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Beatificación del primer capuchino catalán: El Padre Josep Tous de Igualada, compromiso y fidelidad

El día 19 de diciembre de 2009, durante el Adviento, que es tiempo de esperanza y, también, de compromiso y fidelidad, el Papa Benedicto XVI firmó el decreto de validez de un milagro atribuido al sacerdote capuchino Josep Tous. Con este image-ea3ac35205dfca68c30371c671237a93decreto se abría la puerta a la beatificación del primer fraile menor capuchino catalán: Fray Josep Tous de Igualada. La beatificación tuvo lugar en la basílica de Santa María del Mar, el domingo 25 de abril de este año, fiesta del Buen Pastor, en el marco de una solemne concelebración presidida por el cardenal Tarsicio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, en un clima alegre y festivo.

Josep Tous i Soler nació en la población de Igualada (provincia de Barcelona y obispado de Vic), el día 31 de marzo de 1811. Más tarde, su familia se trasladó a Barcelona y, el 18 de febrero de 1827, con dieciséis años cumplidos, ingresó en la orden de los capuchinos en el noviciado del convento de Santa Eulalia de Sarriá. Junto a los frailes del 'Desierto de Sarriá´, Josep Tous cultivó la fe y la confianza en Dios y forjó su espíritu en el compromiso y la fidelidad. Cuatro años después, siguió también la misma vocación franciscanocapuchina su hermano menor, Joan, que moriría en 1866, en las misiones de Venezuela, con el nombre en religión de fray Nicolau de Igualada.

 

El impacto de la exclaustración

Josep Tous, conocido como fray Josep de Igualada, cursó la carrera eclesiástica al abrigo de los conventos capuchinos situados en las poblaciones de Calella-Pineda (llamada 'Dues Viles´), Girona, Valls y Vilanova de Cubelles. Recibió la orden del presbiterado en la capilla del palacio episcopal de Barcelona, el 24 de mayo de 1834, de manos del obispo Pedro MartÍnez. Al año siguiente se publicó el decreto de exclaustración de julio de 1835, promovido por el sectario gobierno de Mendizábal, en una sociedad en que se habÍa iniciado un proceso de descristianización. En estas circunstancias tan adversas para la vida religiosa, Josep Tous fue expulsado del convento barcelonés de Santa Madrona (situado en la Rambla, donde ahora está la Plaza Real), y fue encarcelado con sus hermanos de comunidad, y otros religiosos de Barcelona, en las Drassanes primero, y luego, en el castillo de Montjuïc. Aquel verano de 1835, en un clima de gran incertidumbre, en el que se cernían fuertes interrogantes sobre el futuro inmediato de los frailes y monjes que habían sido forzados a exclaustrarse por una injusta disposición gubernamental, el P. Tous se mantuvo fiel y perseverante, firme en la fe y en su confianza en Dios, un binomio intenso que marcará todo su dinamismo sacerdotal.

Terminado el tiempo de su detención en Montjuïc, en agosto de 1835, el P. Tous obtuvo un pasaporte que le permitía salir de España. En septiembre fue a Perpiñán y Montpellier, y tras ser acogido en varios conventos capuchinos de Francia e Italia, permaneció un tiempo en Garessio (al norte de Italia). Luego, desde agosto de 1836 hasta febrero de 1837, se estableció en Chambery. Tras una estancia en Marsella, y conseguidas las licencias para predicar, fijó su residencia en Toulouse el año 1838, donde hizo de capellán de las monjas benedictinas. Allí permaneció hasta el 1843, cuando resolvió volver a Cataluña.

En Barcelona aún regía la exclaustración, y la restauración de la vida conventual se veía aún muy lejana, por eso Josep Tous estableció su residencia en la calle Tantarantana, desde donde colaboró pastoralmente con la vecina iglesia de Santa María del Mar. Algún tiempo después ejerció de coadjutor en Esparraguera (1845-1848) y, finalmente, fue adscrito a la parroquia barcelonesa de San Francisco de Paula, residiendo en la calle de las Basses de Sant Pere, muy cerca de donde, a finales del año 1884, sus hermanos capuchinos situarían el primer establecimiento de su restauración en Barcelona, en el pequeño santuario de la Virgen de la Ayuda. El P. Tous no pudo verlo en vida, hacía una docena de años que habÍa fallecido como exclaustrado capuchino, sin haberse podido reintegrar a la vida conventual.

