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Catecismo ''Jesús es el Señor''. X.Romero

El miércoles día 1 de Julio, dentro de los actos de las VIII Jornadas Interdiocesanas de catequesis, programadas por el Secretariado Interdiocesano de Catequesis de Cataluña y las Islas Baleares, fue presentado el catecismo "Jesús es el Señor", en la Sala de Actos (Aula Magna) del Seminario Conciliar de Barcelona. Estaban presentes todas las diócesis de Catalunya con sus respectivos obispos o delegados, como expresión visible de comunión y de compromiso para introducir en sus respectivas Iglesias particulares este instrumento de la Conferencia Episcopal Española para la Iniciación sacramental. Se conseguía así un viejo ideal, que marca un hito histórico.

 

Historia catequética de un viejo ideal

¿La idea de un catecismo para toda Cataluña y el resto de España es un hecho nuevo o tiene raíces históricas en nuestro país?

Más allá del camino recorrido por las diócesis de Cataluña y las Islas Baleares con el Secretariado Interdiocesano de Catequesis (SIC), nuestra historia más pretérita ya se ocupó de este tema. En el s. XIX, Antonio M. Claret, consciente de la situación de pluralidad agotadora de catecismos –muchos, variados, diversos y dispersos–, escribe:

"El párroco enseña por el catecismo que ha adoptado, el padre de familia no pocas veces ha sido instruido por otro de diferente método, o que pregunta y responde de diverso modo, la madre, nacida quizá en distinto obispado, image-01cb7eb08b1f4352dea15a5c44babd97naturalmente lo enseña según allí se lo enseñaron a ella, los hijos van a la escuela, y el maestro los instruirá también a su modo, pero totalmente diferente; las hijas irán a la enseñanza en su respectiva escuela, y allí su maestra las instruirá por el catecismo que ella haya aprendido, y de ahí que es indispensable que resulte nada menos que una confusión idéntica a la de Babel " (1).

Por ello, una vez explicado e ilustrado el caos catequístico, pasa a la acción: el 10 de octubre de 1863 escribe a Pío IX solicitando la elaboración de un catecismo único, al menos a escala nacional (2).

El hecho fue más allá, llegó hasta el mismo Concilio del Vaticano, con la propuesta de elaborar un pequeño catecismo para toda la Iglesia. Así, el 14 de enero de 1870 se distribuye el esquema De confectione et usu unius parva catechismi pro universa Ecclesia. De hecho, una vez se terminó el Concilio, el esquema quedó aprobado en la sesión del 4 de mayo de 1870 por 491 votos favorables, 56 votos negativos y 44 modificacions (3). Pero, una vez terminado el Concilio de forma precipitada y muerte Claret, la ejecución de dicho catecismo cayó en el olvido.

En el siglo XX, la propuesta volvió a salir. Los Misioneros Hijos del Corazón de María, imprimieron en 1912 un folleto titulado Unidad del Catecismo en España y en América latina, donde piden a los prelados los prelados que se acepte el catecismo de la doctrina cristiana del P. Antonio Claret y sea declarado texto oficial por sus diòcesis (4). Poco más tarde, en el Primer Congreso catequístico de Valladolid, en 1913, se formula este compromiso:

"1º Siendo atribución de los señores obispos señalar para sus respectivas diócesis el texto del Catecismo, el Congreso Catequístico eleva respetuosamente a los Rvdmos. Prelados la ferviente súplica de que se dignen adoptar un Texto único para toda España" (5).

