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Entrevista con Jordi Bonet, arquitecto jefe del templo de la Sagrada Família

Benedicto XVI dedicará el templo en su visita del 7 de noviembre

Barcelona recibirá el 7 de noviembre a Benedicto XVI, que dedicará el templo de la Sagrada Familia. Con esta image-3e309567414443282a15838ea42a5dceceremonia, se inicia el culto de la nave de un templo que, probablemente, también será declarado nueva basílica de la ciudad. El templo manifiesta con audacia nuevos caminos en la arquitectura religiosa y es un puente sugerente entre arte y fe, tal y como nos explica Jordi Bonet, arquitecto jefe de la Sagrada Familia desde 1984. Bonet ya recibió a Juan Pablo II en su memorable viaje apostólico de 1982 y ahora, con 84 años, espera con ilusión la nueva visita papal. Lleno de energía, no rehuye tratar los temas polémicos como el inminente paso de la tuneladora Barcino a poca distancia de los cimientos del templo.

A sólo un mes y medio de la visita de Benedicto XVI a la Sagrada Familia, el próximo 7 de noviembre, ¿en qué situación está la preparación de los actos?

iEn plena preparación! Todavía hay algunos aspectos que no conocemos cómo serán exactamente, me refiero a detalles de la liturgia, la duración de cada ceremonia... pero pronto nos los concretarán. Aún tendremos un mes para prepararla.

¿Qué actos se han previsto?

En la Sagrada Familia, el Santo Padre procederá a la celebración de la dedicación del templo y la celebración de la eucaristía; al acabar, rezará el Ángelus desde la fachada del Nacimiento y saludará a los asistentes del exterior.

La visita del Santo Padre será un gran acontecimiento cultural y religioso y una gran ocasión para acercarnos a la Sagrada Familia. ¿Qué encontrará un visitante que haga años que haya visitado el templo?

Sólo el hecho de que la iglesia entre en culto permanente quiere decir que el espacio –de unos 4.500 m2– estará cerrado, cubierto. Esto permitirá abrirla al culto diario aunque continúen las obras.

Lo más destacable es que se podrá ver todo el interior arquitectónicamente acabado con muchos detalles decorativos y image-b43b5143dfeb7f724725c75817d5c724simbólicos como las vidrieras de la nave. Estarán colocados especialmente las del ábside y el transepsto; en la nave todavía tendrán que ponerse las vidrieras definitivas. Esto se irá haciendo progresivamente, es lo que se ha hecho siempre en la construcción de las grandes catedrales...

Usted recibió a Juan Pablo II en 1982, ¿qué diferencias arquitectónicas destacaría en relación con el templo que dedicará Benedicto XVI?

En aquel momento, hace casi 30 años, además de la nave y los cierres, prácticamente no había nada más, sólo la fachada del Nacimiento levantada, los campanarios de la fachada de la Pasión y las paredes del ábside. Todo lo demás quedaba vacío.

Ahora es al revés. La iglesia está totalmente cerrada, las bóvedas tienen una altura considerable: la nave central con una altura de 45 metros, el crucero a 66 y el ábside a 75 metros. El pavimento de la nave colocado, así como el altar y el baldaquino, las vidrieras, y el órgano. El interior del templo estará prácticamente en situación definitiva.

¿Cuáles son sus sentimientos ante la visita del Santo Padre?

Hablando humanamente, sólo que un personaje de su talla, que se le escucha en todo el mundo, venga a Barcelona, a una obra a la que estoy ligado desde hace muchos años (desde 1984) es una gran alegría. Y también una gran responsabilidad; sentimientos que comparto con mucha gente que trabaja aquí. Con ocasión de este acto, nuestra ciudad será el centro de las miradas de todo el mundo.

¿Cómo le parece que será la acogida de los barceloneses?

Los que hemos podido seguir la transmisión en directo por los medios de comunicación ingleses de los recientes actos en el Reino Unido del 16 al 20 de noviembre (con motivo del viaje de Benedicto XVI para la beatificación de Newman) hemos visto que su visita ha sido muy positiva a favor del Santo Padre, de la Iglesia católica y de su encuentro con la comunión anglicana. Quizá de esto aquí no ha habido suficiente eco. Pienso que la respuesta de los fieles catalanes será igual de entusiasta que la de los ingleses y escoceses.

Hablamos de Gaudí, un hombre con una idea muy espiritual de la existencia. Hoy, con el trabajo de tantos arquitectos y el tiempo transcurrido, ¿estaría Gaudí satisfecho de su obra?