Durante esta etapa pastoral al servicio de la parroquia de San Francisco de Paula, fue creciendo su fama de santidad entre los que le trataban. Descubrían en él un sacerdote de gran fidelidad, dispuesto en todo momento al servicio, un eclesiástico discreto y humilde, marcado por una gran piedad que había cultivado, día a día, desde el tiempo de su noviciado en los capuchinos de Santa Eulalia de Sarriá.

 

Fundador de las capuchinas de la Divina Pastora

A pesar de las dificultades que comportaba la exclaustración, Josep Tous vivió siempre como religioso capuchino. Mantuvo su fidelidad a los votos religiosos y renunció a las comodidades que podía ofrecerle la vida familiar; privadamente, practicaba la Regla franciscana y cumplía todas las observancias que formaban parte de su compromiso de vida como fraile menor capuchino, en una hermosa experiencia de vivir la santidad en la vida cotidiana. En este mismo sentido, cuando el P. Tous fundó su instituto religioso, se esforzó para que también sus monjas vivieran de forma similar una vida bien franciscana según la tradición capuchina.

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El P. Tous, era consciente de la descristianización y falta de formación religiosa que sufrían las jóvenes. Contando, pues, con la colaboración de algunas penitentes más asiduas, puso las bases de la fundación de un nuevo instituto religioso. En efecto, el día 27 de mayo de 1850, con el beneplácito del obispo de Vic, Luciano Casadevall, Josep Tous fundó en la población de Ripoll el Instituto de Terciarias Capuchinas de la Divina Pastora (actualmente capuchinas de la Madre del Divino Pastor), dedicadas a la formación cristiana de los niños, especialmente chicas.

La vida y expansión de las primeras capuchinas (Isabel Jubal, Marta Suñol, Remei Palos y, algo más tarde, Maria Anna Mogas) ha sido ampliamente estudiada por los reverendos Ernest Ros Leconte y Ernest Zaragoza Pascual, con documentados y rigurosos estudios históricos que manifiestan la fuerte irradiación de las primeras capuchinas del P. Tous en las poblaciones de Capellades, Ciempozuelos, Sant Quirze de Besora, Igualada...

Gracias a estos investigadores, hoy sabemos que Josep Tous empleó todo tipo de esfuerzos en la consolidación de esta nueva congregación que fundó en unos tiempos harto difíciles; esfuerzos que mantuvo tenazmente hasta el mismo momento de su muerte (ocurrida en olor de santidad, el día 27 de febrero de 1871), mientras celebraba la Eucaristía para las monjas y alumnos del colegio de la calle Jonqueres de Barcelona.

En 1865, el P. Josep Tous aceptó, a petición del obispo de Daulia, Josep Benet Serra, una fundación de capuchinas de la Divina Pastora en la población madrileña de Ciempozuelos. Estuvieron allí destinadas cuatro religiosas, encabezadas por Maria Anna Mogas (beatificada el 6 de octubre de 1996); una gran mujer de sensibilidad muy privilegiada, pero que no acababa de ligar con el ideario de las capuchinas del P. Tous. En julio de 1872, las religiosas de Ciempozuelos, alejadas del fundador y dedicadas a unas tareas que no armonizaban bien con el espíritu fundacional del P. Josep Tous, acabaron estructurándose, de la mano de la madre Mogas, en una nueva congregación religiosa, llamada 'Franciscanas de la Divina Pastora´.

Esta primera expansión del Instituto fuera de Cataluña, que no llegó a cuajar como esperaba, fue una dura prueba para el piadoso capuchino, que en su corazón sacerdotal tuvo que sufrir, en un silencio oblativo, el fracaso de su primer intento, que manifestaba diciendo: 'aunque todo esté oscuro, hay que ser fiel a Dios y fiel a los hombres´.

