Archivo > Número 34

El origen catalán de la primera versión en hebreo de los cuatro evangelios

Con el título de «Los evangelios en hebreo traducidos del catalán», el profesor de la Universidad Ben Gurion del Negev (Beerxeva), Dr. Harvey Hames, el 26 de noviembre de 2009, pronunció una conferencia en la Universidad de Barcelona patrocinada por la Asociació Bíblica de Catalunya, el Institut de Estudis Món Juïc y la Societat Catalana de Estudis Hebraics. El ponente fue presentado por el Dr. Pere Casanelles i Bassols, presidente de la mencionada sociedad de estudios hebraicos, y autor de la traducción al catalán de la conferencia que se repartió al numeroso auditorio.

El Dr. Hames comenzó pasando revista a las noticias y estudios existentes de las traducciones medievales del Nuevo Testamento al hebreo, más o menos fragmentarias y que a menudo se encuentran en contextos polémicos de defensa de la fe judía contra la fe cristiana. Destacó entre ellas la versión completa que, con esta finalidad, hizo Xem Tob ben Yitshaq ibn Xaprut del evangelio de San Mateo, poco antes de los gravísimos disturbios que en el año 1391 se extendieron casi a toda España. Según apuntó el Dr. Hames, esta traducción refleja muy bien la situación de los judíos en aquellas circunstancias y la presión creciente que les empujaba a dejarse convencer para hacerse cristianos.

La primera versión al hebreo de los cuatro evangelios que nos ha llegado es del siglo XV y no tiene carácter polémico alguno. Se conserva en la Biblioteca Apostólica Vaticana. Apoyándose en algunas citas de investigadores antiguos y image-36474fa6b7e0ef2cfb4e05acda1c0611modernos, el Dr. Hames defendió en su parlamento que esta traducción no fue hecha desde la Vulgata latina, sino a partir de una versión catalana estrechamente emparentada con la que se conoce con el nombre de «Biblia del siglo XIV», que es la primera traducción que tenemos de toda la Biblia al catalán. Esta versión debió finalizarse hacia el año 1370, aunque, al parecer, los evangelios y los salmos están basados en traducciones catalanas anteriores, de principios de aquel siglo. Ese códice [la Biblia del siglo XIV] se conserva en la Biblioteca Nacional de París y, desde hace varios años, viene siendo publicada por la Asociación Bíblica de Cataluña.

El Dr. Hames dedicó el cuerpo central de su conferencia a demostrar la validez de su hipótesis, que avaló con las siguientes razones:

–Por una parte, las introducciones de la versión hebrea a cada uno de los cuatro evangelios se apartan más o menos de las de la Vulgata, para coincidir, en cambio, con las de la versión catalana del siglo XIV.

–Por otra parte, dentro del mismo texto de los evangelios se dan bastantes casos en que el traductor, al no hallar la palabra hebrea adecuada, emplea en su lugar un término catalán transliterado en caracteres hebreos, por ejemplo: «sereu escandalitzats», tres veces (Mt 26, 31-33); «dormía enpupa», [en la popa] (Mc 4, 33); «un mantell de sendat vermell»  [un manto de cendal rojo] (Mt 27, 28).

–También debe señalarse que la estructura de las frases se aparta a menudo del estilo propio del hebreo, reflejando, en cambio, una construcción sintáctica catalana.

–Otra particularidad: el traductor no usa la Biblia hebrea para las citas literales. Las referencias de los evangelios al Antiguo Testamento, incluso las más explícitas («como dice la Escritura»), son “retraducidas” del catalán al hebreo, en vez de utilizar el texto original que se leía en las sinagogas. Es indudable que en el caso de que el traductor hubiera sido un judío o un converso, habría conocido el texto masorético, entre otras cosas, porque el hebreo no era entonces una lengua hablada, y los judíos la aprendían precisamente leyendo la Biblia.

–Además, su forma de entender y “retraducir” las expresiones que se refieren a la profecía de una virgen y  Emmanuel (por ejemplo, Mt 1, 23, citando Is 7, 14) es característica de los cristianos y contradicha por los judíos.

Se deduce, pues, que  si el autor no parece ser ni judío ni converso, debe ser hombre de raíces cristianas. Y es muy posible, aunque esto sea sólo una conjetura, que aquella traducción hebrea de los cuatro Evangelios, fue concebida como un instrumento para facilitar la formación de los conversos o, tal vez,  para favorecer su proselitismo entre los judíos.

En resumen, el Dr. Hames afirmó que la versión más antigua que conocemos de los cuatro evangelios al hebreo fue ciertamente elaborada sobre la versión catalana de un manuscrito anterior y cercano al conservado en París, y ésta es su aportación fundamental, de un interés indudable. Avanzó algunas hipótesis sobre la identidad del traductor y sus motivos. Y terminó subrayando que esta versión al hebreo, al dar fe de la existencia de manuscritos catalanes de los evangelios anteriores al de París, «puede ser utilizado con provecho para conocer mejor el proceso de transmisión y traducción de los evangelios del latín al catalán».

Enric Moliné

Doctor en Teología

  • 16 marzo 2010
  • Enric Moliné
  • Número 34

Comparte esta entrada