Hemos procurado ser fieles al máximo a las sugerencias de Gaudí, y esto es fundamental porque Gaudí, además de un artista, era un hombre de fe, un hombre que creía en Jesucristo y en su mensaje; por eso la Sagrada Familia lleva todo un mensaje espiritual, para todos. Naturalmente, para los cristianos, pero la Sagrada Familia tiene un legado para todos. Esto lo creemos de verdad yo y muchos de los que trabajamos aquí y es una referencia en nuestro trabajo.

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¿Qué particularidad tiene este nuevo templo, inaugurado a principios del siglo XXI, para que pueda ser visto con admiración también por los no creyentes, agnósticos...?

Gaudí decía que era una catequesis lo que él quería construir; él sólo vio una pequeña muestra del proyecto: la fachada del Nacimiento y el primer campanario, el de San Bernabé, totalmente terminado y que vio sin andamios... y quedó satisfecho con el resultado y así lo manifestó. El templo de la Sagrada Familia propone una nueva arquitectura. Es tan diferente de todo lo que se ha hecho hasta ahora que es normal que en una persona sensible le provoque emoción. Esta obra nos lleva a un aspecto que el Santo Padre destaca repetidamente, estamos ante una realidad artística actual en la que se reencuentran el arte y la fe. Fe y arte han ido completamente de la mano desde hace siglos...

Una cuestión que preocupa a la ciudadanía es la construcción del túnel del AVE a poca distancia de los cimientos del templo. ¿Cómo lo vive?

Hoy la tuneladora está a doscientos metros del templo. Nosotros tenemos muy claro que estamos ante una obra en la que «nos la jugamos» y por tanto que sería bueno habernoslo evitado; pero el poder, la autoridad, no reconoce que image-89f827823f6ca6467530832c0fdd7a51puede equivocarse. Puede que pase la tuneladora y no suceda nada, pero puede pasar en el futuro y aún sería peor. Se podría haber modificado el trazado del túnel, pero no ha habido voluntad de hacerlo, han querido «aguantar el tipo» a toda costa. El poder ha mantenido aquel dicho castellano de «sostenella y no enmendalla» y por el contrario no ha hecho ningún caso de aquel sabio consejo, que también dice en castellano: «de sabios se rectificar».

Además, los que han decidido esta arriesgada solución, quizás el próximo año no estarán...

En ello confían, porque las cosas pueden pasar dentro de muchos años. El terreno se mueve... y si pasa algo, ya lo arreglarán los que vengan iEsto no es un planteamiento serio! Se ha de procurar evitar los problemas.

¿Hay unanimidad en el mundo de la arquitectura en la no conveniencia de la opción actual?

Hay de todo. Pero mayoritariamente la ciudadanía de Barcelona piensa que esto no debería haberse hecho. En cambio, la autoridad, con arrogancia, ha tomado esta decisión.

¿Cuándo veremos terminadas las obras?

Yo no lo veré, ya soy mayor. De hecho, cuando me hice cargo de las obras, hace 26 años, mi máxima ilusión era ver la nave del templo cubierta y ahora podemos ver la totalidad del templo, todo el interior cubierto. Esto es fantástico, pero iaún nos quedan 100 metros para llegar a la cruz!

Cuando a Gaudí le decían que las obras avanzaban lentamente, respondía que «Mi cliente no tiene prisa»...

La Sagrada Familia sigue adelante por el apoyo del pueblo y de los fieles. Ya el cardenal Jubany recibió muchas presiones para que se detuvieran las obras y, sin embargo, la gente más humilde continuaba ayudando. Continuamos sin ayudas ni subvenciones de las administraciones públicas. La Sagrada Familia se hace porque hay gente que quiere que se haga. Nosotros no hacemos propaganda para que la gente venga. No ponemos anuncios en los periódicos ni en la televisión y vienen más de dos millones de personas a visitarla por dentro y muchos más por fuera...

La Sagrada Familia nos habla de un mensaje importante para nuestro mundo: que el hombre no es únicamente materia sino que también es espíritu, que hay que fomentar el respeto de los unos por los otros... Este es el clamor de la Sagrada Familia, el clamor por la fraternidad de los hombres y mujeres de todas partes: que se quieran y se respeten. Este es el mensaje de la Sagrada Familia de Nazaret para toda la familia humana.

Albert Beorlegui e Isidor Ramos

Periodistas

  • 09 enero 2011
  • Albert Beorlegui e Isidor Ramos
  • Número 37

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