El P. Tous no tenía el propósito de fundar un instituto religioso innovador, se limitó a adecuar la Regla de Santa Clara y las Constituciones capuchinas de la beata barcelonesa Maria Àngela Astorch (1592-1665) a una nueva generación de religiosas capuchinas que, uniendo la contemplación a la acción apostólica, se dedicaran de lleno a la formación cristiana de los niños. Esta genial intuición del P. Tous pervive hasta hoy en la vida y el apostolado de las religiosas que él fundó, empeñadas hoy, con más fuerza que nunca, en evangelizar el corazón de los jóvenes en una sociedad mucho más descristianizada.

 

La proyección espiritual del P. Tous

La formación espiritual, de cuño franciscano, que desde el año 1827 el P. Josep Tous adquirió al amparo del noviciado, marcó con profundidad su consagración religiosa y posterior dedicación sacerdotal. El P. Tous pasó los años difíciles de image-1097d3b5a65cc5cdf079e724dd3635f4la exclaustración propagando desde la predicación los contenidos del ideario franciscano: la Paz y el Bien según la tradición capuchina.

En este año jubilar sacerdotal, vivido eclesialmente en todo el mundo, cabe señalar que el nuevo beato Josep Tous vivió plenamente, y con un gran compromiso de fidelidad, su sacerdocio. En la última etapa de su vida, cada día celebraba la Santa Misa a las 7.30 de la mañana en la capilla del colegio que las religiosas 'Terciarias Capuchinas de la Divina Pastora´ regían en el núm. 1 de la calle Jonqueres de Barcelona. Las dificultades de consolidación y primera expansión del Instituto religioso que el P. Tous había fundado en 1850 le causaba una solícita preocupación. Y era el Cristo pobre, humilde y crucificado, a quien diariamente se asociaba en el Santo Sacrificio, quien llenaba de serenidad y paz su sensible corazón sacerdotal, tan afinado en el don de discernimiento y consejo, y tan lleno de bondad.

El P. Tous vivía en todo momento muy atento a la presencia de Dios, a quien servía y amaba con exquisita fidelidad en el ejercicio del ministerio sacerdotal. La vida y obra del P. Tous la vemos bellamente modelada por su gran bondad y, sobre todo, sellada por una indeclinable fidelidad al carisma franciscano y a la tradición capuchina, tal como puso de relieve un buen amigo suyo, el P. Josep d´Alpens (un popularísimo capuchino que aparece en algunas obras de Salvador Espriu). Josep d´Alpens manifestó que el P. Tous “era un religioso escrupulosamente observante de las santas reglas que había profesado” y que “a pesar de su exclaustración, vivía como si estuviera en el claustro”, llevando una vida de recogimiento y austeridad.

La peculiar sensibilidad y espíritu de servicio de Josep Tous ha sido glosada por la hermana Trinidad Peiró, capuchina de la Madre del Divino Pastor, estudiosa de la proyección espiritual del nuevo beato Josep Tous y una gran animadora del proceso de beatificación del P. Tous. Esta religiosa ha escrito que, ya desde el tiempo del noviciado, la vida religiosa y sacerdotal de Josep Tous se distinguió por una exquisita fidelidad a la vocación manifestada por una dedicación, muy constante y generosa, al estudio y a la oración.

 La Iglesia ha visto en el capuchino Josep Tous un modelo de perseverancia a imitar, un testimonio de fidelidad, pues en las circunstancias más adversas, se mantuvo en todo momento fiel a Dios y a los hermanos, desde un compromiso sacerdotal, en buena parte dedicado a 'derramar en los corazones aún tiernos de los niños los santos y devotos afectos que Dios nos comunica a través de la oración´. Que el nuevo beato –de quien el próximo año, 2011, celebraremos el bicentenario de su nacimiento–, ayude a la Iglesia en nuestro país con su poderosa intercesión, especialmente cuando la invoquemos en la memoria anual del 27 de mayo, que coincide con el aniversario de la primera fundación de las capuchinas de la Divina Pastora en Ripoll.

Fray Valentí Serra de Manresa

OFMCap, Archivero de los capuchinos de Cataluña

  • 11 enero 2011
  • Fra Valentí Serra de Manresa
  • Número 37

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