Archivo > Número 37

Diccionario de Filosofía

Ángel Luis González (ed.)

EUNSA

Pamplona, 2010

1.180 pág.

 

El lugar donde mejor encontramos la explicación de la estructura de un libro de estas características, es precisamente en el prólogo, o en la presentación, como prefiere llamar el coordinador a su introducción.

image-cdb5d0623c760e1420925a4ab6129213Así, la idea central que ha guiado la elaboración de este Diccionario, es facilitar un instrumento auxiliar, tanto para el trabajo del profesor, como para los que se inician en el estudio de la filosofía. En la presentación, su autor considera que, aunque el espíritu filosófico aspira precisamente a la visión global, a concepciones capaces de una síntesis de totalidad, sin embargo “el mundo de las ciencias filosóficas y disciplinas afines se ha hecho en los últimos cien años tan desmesuradamente abigarrado, que por fuerza se hacen necesarios instrumentos que ayuden, al menos inicialmente, a situarse, a comenzar (...), a orientarse en las diversas áreas de la filosofía”. E, igualmente, permitan acercarse a las grandes concepciones que a lo largo de la historia han surgido como consecuencia “de ese peculiar trabajo que se denomina filosofía”.

El Diccionario es fruto de la colaboración de un conjunto de profesores (la mayoría de ellos en distintas Universidades, y todos Doctores en Filosofía) a quienes se pidió que delimitasen la materia, la temática y área del saber filosófico, que se considerasen imprescindibles, y del modo más abarcante posible. El resultado son 296 voces. La longitud de los artículos se mantiene en un equilibrado término medio (entre 4 y 6 páginas), sin que impida alargarse cuando lo piden las características particulares de la materia.

Hace notar, también, que cada voz aspira “a ser un comienzo para posteriores estudios o profundizaciones”, y que aunque las voces tratan de conceptos o términos, “las referencias a la historia de la filosofía son muy numerosas”, con profusión de citas de los autores clásicos y modernos. Es interesante el enfoque de la Bibliografía, que se centra en abrir líneas de ampliación o investigación. En efecto, señala que “se ha procurado registrar al final de cada voz (...) un elenco de trabajos (monografías y, en su caso, artículos de revista especializada), buscando orientar al lector en orden a “ulteriores trabajos de mayor profundización filosófica”. Y es lógico prever que, en esos trabajos, el lector encontrará, a su vez, la referencia a obras básicas acerca de la materia en cuestión.

El presente Diccionario pretende aportar un enfoque diverso al de otros existentes hace ya largo tiempo. En concreto, cita el Diccionario de Filosofía, de Ferrater Mora, y el Léxico Filosófico, de Millán-Puelles, indicando que el presente Diccionario no aporta “voces de autores como el primero (...) y es menos temático que el segundo”. Por otra parte, señala –como una cierta novedad diferenciadora– que ha resultado muy útil tener en cuenta la actualidad de los problemas que han considerado que debían abordarse, y los términos elegidos.

Respecto a la contextura científica –filosófica– y expositiva de las voces, considerando que el objetivo es facilitar una introducción a los temas, en nuestra opinión, se ha logrado de modo suficiente y con notable calidad. De todos modos, la valoración dependerá, naturalmente, de la preparación en la materia de cada lector.

En resumen, una obra que resulta, sin duda, muy adecuada y útil en orden a los objetivos que han guiado su elaboración. 

Ferran Rodríguez

  • 11 enero 2011
  • Ángel Luis González
  • Número 37

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