» surgida en la JMJ de Sidney en 2008 como agradecimiento a Benedicto XVI por haber elegido la capital de España para la siguiente JMJ. Nos cuenta la génesis de esta iniciativa: «Mucha gente me pregunta ¿Por qué fuisteis andando a Madrid? ¿Qué sentido tiene ir a pie pudiendo ir en AVE? Y me vienen a la cabeza tantos recuerdos y anécdotas divertidas que me hacen pensar en la pena que me hubiera dado haberme perdido el participar de semejante locura.

»Para empezar, esta peregrinación ha marcado un antes y un después en nuestras vidas. Estoy completamente segura de que nadie ha vuelto igual a su casa. Todos, de una manera u otra, hemos quedado removidos por dentro. Por lo menos tendremos todos un gran recuerdo de esta aventura y nunca la olvidaremos. iMuchos podrán contar a sus nietos que fueron caminando hasta Madrid! Y que por cada kilómetro andado conseguierons un euro para construir un centro para los niños de Burkina Faso, el tercer país más pobre del mundo. Te das cuenta de que nada es imposible.

»Si no hubiéramos ido andando... Cuántos amaneceres nos hubiéramos perdido, cuántas alegrías hubiéramos dejado de experimentar al llegar al fin de la etapa para poder descansar, cuántas canciones hubiéramos dejado de cantar, cuántas amistades hubiéramos dejado de hacer y qué pocas oportunidades hubiéramos tenido de aprender de los detalles de los demás. Y lo más importante, cuántos ratos de oración y reflexión personal hubiéramos dejado de tener. Porque el objetivo era encontrarnos con el Papa en la JMJ, pero el encuentro que en realidad “andamos” buscando es el encuentro con Cristo y creo que esto ha sido posible mediante esta caminata.

»Ha sido algo más que un caminar por caminar. Ha sido un máster de lo que es la vida misma. Lo que vale cuesta, lo que cuesta cansa, el que se cansa, descansa, pero a veces no es posible y hay que seguir adelante porque la vida sigue. Te das cuenta de que eres capaz de dar un pasito más y la vida es ese camino, largo, a veces agradable y a veces costoso bajo el sol, pero siempre alegre de saber por qué lo hacemos. Al principio uno se dispone a caminar y ese es el primer paso. Luego poco a poco uno va conociendo sus debilidades y sus puntos fuertes en la medida en que va caminando.

»También aparecen dificultades, un dolor aquí o allá, el cansancio, ganas de llorar, una zapatilla rota, una ampolla profunda que sólo tú sabes lo que duele, pero te das cuenta de que no estás solo y eso te da mucha paz. Te das cuenta de que con ese dolor o sufrimiento puedes hacer maravillas: ofrecerlo por tus amigos que te compraron tres tazas y dos monas de Pascua, o por tus tíos que no están pasando un buen momento, o por un familiar difunto, por los compañeros de trabajo o de universidad, por aquellos que pensaban que estabas loco por ir andando, por todas las personas que te han patrocinado un kilómetro ó 2.000... y hasta por aquellos que te caen mal. Al final notas que se te ensancha el corazón y sin darte cuenta estás amando. Entonces miras a tu compañero, que está igual que tú, y te ríes porque al fin y al cabo, no hay mal que cien años dure.

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»Una de las cosas que más me ha sorprendido ha sido la capacidad que tenemos de sonreír. Parece que cuanto menos se tiene más se sonríe, porque lo que es más cotidiano en nuestras vidas se ha convertido estos días en motivo de alegría. Pues era imposible ofrecer un vaso de agua fría y no obtener a cambio una sonrisa. O decir que mañana nos levantamos a las 4 de la mañana en vez de a las 3 y que no se nos escapasen 131 sonrisas y un aplauso general. O decir que hoy dormimos en cama y estallar la alegría. O el solo hecho de estar juntos en una tertulia, a pesar del cansancio, se podía entrever en las caras de los peregrinos sus diferentes sonrisas. Supongo que si nos hubiéramos trasladado a Madrid en tren o en autobús, no hubiéramos tardado en buscar una posición cómoda, sin pasar frío o calor. Hubiéramos parado por el camino a comprar cuatro gominolas y una Coca-Cola. Hubiéramos sacado los auriculares, con muy buena música en el MP3, pero también hubiéramos ganado el campeonato de caras largas y aburridas.

»¿Y qué decir del día en que llegamos a Madrid? Para muchos ha debido ser el día más feliz de sus vidas. Celebrar Misa en la Almudena con las familias fue realmente emocionante. iLo hemos conseguido! Después de tanto esfuerzo sólo queda felicidad (...) Participar de todos los actos con el Papa fue increíble, era como si sus palabras fueran dirigidas a cada uno de nosotros con nombres y apellidos. Después de tanto esfuerzo por llegar a encontrarnos con el Santo Padre, nuestra actitud no podía ser otra que la de abrirnos interiormente para escuchar su mensaje y poderlo meditar en nuestro interior. Éste era el gran premio.

»(...) Supongo que ahora se entiende un poco más el sentido de haber ido a Madrid caminando. Los que no lo han podido hacer, viendo el testimonio de todos nosotros, también pueden animarse a caminar en su vida a la luz de Cristo para ser felices y empezar a tomar las riendas, porque la peregrinación no ha acabado, no ha hecho más que empezar.» 

Remedios Falaguera

periodista

 

* * * * *

Un perro verde entre los jóvenes del Papa

Arturo San Agustín

Editorial Khaf

Madrid, 2011

177 pág.

Una crónica personal de la XXVI Jornada Mundial de la Juventud presidida por Benedicto XVI el pasado verano en Madrid. Una crónica trabajada de forma muy personal por quien convivió una semana con los jóvenes del Papa en la JMJ. El autor explicó en la presentación del image-beb52a1f64aedc41be8723913b12be81libro que este surgió al ver que algunos aprovechaban el viaje del Santo Padre para criticar a la Iglesia. En la presentación, el escritor y periodista afirmó que «la Iglesia tiene un grave problema de comunicación», continúa «sin saber explicar lo que realmente es y tiene». Y si el emisor tiene problemas, el comunicador, el profesional de la información aún tiene más... San Agustín arremetió contra los periodistas «turistas» deslumbrados por el exotismo del Ramadán, los viajes del Dalai Lama, las profecías mayas... que se repiten monótonamente cada año. En cambio, afirmó «quien se atreve a decir algo positivo relacionada con la Iglesia católica, lo tiene crudo. Lo tiene tan crudo que es posible que acabe en suicidio, profesional, naturalmente».

Los jóvenes asistentes a la JMJ «eran casi hijos de su tiempo, es decir, normales», afirmó el autor, que participó como «un perro verde» entre aquella alegre multitud internacional de jóvenes. Añadió que «en este país se puede ser okupa o antisistema, es decir vividor con flauta o perro, esclavo o aventurero, también se puede ser solidario o comprometido, pero si este joven solidario y comprometido es católico, se le excluye, se le ridiculiza o, lo que es peor aún, se le deja de lado».

Impresiones personales, historias y testimonios, todo recogido por un periodista que quiso conocer sobre el terreno esa locura de dos millones de jóvenes reunidos alrededor de un abuelo de 84 años. Una magnífica, impertinente e incisiva crónica políticamente incorrecta de unas jornadas inolvidables.

Isidor Ramos

  • 23 febrero 2012
  • Remedios Falaguera
  • Número 41

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