Archivo > Número 34

Los que nos han precedido

Joan Carrera Planas

Editorial Mediterrània

Barcelona 2009

292 pág.

 

A raíz del homenaje que se ha celebrado en Santa Maria del Mar, recordando a Mons. Joan Carrera en el primer aniversario de su fallecimiento y paso a la Casa del Padre eterno, ha salido publicado su libro póstumo titulado "Los que nos han precedido". Mons. Joan Carrera fue sacerdote cien por cien, y se implicó con toda el alma en muchas y diversas tareas eclesiales. Su trabajo image-6d49392a7ab138b9876cc83517c89ebcpastoral fue bien conocido en toda Catalunya, ya que se movió en ambientes muy variados. Su talante dialogante, acogedor, comprensivo, inteligente... hizo que fuera bien recibido por todos: el mundo de la prensa, de la política, de la literatura, de la cultura... Y no digamos entre universitarios y obreros, tanto en los diversos apostolados sociales como en los grupos de las parroquias que le encomendaron... De ahí la multitud de participantes en este acto organizado por el Grupo Sant Jordi, con asistencia no sólo de autoridades religiosas y civiles, sino sobre todo de amigos, compañeros sacerdotes, laicos creyentes y no creyentes, religiosos y religiosas... Uno de los más significativos asistentes fue el expresidente de la Generalitat, el Honorable Jordi Pujol, que, entre otras cosas, recomendó la atenta lectura del libro póstumo del obispo Carrera, publicado por la Editorial Mediterrània.

Jordi Pujol dijo que la obra contiene cerca de ochenta cortos retratos de personalidades catalanas de los ambientes que el obispo auxiliar frecuentó a lo largo de su vida, desde la infancia hasta su final. Recuerda en el libro a aquellos que "le han precedido" y que ya han hecho el último viaje –el que todos hemos hacer–, el de la muerte. Así pues, a raíz de acontecimientos luctuosos o de algunos aniversarios señalados, Mons. Joan Carrera escribió, a grandes rasgos y muy acertadamente, precisos y preciosos retratos de cada uno de los hombres y mujeres que le acompañaron en vida y que, para él, fueron ejemplo de fortaleza y coherencia de vida y de fe. Mons. Carrera los tuvo a todos como amigos. Así lo manifestaba el expresidente de la Generalitat, diciendo: "Joan Carrera nos habla del tesoro de ser cristiano y catalán; unos activos que son garantía de futuro si no se encierran en el armario". Según Jordi Pujol, ningún pueblo sólido debe dudar de sí mismo por la debilidad de unos cuantos, y Mons. Carrera –como también se detecta en el libro citado– siempre esperó en el país y en sus hombres. "Que el magisterio de Juan Carrera no se acabe, que sostenga a nuestra Iglesia y a nuestro pueblo."

Efectivamente, la obra "Los que nos han precedido" es una recopilación –muy querida por nuestro obispo auxiliar para publicarla en vida lo antes posible, cuando de repente enfermó gravemente, hará un año, predicando a futuros sacerdotes diocesanos en la Casa de Ejercicios de El Miracle– que muestra el profundo grado de conocimiento personal que poseía Joan Carrera de todo el mundo cultural, social, familiar, religioso, eclesial, político... catalán y universal. En el prólogo de la obra, Enric Puig comenta que esta recopilación de semblanzas procede de los escritos publicados en “Catalunya Cristiana", a raíz del fallecimiento de personas con quienes había compartido "oración, esperanzas, lucha, ideales...". Hombres y mujeres que había admirado, añorándolos en aquellos momentos por haberlos perdido, aunque, como se ve claramente, también agradecía al buen Dios el hecho de haberlos conocido, tratado como amigos, o bien porque los consideró sus maestros a lo largo de las diferentes etapas de su formación como sacerdote.

Y lo hace con un estilo claro, sencillo y amable a la vez. En el libro se puede seguir las fuentes en que Joan Carrera bebió desde muy pronto y también cuál fue el talante que lo llevó hacia un compromiso de Amor hacia los más necesitados de doctrina, de ayuda humana y de comprensión. Entre las personas que destaca tenemos algunos que le precedieron, influyéndolo poderosamente –aunque personalmente no los conoció–, como fueron San José Oriol, los obispos Morgades, Torras i Bages, los cardenales Vives y Tutó y Vidal i Barraquer, los escritores Jacint Verdaguer y Joaquim Ruyra, el arquitecto Gaudí, el político y gran cristiano Carrasco i Formiguera, de los cuales habla con gran entusiasmo y patente estimación; otras páginas las dedica a otros hombres de Iglesia –como han sido los Papas Juan XXIII y Juan Pablo II, los cardenales Jubany, Tarancón, Hume y Lustiger, los obispos Modrego, Masnou, Pont i Gol, Torrella, los sacerdotes Joseph Cardijn y Marechal, que le ilustraron en el apostolado obrero, Carles Cardó, Pedro Ribot, Miquel Batllori–, de los ambientes literarios franceses son destacados Raïssa Maritain y Saint-Exupéry, de los cuales tradujo dos importantes obras, otros escritores como Blai Bonet, Joan Sales, Joan Teixidor, los poetas Espriu y Pere Quart; filósofos de la talla de Jean Guitton y Aranguren. Siguen bastantes sacerdotes, compañeros o no, pero que en Cataluña dejaron una buena huella –como el beato Pere Tarrés, Joan Cortinas, Jaume Busquet, Luigi Guissani–; también hombres y mujeres santos a escala mundial –como Charles de Foucauld, Teresa de Calcuta , Roger Schutz y Josep Samsó–; personajes entrañables como fueron el humorista Capri o el gitano Manuel Alunda, el "tío Manolo", cada uno en su contexto del teatro y del Campo de la Bota, y muchos otros más, cuya cita se nos haría demasiado larga.

Como se puede comprobar mediante la lectura pausada del libro, Mons. Carrera mantuvo siempre una mirada atenta hacia hombres y mujeres que tuvieron una relación especial en su formación y trabajo, y un recuerdo especial para cada uno de ellos a la hora de la muerte. Por lo que dice y reflexiona, nuestro obispo se ve cómo profundizó en personajes que sirvieron a la Iglesia desde una visión más o menos polémica –como fueron La Pira, Joan García-Nieto, Martín Descalzo, Joan Gomis o Gerardi– por el hecho, tal vez, de actuar desde posturas fronterizas de acuerdo con la época que vivieron, o bien que, como en algunos casos, discreparon de la Iglesia –Tierno Galván, Enrico Berlinguer–, pero siempre con un gran respeto. También tiene un apunte para los que le acompañaron en la aventura de la editorial Nova Terra o de las revistas o emisoras diocesanas, en los apostolados obreros de la JOC, etc. En resumen, en toda clase de ambientes intelectuales, culturales, sociales y religiosos.

Tenemos, con este último libro –escrito en un lenguaje sencillo, elegante y profundo a la vez– un buen recuerdo de quien sirvió fielmente, como sacerdote, escritor y obispo, a la Iglesia en Cataluña: Monseñor Joan Carrera Planas.

Josep Vall i Mundó

  • 22 marzo 2010
  • Joan Carrera Planas
  • Número 34

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