Con este deseo y la esperanza de que prosperara la solución de ver algún día el catecismo único, un gran catequista, Andrés Manjón, sacerdote y fundador de las Escuelas del Ave María, en el año 1915, en las "Hojas meramente catequistas del Ave-María", apunta algo muy lúcido respecto al catecismo único aplicable a nuestros días y que, salvo el tiempo en que se dijo, nos puede servir como aguijón para hacer diana con el nuevo catecismo, Jesús es el Señor:

"Ojalá que hubiera un catecismo para todos los cristianos, y que el Credo y el Padrenuestro, los Mandamientos y Sacramentos, que forman su esencia tuvieran una explicación breve y sencilla para todos los pueblos y en todas las lenguas, como lo aconsejan la unidad y universalidad del catecismo, la facilidad y frecuencia de cambios de domicilio y la utilidad de los catequista que hablan y escriben. Pero conste que ni en ese caso ni en ninguno otro habrá Catecismo que catequice sin Catequistas, y que en la formación de éstos y sus métodos y procedimientos está la inteligencia y fecundidad de la Doctrina cristiana, contando siempre como la gracia de Dios" (6).

Aunque se llevó el tema a Roma y que se puso manos a la obra para hacer el catecismo único, por diferentes circunstancias, se tuvo que interrumpir el trabajo de redacción, y el obispo Daniel Llorente, en su revista catequística, dirá: "[...] La publicación del Catecismo Universal obligatorio puede darse por aplazada sine die " (7).

La soñada realización del texto único universal o nacional quedó atascada durante años. Siempre con el deseo de que saliera adelante. Era una esperanza no alcanzada.

En una carta del 2 de abril de 1948, el arzobispo de Valencia dice al obispo Daniel Llorente:

"La Comisión Episcopal de Cultura Religiosa le ruega unánimemente que acepte la presidencia de la Comisión encargada de estudiar el asunto del catecismo único, y redactar en su día o aceptar, de los ya redactados, lo que proceda. Con absoluta libertad ".

Así pues, se creó una comisión, que a pesar de muchos problemas de fondo y de forma, sacó a la luz los tres grados para toda España. El primero salió a la luz, en 1954, el segundo en 1958 y el tercero en 1962.

Se alcanzaba así esta meta, pero con un siglo de atraso. El Concilio Vaticano II, en su profundización teológico y pastoral, propugnaba una nueva reflexión catequética, más querigmática, que dejará atrás estos catecismos anquilosados.

En 1994, el Dr. Joan Tusquets, pedagogo y catequeta, renovador de la catequesis en nuestro país, en la primera mitad del siglo XX, en una entrevista concedida a la revista del SIC, Catequesis, dijo:

"El hecho de que nosotros no tengamos, al cabo de cuarenta años del Concilio, un catecismo sencillo, pequeño, para que los padres puedan catequizar a sus hijos, es algo increíble" (8).

Pues bien, con este texto Jesús es el Señor se cumple, de forma renovada y actualizada, aquella vieja utopía. Tenemos un material sencillo, nada elevado, atento a los padres, al servicio de la iniciación cristiana de nuestros niños, que el secretariado de catequesis de Cataluña y las Islas Baleares ha sabido completar con un material subsidiario para seguir el catecismo, junto con una guía pedagógica sencilla y atractiva que ayudará sin duda a catequistas, padres y niños a conocer y a seguir comunicando la Buena Nueva de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Claves de fondos para el nuevo catecismo

La Iglesia de Cataluña y las Islas Baleares ha apostado por impulsar este libro de la fe para la catequesis. En este catecismo, Jesús es el Señor, se presenta lo más esencial de la fe para el crecimiento cristiano de nuestros niños.

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Este proyecto, ahora hecho realidad, responde a un largo camino también en nuestra tierra. Las diócesis catalanas y baleares, junto con el SIC (Secretariado Interdiocesano de Catequesis) han velado siempre por tener un camino, un itinerario de iniciación cristiana para nuestros niños, jóvenes y adultos. De hecho, fruto del Congreso de Catequesis y del Concilio Tarraconense, nació el Proyecto Global de Catequesis, que orienta la pastoral catequética en nuestra tierra. No hay duda, pues, que, bajo sus orientaciones, el material complementario en el catecismo, el cuaderno pedagógico, inculturizar este catecismo en nuestra tierra con mucho cuidado y con mucha sensibilidad pedagógica.

