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Persona y libertad: la posibilidad de una antropología metafísica de la persona humana

Ignacio X. Fuster Camp

Editorial Balmes

Barcelona, 2010

358 pág.

 

El autor, profesor de la Facultad de Filosofía de Cataluña, presenta de nuevo la gran cuestión de la libertad humana. Y se pregunta: ¿existen límites para la libertad?, ¿es ésta la mejor manera de presentar la libertad?; ¿no haría falta un image-3feb90f4d853b5644e00c00f4e534633planteamiento más profundo que nos permitiera entenderla más radicalmente? En realidad, la cuestión de la libertad está filosóficamente muy presente durante toda la «modernidad», como muy bien ha puesto de relieve el Papa Benedicto XVI en su encíclica Spe Salvi.

En el existencialismo, la libertad es la primera afirmación antropológica. También el Evangelio de San Juan pone de relieve la tensión íntima entre libertad y verdad cuando afirma que «la verdad os hará libres». ¿Cómo resolver entonces la cuestión de la libertad? De hecho, muchos de los autores existencialistas han sentido repulsión hacia una visión de la libertad «dominada» por la verdad. Ciertamente, resulta paradójico, por la esencia misma de la libertad, que sus actos más íntimos estén marcados por una fuente que supera la misma libertad, es decir, por unos mandamientos morales irrefutables. De ahí resulta una aporía entre «autonomía y heteronomía», o bien entre «libertad y necesidad», como ya señalaba Kierkegaard. Esta aporía siempre vuelve a aflorar una y otra vez, en las diversas reflexiones sobre la libertad. ¿Cómo podemos, pues, ser más fieles a este misterio fundamental de la persona, que es nuestro ser libres?; ¿cómo podemos superar –desde qué perspectiva– esta aporía de la libertad?

La obra del Dr. Ignacio Fuster intenta presentar una forma renovada de plantear la perenne y tortuosa cuestión de la libertad, para responder a todas estas preguntas tan esenciales; más aún, quiere superar, además, los posibles planteamientos reduccionistas, negativos o no suficientemente clarificadores.

El autor quiere clara y naturalmente situar –arraigar– la libertad humana en la persona. Por eso, antes de llegar a la libertad, estudia la persona humana. Y se pregunta: ¿qué es la persona humana? ¿en qué consiste su personalitas; es decir, el núcleo más profundo de la persona, connotativo de todos los seres personales? Se impone aquí un planteamiento metafísico, que resultará clave para fundamentar una posible antropología metafísica. Por esta razón, la obra lleva como subtítulo: La posibilidad de una antropología metafísica de la persona humana. El profesor Fuster propone la necesidad de una superación de las antropologías de carácter esencialista –centradas en la humanitas– en beneficio de una antropología basada en el ser personal. Y, por tanto, todo el estudio inicial de la persona, que busca poder iluminar el misterio personal de la libertad, es un intento de esclarecer el ser personal, como el acto originario y fundador de la totalidad del hombre. Aquí está la clave de bóveda de toda la obra.

¿Cómo podemos acceder de una manera legítima desde la esencia hasta ser, según la genial distinción tomista esse-essentia? El autor señala que esta superación estaba pendiente en santo Tomás de Aquino, y que Heidegger, ya durante el siglo XX, la retoma en su proyecto antropológico de El ser y el tiempo. El autor entronca con esta inquietud, e intenta desarrollar una metafísica del ser personal que sea fiel a la esencia humana, para poder desplegar una antropología metafísica de la persona, con fundamento y coherencia interna. En opinión del autor, Heidegger capta este reto, pero no acaba de cuajar bien en ella, precisamente debido a la pérdida de la intuición tomista del esse como actus. La antropología heideggeriana tiene un sabor de decepción. Hay que comprender en qué consiste lo que algunos filósofos, como Leonardo Polo y Carlos Cardona, han llamado el acto personal de ser, que es el acto propio del ser humano. Será muy importante la manera como el autor culmina toda esta línea de investigación, ofreciéndonos una definición antropológica de persona humana, es decir, una definición de tipo metafísico, pero fiel a la esencia humana, que nunca puede ser traicionada o manipulada por la metafísica.

Precisamente en esta perspectiva radical de la persona, el autor tiene la base para poder afrontar la ardua cuestión de la libertad, y más aún, para poder superar la oscura aporía que ella misma plantea. Es aquí donde hacen acto de presencia dos autores importantes por sus reflexiones hacia la libertad: Sören Kierkegaard (Las obras del amor) y Friedrich Nietzsche (Así habló Zarathustra). Los dos, desde planteamientos radicalmente opuestos, reflexionan profundamente sobre el misterio del hombre y de su libertad. El autor recorre sus aportaciones, para hacer notar que tanto Kierkegaard como Nietzsche tienen la lúcida intuición de situarse desde la perspectiva del amor, para ofrecer una visión más consistente de la vida humana. ¿No es el amor el acto personal más libre?; ¿no es el amor la clave hermenéutica para tratar de comprender el ser y la vida de la libertad?; ¿no es necesario comprender la libertad radical –trascendental– de la persona desde la perspectiva del amor? Incluso, ¿no es el amor de la libertad lo que permite superar radicalmente la aporía entre libertad y necesidad? Dicho de otro modo: ¿qué hay más libre que el amor? y, al mismo tiempo, ¿qué hay más necesario que el amor? El hombre sin amor no puede sobrevivir ni vivir una vida auténticamente humana. La visión que la obra trata de plantear sobre la libertad está marcada por este signo del amor, no sólo entendido como acto propio de la libertad, sino, más aún, como el ser de la libertad.

Como se puede comprender, es una obra profunda en todos sus diversos aspectos y será muy útil para aquellos que se ven interpelados por estas cuestiones filosóficas. Desde estas páginas os recomendamos la obra del Dr. Ignacio Fuster, que la editorial Balmes ha puesto a nuestro alcance.

Josep Vall y Mundó

  • 09 junio 2011
  • Ignasi Fuster i Camp
  • Número 39

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