Archivo > Número 35

Trabajar con buen humor. En la empresa y siempre

Salvatore Moccia y Tomás Trigo

Editorial Eunsa

Pamplona 2009

200 pág.


En la presentación de este libro, Carlos Cavallé, Presidente del Social Trends Institute y ex-Director General del IESE, considera que esta obra “es un libro sobre el hombre y su dimensión más profunda, el corazón.” (p. 15) Sí, image-42152b5204e6c8f64f7b879f767aa2b9pero también y sobre todo, es un libro con un objetivo muy práctico que queda reflejado en su título: que la gente sepa trabajar con buen humor. Sin duda, un gran objetivo. Se propone, además, que las empresas estén impregnadas de buen humor.

Los autores llegan incluso a sugerir un modelo de “empresa del buen humor”, que definen como “una empresa compuesta por personas con unos valores que le otorgan la madurez necesaria para estar habitualmente alegres, para tener buen humor e ilusión para el trabajo, y contagiar estas actitudes a los demás.” (p. 119). Se trata de una empresa determinada por personas con buen humor y un ambiente organizativo adecuado (p. 26). Esto significa: a) contar con personas que están habitualmente alegres, que tienen ilusión por su trabajo y lo contagian a los demás, y que gestionan la empresa con actitud de resolver los problemas en lugar de crear otros nuevos, c) saber aprovechar todo lo que sea bueno y positivo, d) no asustarse ante los dificultades ni ante los defectos de los demás, y e) buscar siempre con iniciativa el modo de poner las cosas en orden (p. 26).

Algún cínico puede preguntarse dónde está esa empresa. Los autores no responden a esta pregunta, pero sí presentan abundantes argumentos que hacen pensar que una empresa así es altamente deseable por motivos humanos y también económicos. Pero, al margen de lo que pueda afirmar el cínico, estoy convencido de que muchos, en igualdad de condiciones o incluso algo peores, elegirían para trabajar una empresa que, por lo menos, se aproxime al ideal de la “empresa del buen humor”.

Se sugiere que la empresa del buen humor ha de tener buenos resultados económicos. Sin embargo, la empresa propuesta es, ante todo, una empresa orientada al bien común: “este modelo de empresa –se afirma nítidamente– no tiene como bien directo el enriquecimiento económico de la empresa, sino el bien común de todos.” (p. 132) Lejos queda, pues, este modelo de aquel otro que considera la empresa exclusivamente orientada a los beneficios o a generar valor para el accionista. Por el contrario, está muy cerca de la doctrina social de la Iglesia, que ve los beneficios como algo necesario pero ordenado a fines superiores relacionados con las personas y con el bien común.

El libro contiene abundante bibliografía, no sólo de carácter ético y moral, sino también tomada del management y de estudios más o menos recientes de psicología y sociología empresarial. Pero la inspiración de la obra no viene de estas fuentes, ni de ninguna intuición genial, sino de algo que sorprende al lector: la “oración del buen humor” compuesta por Santo Tomás Moro. Lo declaran explícitamente los autores, añadiendo algo muy significativo: “Pensamos que en ella [en esta oración] se contienen los valores más relevantes para realizar con buen humor el trabajo profesional, sea el que sea, como directivo de una empresa o como empleado.” (p. 58).

Oración del buen humor (Santo Tomás Moro)

Concédeme, Señor, una buena digestión,

Y también algo que digerir.

Concédeme la salud del cuerpo,

con el buen humor necesario

para mantenerla.

Dame, Señor, un alma santa.

Que sepa aprovechar

lo que es bueno y puro,

para que no me asuste ante el pecado,

sino que encuentre el modo

de poner las cosas de nuevo en orden.

Concédeme un alma que no conozca

el aburrimiento, las murmuraciones,

los suspiros, los lamentos,

y no permitas que sufra excesivamente

por ese ser tan dominante que se llama: YO.

Dame, Señor, el sentido del humor.

Concédeme la gracia

de comprender las bromas,

para que conozca en la vida

un poco de alegría

y pueda comunicársela a los demás.
Amén.

 

 El capítulo 3 del libro, que reflexiona sobre esta oración, es a mi juicio una valiosa aportación a la espiritualidad en dirección de empresas –hoy una materia en auge– y, en general, para la espiritualidad del trabajo, entendida en su sentido más amplio. Este capítulo está precedido de interesantes consideraciones, sobre la felicidad en la vida personal, y más concretamente en la actividad laboral. A partir de los “valores relevantes”, descubiertos en la oración del buen humor, en el capítulo 4, se propone la ya mencionada “empresa del buen humor”. Con ello concluye la primera parte del libro.

En la segunda parte (capítulos 5 al 8) los autores presentan la importancia de los valores en la actividad económica, y en particular en la gestión de la calidad total y en el liderazgo, así como la relación existente entre valores e inteligencia emocional. Es una buena recopilación bibliográfica, bien sintetizada, aunque la idea de trabajar con buen humor, tan bien desarrollada en la primera parte, está sólo indirectamente presente en esta segunda mitad.

El libro está bien escrito y es de fácil lectura, con sugerentes recuadros que resaltan algunas ideas claves. Aporta también, al final de la obra, un interesante test sobre el buen humor en el trabajo para autoevaluación personal del lector. Es un libro recomendable tanto para profesionales y directivos como para quienes deban orientarles. Les ayudará a descubrir nuevas dimensiones del trabajo, a adentrarse en el conocimiento de las posibilidades de crecimiento interior de la persona humana, y a ser más felices en el trabajo.

En el Epílogo, Fernando de Rosa Torner, vicepresidente del Consejo General del Poder Judicial, presenta una experiencia personal, que en buena medida comparto, obtenida al leer las páginas de este pequeño gran libro: “encontré en ellas una lección de vida, cuestiones en las que a veces injustamente no reparamos por cotidianas, un reto para vivirlas, un camino de búsqueda personal hacia la verdadera felicidad.” (p. 184)

Domènec Melé

  • 08 julio 2010
  • Salvatore Moccia y Tomás Trigo
  • Número 35

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