La naturaleza del texto

El catecismo Jesús es el Señor no es ni un libro de teología ni un libro de pedagogía, es un anuncio de Cristo y de lo más fundamental de la fe: el credo. De hecho, toda la narración y dinámica del texto gira en torno a él.

El lenguaje del catecismo

El catecismo busca la incorporación del niño al lenguaje de fe del Pueblo de Dios. Por lo tanto, desea que el niño se lo apropie, lo haga suyo, alcanzando el lenguaje común de los cristianos católicos, donde nos reconocemos en las palabras y los gestos que anuncian el mensaje de salvación de generación en generación.

Datos sobre el catecismo

Título: Jesús es el Señor.
Destinatarios: niños de 6 a 11 años.
Eje transversal: todo gira en torno al Credo.
Páginas: 167.

El catecismo y sus partes

· Los bloques

El catecismo está dividido en 10 bloques, y este bloques contienen los temas de catequesis. Algunos bloques incluyen un máximo de siete temas y un mínimo de tres.

Cada bloque se ilumina con una imagen o fotografía, como pórtico de entrada, y con el enunciado de los temas de cada bloque.

p. ej., [Bloque I:]

La Iglesia y los cristianos
[Temas]
1. Los cristianos
2. Somos una gran familia
3. Dios nos habla: la Palabra de Dios

· El tema

Cada tema queda expuesto en dos páginas, y encontramos seis elementos que armonizan el contenido: 1. El título. 2 Un enmarcado que anuncia el núcleo temático. 3. La narración. 4. Un dibujo que ilumina el tema. 5. La conclusión con una cita bíblica. 6. Una oración comunitaria, asumiendo lo aprendido en la sesión, y que, juntos, la ofrecemos al Señor.

· Conclusión de cada bloque
Cada bloque termina con un apartado titulado "Conocemos y vivimos la fe" con tres elementos:

1) Las palabras de la fe: con preguntas doctrinales que resumen el bloque temático. 2. Un dibujo expresivo, evocador para su lectura. 3. Una sección llamada: "La vida cristiana", donde pone en relación lo aprendido con la vida del niño.

Se cierra el catecismo con una especie de apéndice que ofrece "Las fórmulas de la fe", con preguntas y respuestas, y una sección llamada "Orar y celebrar", que condensa la fe, la celebración, la vida y la oración cristiana.

Este catecismo nace como una oportunidad para nuestras Iglesias, por eso tenemos que pedir a Dios y a los hermanos que con este catecismo pasemos de la pastoral de la sospecha a la pastoral de la comunión, para que muchos busquen a Cristo, encuentren a Cristo y lo amen , para vigorizar nuestras comunidades carentes de discípulos y sobradas de analistas.

Mn. Xavier Romero i Galdeano

Licenciado en teología catequética

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(1) Fragmento citado en LUIS RESINAS, La catequesis en España. La catequesis en el siglo XIX, Madrid, BAC, 1997, p. 578, nota 147.

(2) J. M. GIMÉNEZ, Un catecismo para la Iglesia universal, Pamplona, Eunsa, 1987, 76

(3) J. D. MANSI, Sacrorum Conciliorum nova et aplissima collectio, 50, 700-939, 449-471.

(4) A. IVARS, "La enseñanza catequística y el Catecismo del P. Pedro Vives ", en Archivo Iberoamericano, 18 (1922) p. 94-95.

(5) Crónica Oficial del Primer Congreso Catequístico Nacional Español, Valladolid, Martín, 1913. v. 2, p. 415.

(6) A. MANJÓN, El Catequista. Hojas meramente catequistas del Ave-María, Alcalá, Inst. Penitenciarias, 1946, XVI.

(7) D. LLORENTE, "El texto del Catecismo", en Revista Catequística 21 (1930) 166.

 

(8) CARLES RIERA, "Una conversación con mosén Joan Tusquets", en Catequesis, 119 (1994) p. 12-14. Aquí, p. 12.

  • 10 diciembre 2009
  • Xavier Romero i Galdeano
  • Número 33

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