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Cosmologies actuals i fe cristiana

 

Francesc Nicolau i Pous

Editorial Claret

Barcelona, 2008

242 pág.

 

Desde la publicación en 1985 de Origen y estructura del universo, el Dr. Nicolau nos ha ido presentando diversos títulos que han puesto al alcance de todo el mundo las investigaciones científicas sobre Astronomía, Física y otras image-80d48a2ea14fcdc7753dfd0b42f5ad6cciencias. Esta reciente publicación nos ofrece un nuevo resumen divulgativo actualizado sobre el origen y evolución del universo. No sólo es una exposición de lo que han dicho y dicen los cosmólogos, sino que se hace también una reflexión desde la fe cristiana, respondiendo así el contenido del libro a lo que anuncia su título: Cosmologías actuales y fe cristiana.

Después de hacer, en los primeros capítulos, un breve repaso de la historia de la Astronomía y la Astrofísica, desde las ideas cosmológicas de los antiguos hasta Einstein a inicios del S. XX, pasando por los hallazgos y aportaciones de autores como Copérnico, Kepler, Newton y Laplace, entre otros, se llega a lo que podríamos llamar el inicio de la cosmología científica sistemática, cuando se plantea la pregunta fundamental: ¿qué se puede decir desde el punto de vista científico del origen de todo el universo?

Unos cuantos capítulos dedicados a A. Einstein y su obra científica nos van introduciendo en lo que es la cosmología actual. Con un estilo siempre llano y asequible a los profanos en estas materias, se nos explica la teoría del Big Bang y otras ideas cosmológicas, hasta llegar a las teorías más recientes sobre los «agujeros negros» y las posibles evoluciones del universo. Se nos hace ver también cómo algunos de los modelos del universo que actualmente proponen los científicos, a pesar de tener un fuerte aparato matemático no son más que teorías que, hoy por hoy, no tienen ninguna comprobación experimental.

El autor hace notar cómo algunos hombres de ciencia buscaban modelos cosmológicos alternativos al del Big Bang no tanto por motivos científicos sino por el hecho de que el Big Bang parece dar apoyo a un Dios Creador: «a veces, van con más prejuicios los ateos que los creyentes, que saben de sobra el que la verdad de la ciencia no puede contradecir la Verdad de Dios.» (pág. 178)

Los últimos capítulos nos hablan de que una reflexión razonada sobre lo que nos dice la cosmología actual lleva al conocimiento de Dios Creador. Es cierto que la ciencia sola no llegará hasta Dios, porque el objeto de las ciencias positivas es sólo aquello que se puede observar y experimentar, y Dios es trascendente. Pero también es cierto que la inteligencia humana –que indudablemente tiene el científico– no se encuentra limitada por las cosas sensibles, y así por la reflexión filosófica a partir de los datos científicos se puede conocer a Dios.

Santo Tomás de Aquino ya elaboró una teología cristiana de la creación basada no en el comienzo del mundo (que sólo conocemos por la fe) sino en la contingencia del mundo, es decir, en su incapacidad para existir por sí mismo.

En conclusión, lo que los cosmólogos actuales dicen sobre el origen y estructura del universo no está en contradicción con la fe cristiana en absoluto. «Muchas veces se ha dicho que la ciencia se opone a la religión. Pensamos que sería mejor decir: 'Ha habido (y hay) científicos que se oponen a la religión» (pág. 231).

Hay también, claro está, bastantes científicos creyentes. Es eso lo que expone el libro en sus últimas páginas, citando autores como el sacerdote Georges Lemaître, precursor de la teoría del Big Bang, Tsevi Mazeh, astrónomo de religión judía, y Marcelo Gleiser, profesor de física, que escribía en un artículo publicado en el 2001: «La ciencia, al menos tal como hoy la entendemos, no puede responder a preguntas sobre su propio origen: no sabemos por qué el Universo funciona según las leyes que hemos descubierto y no según otras. Esta insuficiencia, que es consustancial a la tarea científica, abre la vía a una nueva forma de complementariedad entre la ciencia y la religión; la finalidad de ésta no es llenar las lagunas del saber científico, sino actuar como una fuerza generadora de la inspiración científica» (pág. 234).

En resumidas cuentas, un libro que se hace grato de leer y que será provechoso tanto para los interesados en la ciencia como para aquellos que tienen interés en mostrar la armonía entre fe y razón. 

Manel Mallol Pratginestós

 

  • 31 agosto 2009
  • Francesc Nicolau i Pous
  • Número 32

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